jueves, septiembre 29, 2016

Jennifer Hoffman - Avanzando paso a paso por la Vía de la Transformación - 26 de Septiembre 2016



Traducción: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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Mientras disfrutaba del atardecer sentada en mi diván, vi. como una pequeña oruga subía por la pared de mi casa. Se movía muy despacio, encogiéndose hacia arriba y hacia adelante, con un paso diminuto tras otro. En ningún momento se detuvo ni vaciló para mirar a los lados; continuó desplazándose lentamente, ignorando todo cuanto no fuera la pared y su destino. Mi casa actual es muy alta, y no sé qué pensaba hacer la oruga cuando llegase al tejado, pero ella siguió adelante de todos modos. Estuve observando su ascenso durante 15 minutos, hasta que por fin llegó al tejado y desapareció de mi vista.


Mientras la veía moverse, recordé mi propio viaje y pensé en lo lento que parece en algunos momentos, en la sensación de no conseguir ningún progreso que siento a veces. Aunque, considerándolo en perspectiva, puedo ver lo lejos que he llegado. Los últimos cinco años han sido particularmente difíciles, y los últimos 10 años fueron una serie de desafíos que parecían no terminar nunca. La montaña rusa de perder trabajos, de vivir sin dinero y sin casa, el abandono de amigos y familiares, traiciones, decepciones y puertas que se cerraron para siempre, no fue divertida. Aunque, volviendo la vista atrás (¿no es maravilloso poder verlo todo en retrospectiva?), veo cómo las cosas han encajado de manera que pudiera llegar justo hasta donde estoy en este momento: confiada, ejerciendo plenamente mi poder, llena de claridad y con una visión personal de mi vida que refleja mi propia energía, una visión única que no depende de nada ni de nadie.




Sé que algunas cosas han cambiado para siempre. Hay personas con quienes nunca volveré a conectar, relaciones que han cambiado de forma permanente porque yo también he cambiado (y eso está bien), cosas que no volveré hacer y miedos que no tendré que volver a sentir (a menos que yo lo elija). Todo ello es la confirmación de que ya no soy la misma, y de que la persona que debería ser para que esas relaciones fueran posibles, ya no existe. Al igual que la oruga, he estado avanzando en mi camino, un paso diminuto tras otro. Cuando me detengo para ver cuánto me queda aún, el destino me parece demasiado lejano. Pero cuando veo lo lejos que ya he llegado, me doy cuenta de que lo importante no es la meta, sino lo que ocurre en este momento. La pregunta siempre es, ¿cuál es el siguiente paso?




Un amigo me llamó el pasado fin de semana para pedirme consejo acerca de su situación laboral. Quiere marcharse de donde trabaja actualmente (¿nos suena familiar?). Tiene varias ofertas de trabajo que debe considerar en poco tiempo, ya que necesita el dinero. Pero tiene dudas acerca de aceptar una colocación aquí, por si más adelante se le presenta la ocasión de marcharse lejos. La respuesta que recibió fue muy clara: “Si estás sentado a una mesa llena de comida y tienes hambre, ¿vas a esperar hasta que otra mesa esté servida para empezar a comer, o empezarás a comer la comida que ya tienes ante ti?”


En este punto, la cuestión de vivir el momento presente se vuelve un tanto complicada. Queremos ser íntegros con nosotros mismos y con los demás, pero antes tenemos que hacernos cargo de nuestras necesidades. ¿Cómo responde el Universo a lo que necesitamos y qué estamos haciendo nosotros al respecto? Planificar un posible futuro y lo que podría ocurrir, a menudo, sólo aumenta nuestras dudas y nuestra confusión. Con todo el movimiento que estamos experimentando, el colapso del tiempo lineal y las sorpresas que aparecen a la vuelta de la esquina, si antes necesitábamos años para completar algo, ahora nos basta con cinco minutos, o incluso menos. Podemos imaginar cuanto queramos cómo podría ser el futuro pero, al final, la realidad podría fácilmente sorprendernos.



En ocasiones, nuestra disposición a responder a una situación que se nos ofrece ahora (aunque pueda parecernos que no tiene ningún sentido), puede llevarnos a la apertura que estamos buscando. Lo que está en tela de juicio no es nuestra integridad, sino nuestra confianza. ¿Estamos cubriendo nuestras necesidades o estamos ocupándonos de las necesidades y de las expectativas de otros? ¿Estamos proyectando nuestros miedos en el proceso e imaginando lo peor, cuando lo que podría ocurrir es algo muy diferente?


Pregunté a mi amigo si, quizá, lo que realmente le preocupaba era su reputación y la idea de tener que buscar siempre la opción más ventajosa. Le dije que imaginase, como un posible resultado futuro, que cuando tuviera ocasión de marcharse, el camino que se abriría ante él también incluiría la posibilidad de despedirse de forma responsable y perfecta de su trabajo actual. Al intentar optar por un trabajo de larga duración que no tuviera que dejar después, mi amigo estaba asumiendo una responsabilidad que no le correspondía, y se estaba limitando a sí mismo en el proceso. Cuando dejamos espacio a los milagros, a menudo las cosas se colocan de la mejor manera para todos los implicados.





Todos estamos avanzando, paso a paso, por este camino que llamamos Ascensión. Si miramos hacia atrás, hagámoslo con la intención de celebrar lo lejos que hemos llegado. Y, si miramos hacia adelante para ver cuánto nos queda, hagámoslo con la intención de ser conscientes de lo que ocurre en el momento presente, porque es lo único que podemos ser ahora. Y dejemos espacio en nuestros pensamientos a los milagros que nos bendicen a cada paso del camino. El siguiente paso nos será revelado en el momento adecuado. Podemos tomar lo que se nos ofrece ahora y saber que cuando deba ocurrir algo, todo se dará de la mejor manera posible, de forma que las necesidades de todos se vean cubiertas, incluidas las nuestras.


No sé qué fue de la pequeña oruga, imagino que siguió avanzando hacia donde sea que se dirigen todas las orugas.


¿Hasta dónde han llegado y dónde están en este momento? Tal vez no se den cuenta de lo confiados, lo valientes, poderosos y conscientes que se han vuelto, hasta que se tomen el tiempo necesario para contemplar el camino recorrido. Dense el regalo de saber apreciar todo lo que han logrado en este viaje. Se lo han ganado y se lo merecen.


Permanezcan tranquilos, centrados y conscientes, y recuerden que sus pensamientos crean cada momento de su vida. Procuren que sean los mejores pensamientos posibles.



Mientras reflexionan al respecto, y también acerca de las demás cosas que están ocurriendo (Mercurio dejó por fin de estar retrógrado, por lo que ahora es momento de avanzar), recuerden:



Acepten todos los regalos de comprensión con gratitud, y úsenlos para perdonar, liberar, sanar y completar cualquier situación.


Pidan orientación y confirmaciones, y esperen a que les lleguen.


Y, sobre todo, agradezcan esta oportunidad de formar parte del sorprendente cambio de conciencia que está teniendo lugar en la humanidad, a medida que ascendemos hacia la vibración donde ocurren los milagros.



Muchas bendiciones en estos tiempos milagrosos y sorprendentes,


Jennifer Hoffman


============================= Derechos de autor reservados © 2016 por Jennifer Hoffman. Pueden citar, traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: http://enlighteninglife.com