jueves, marzo 21, 2013

Jesús - John Smallman - Dios no le exige a nadie tomar las armas en su nombre​

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18-03-2013

Dios no exige – y mucho menos es su deseo o voluntad – que nadie tome las armas en su nombre. Él creó a todos iguales, perfectos, y soberanos, y Él los ama a todos, sin excepción!

El largo y arduo viaje de la humanidad, desde que ocurrió la aparente separación ilusoria de la realidad, está llegando a su fin.

Has padecido mucho sufrimiento, ansiedad y miedo mientras vagabas, a menudo sin rumbo fijo, a través del entorno extraño que construiste para jugar tus juegos – juegos que, a lo largo de los eones, trajeron mucha confusión y desaliento.

La realidad es clara, brillante y edificante, y optaste por apartarte de ella entrando en el caos y la confusión. 

 

Inicialmente era intrigante y emocionante porque era diferente, y en cierto modo te sentiste más libre a medida que la explorabas, pero tu sentido de la libertad se evaporó rápidamente a medida que te has encontrado afrontando límites, algo que no se encuentra en la Realidad.

Tus necesidades son tus límites, y como ser encarnado, siempre tienes necesidades – aire limpio, alimentos y agua, calor, refugio, protección – tanto es así, que tienes grandes dificultades para imaginar o concebir vivir sin necesidades.

Algunos de ustedes meditan, cuando lo hagan, recuérdense a sí mismos que en ese momento no tienen necesidades, y que eso es bueno.

Pero esas necesidades humanas básicas deben ser satisfechas constantemente mientras permanecen vinculados y unidos a sus cuerpos.

Asegurar su satisfacción periódica es muy exigente energéticamente y genera estrés y ansiedad. Algunos creen que el estrés y la ansiedad son buenos para ustedes, porque creen que si no estuvieran motivados por esas necesidades, nada se haría.

Pero, por supuesto, si no tuvieses necesidades, nada necesitaría ser hecho, y tú podrías solo ser.

Lo que experimentan con los sentidos corporales como realidad, es realmente una serie de experiencias que tu mente crea dentro de ti.

No hay nada fuera de ti sino lo que proyectas con tu intención colectiva. Esta intención es muy potente y presenta numerosos “exteriores”, imágenes, para que te involucres, pero tu experiencia es siempre interior, individual, ya que optaste por colaborar con la separación, abandonar la unidad – tu estado real y eterno. Despertar es saber que todos somos uno, no sólo creer que es así.

Durante las últimas décadas, muchos han tomado conciencia de la realidad de su unidad y de la locura de pensar que somos seres separados e individuales, no afectados por otros, a menos que se involucren físicamente.

A medida que esta toma de conciencia ha crecido, se han formado grupos para enseñar y difundir este conocimiento, y para animar a otros a hacer lo mismo, y una forma de pensamiento cada vez más poderosa o campo de energía se ha desarrollado el cual, está cambiando la manera en que piensa y se comporta todo el mundo en la Tierra.

Mira el mundo a tu alrededor y observa los múltiples movimientos sociales que han surgido con la intención de que la gente asuma de nuevo su soberanía, el poder dado por Dios que, cuando se utiliza junto con la comprensión y la conciencia de que todos somos verdaderamente uno, está dando lugar a enormes cambios positivos en la forma en que las personas se relacionan entre sí.

Los ciudadanos del mundo están siendo escuchados, y su derecho a ser escuchados y respetados es aceptado, mientras más y más gobiernos descubren que deben responder apropiadamente, con integridad y honestidad a sus justas demandas.

A medida que la intensidad de esta ola de energía crece, la gente también empieza a ver que, debido a que todos somos uno, incorporarse a grupos opositores que buscan alcanzar sus objetivos negando los objetivos de los demás, no tiene ningún sentido en absoluto, porque en lo más profundo de sus seres, todos tienen los mismos objetivos.

Solo se han presentado de forma diferente, en distintos idiomas y formas culturales, étnicas, políticas y religiosas que, a primera vista, parecen ser mutuamente excluyentes. No lo son. Todos desean ser amados, honrados y respetados.

Lo que ha sucedido a través de los eones, es que sus diferentes razas y culturas han desarrollado formas diferentes de mostrar esas gracias, y entonces han sido codificadas y restablecidas como leyes inquebrantables.

Con el paso del tiempo, la integridad y el sentido profundo que subyace en ellas se ha olvidado o extraviado, y en lugar de respetarse y honrarse entre sí, la gente respeta leyes que se han interpretado muy estrechamente.

Para solucionar esto, más y más leyes se han creado, las restricciones han crecido, y ahora reina la confusión, y las personas han perdido su derecho, dado por Dios de vivir como quieran.

La única ley válida es amarnos los unos a los otros y no hacer daño a nadie, y es a esta ley a la que la humanidad volverá.

Cuando lo haga, la paz prevalecerá. El primer paso en este camino es dejar de juzgarse los unos a los otros.

Cuando respeten y honren los derechos de cada individuo como ser humano a existir en paz y dejen de juzgar a los demás como que están errados y que merecen ser castigados por no tener las mismas creencias que ustedes, todas las razones de conflicto de evaporan.

Dios no exige – y mucho menos es su deseo o voluntad – que nadie tome las armas en su nombre. Él creó a todos iguales, perfectos, y soberanos, y Él los ama a todos, sin excepción!

Él no tiene necesidad de protección o defensa. Él es infinitamente poderoso. ¿Cómo podría cualquier ser humano siquiera imaginar que lo puede defender o proteger?

Y sin embargo, muchos de sus conflictos se basan en diferencias de creencias religiosas, en las que osan a juzgar por Dios. Qué arrogancia extrema!

Las religiones son sólo formas culturalmente diferentes y diversas de tratar de honrar a Dios, el Ser supremo.

A Dios le encanta cuando le honran en su propia manera individual, que es uno más de los muchos aspectos creativos de honor que se pueden utilizar para deleitarle.

Cuando juzgan a los demás, supuestamente en su nombre, están intentando sustituir a Dios ya que tu ego se encuentra fuera de control, y nadie puede sustituir a Dios.

Por lo tanto, abran sus corazones en el amor, constantemente, cada uno de ustedes, y luego vean los milagros que se van a producir.

Tu hermano que te ama, Jesús.

Traductor: Rossana Carmona

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