viernes, abril 21, 2017

Kryon por Lee Carroll - Mensaje Nº3 en Monument Valley - Monument Valley, Utah, 12 - 18 de abril de 2017










Canalización de Kryon por Lee Carroll
en Monument Valley, Utah, 12 - 18 de abril de 2017


Nº 3


Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.

En esta tercera canalización el mensaje sigue siendo sobre Gaia. Para el que escucha: pronto se pondrá el sol, y el grupo a mi alrededor, algunos parados, otros sentados, disfrutan de lo que todavía es el Valle de los Monumentos y lo seguirá siendo unos pocos días más.

Queridos, estos mensajes no son largos, porque quiero que sean un punto al final del día, casi una bendición (N.T. usa la palabra inglesa "benediction", que es una bendición sacramental, a diferencia de la más usual "blessing") que ustedes recuerden, y dejar que la enseñanza principal sea durante el día. Para hacer esto correctamente, necesito que visualicen algo conmigo.


Los humanos son buenos para las historias; aman los cuentos. Los grandes narradores de todos los tiempos siempre fueron los ancianos, porque tenían mayor sabiduría e información. La historia que hoy quiero contarles es sencilla, más bien corta. Tiene que ver con un personaje que usamos a menudo en alguna parábola: su nombre es Wo. Cada vez que usamos este personaje les digo que Wo no tiene género; Wo es wo-man (N.T. man, hombre; woman, mujer), es de ambos géneros, y así debe ser porque este mensaje en particular es para la humanidad toda. Pero en esta historia, lo hacemos hombre - por esta vez.

Wo era un hombre espiritual, un hombre común, que vivía en una ciudad como muchos de ustedes, tenía un buen trabajo, y durante toda su vida Wo había intentado constantemente elevar la vibración entre él y Dios. Wo era un buen hombre, y todos los esfuerzos que hacía no parecían lograr lo que hacían sus amigos, de modo que él buscaba consejo. Preguntaba: "¿qué puedo hacer para tener alguna de las experiencias que tú tienes? Sé que tuviste visiones," "Oh, sí." "¿Cómo lo haces?" "Wo, debes conservar tu mirada sobre Dios. Debes meditar y orar, de modo de estar siempre disponible para que sucedan las visiones, para que estés allí para llenarte de la luz que baja del cielo".

Wo lo intentaba, muy a menudo: estar un poco más elevado de lo que estaba. Visualizaba columnas de luz bajando de las nubes, y más allá de eso el Creador de todo, tal vez incluso el Sagrado. Oyó sobre las visiones que habían tenido sus amigos en meditación, y experiencias fuera del cuerpo en que fueron llevados por los ángeles, y miraban hacia abajo a todas las cosas, porque realmente habían visto el rostro del Sagrado. ¡Tenía tanta envidia! y luego se dio cuenta de que eso no era apropiado. Wo deseaba mucho eso. Wo realmente no creía merecerlo, pero sabía que sus amigos lo tenían, entonces recibió consejos en su iglesia; su iglesia lo amaba y le dio buenos consejos. "Wo, debes llenarte con la compasión del Sagrado. Wo tal vez debas estar arrodillado más tiempo. Hazlo más seriamente y lo conseguirás, Wo." Eran consejos amorosos, buenos consejos para ayudar a Wo a ir más allá de sí mismo y entrar en una vibración más elevada. Y él lo intentó; probó muchas cosas. Recibió consejo de muchos amigos. Igual no funcionó.

Wo no pensaba realmente que esto fuera un problema; él sabía que era amado por Dios. Estaba bien para él; supuso que, en este estado de merecimiento en que él estaba, eso era todo lo que podía conseguir, y era suficiente para él.

Y entonces sucedió. Cuando no lo esperas, suelen sucederte cosas porque entonces has soltado lo que creías necesario, o la culpa, o la desilusión. Y él había soltado todo eso.

Era tarde por la noche, cuando Wo oyó la voz. "Wo, ven afuera." (se ríe). Oh, él sabía; él sabía qué era eso. Sabía que iba a pasar algo muy especial. Solo que no lo esperaba durante la noche. Salió afuera y la voz continuó: "Wo, nos gustaría conocerte." Oh, aquí venía, ¡él sabía lo que vendría! Pero entonces miró a su alrededor y no esperaba ver lo que vio. El suelo bajo sus pies resplandecía como piezas de oro al sol. Sabía que vendría una visión para él, pero no esperaba que viniera desde abajo. De pronto vio miles de pequeñas velas, conduciéndolo hacia el bosque detrás de su casa. Él había estado en ese bosque muchas veces, pero esto no lo conducía adonde acostumbraba. Estaba en una visión.

Vio a la gente pequeña revoloteando a su alrededor, y dijo, "¿Quiénes son ustedes? ¿Qué está pasando?" Y ellos dijeron, "Somos los devas del bosque, somos lo que te ayudaremos a atravesar la visión. Ven, Wo, camina por el sendero de la luz."

Él lo hizo, y el sendero lo condujo suavemente dentro de un bosque muy espeso, no el que él acostumbraba, increíblemente majestuoso, pero estaba iluminado. Todo a su alrededor danzaban las luces, y aparentemente más devas, tal vez hadas, algo que volaba, luces por todas partes. Había música o algo parecido, había celebración, podía oírlo, podía sentirlo. Estaba en su visión, era hermoso, ¡le encantaba lo que le estaba sucediendo! ¡Era tan diferente de lo que pensaba!

Lo condujeron a un círculo, y ese círculo estaba bien iluminado, lleno de luz. Entonces se dio cuenta de que los árboles del bosque empezaban a reunirse a su alrededor, y sintió que sus ramas empezaban a bajar y tocarlo muy suavemente con sus hojas. Cuando lo hacían, sentía la electricidad que lo recorría. ¡Qué visión era esta! Se sentía habilitado, cada vez que una rama lo tocaba. Y entonces oyó una voz colectiva de todos los árboles, que nunca olvidaría: "¡Gracias, Wo, por permitirnos tocarte, oh, sagrado!" (se ríe). Y dijeron: "Como es arriba, así es abajo." Y continuaron: "Tienes al Creador dentro de ti, Wo, y por eso te nombramos el Sagrado, porque así es como vemos a toda la humanidad. Benditos sean los que saben que el amor de la Tierra es para ellos."

Allí terminamos la historia. Wo recibió su visión y también recibió un mensaje. No siempre viene de arriba; no es como ustedes piensan. Y cuando sus pies tocan el suelo, la Tierra los reconoce como el Sagrado. Los antiguos conocían esta historia. Y ahora ustedes también.

Y así es.

Kryon

Desgrabación y traducción: M. Cristina Cáffaro

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