Articulo de la Revista Shaumbra Octubre 2016
Traducción: Hector Santos Ramallo
Me pasó de ver el artículo de la revista Shaumbra del mes pasado titulado “Spiritual Tailgating” - la que mi Yo Maestro escribió. Supongo yo, ser humano, que era el Maestro el que estaba hablando. Le pedí al editor controlar mi versión de la historia de este mes con la misma imparcialidad y cantidad de tiempo.
¿Saben ustedes lo que es tratar de mantenerse al día con el Maestro en este viaje por la carretera espiritual? El Maestro pretende que esté pegado a su coche, pero el hecho es que él conduce a través de mi vida como un obsoluto loco. Tomo todo lo que tengo sólo para no perderlo de vista, ya que su velocidad por las carreteras y los caminos de la vida son extravagantes y desgarradores. ¡A veces creo que en realidad está tratando de perderme! Puedo ver su cara en su espejo retrovisor, riéndose para sí mismo mientras casi se pierde en una curva cerrada, o tiene que parar de golpe frenándome repentinamente sólo para que un pollo cruce la carretera.
Cuando empecé en el despertar hace muchos años, el Maestro dijo: "Ven conmigo." Yo le tomé la palabra literalmente. Estaba sentado en el asiento del conductor de un caro coche deportivo convertible rojo, su motor ronroneaba como un león listo para saltar. Mientras caminaba para el lado del pasajero para entrar, me hizo una seña hacia una destartalada mini-van Volkswagen de los años ´60 detrás de mí, con flores psicodélicas y consignas de paz / amor / alegría pintadas en el frente y dijo: "Esa es la tuya... es mucho más de tu estilo”. Entonces apretó el acelerador de su coche deportivo y me dejó en una nube de polvo. He estado tratando de alcanzarlo desde entonces.
Entre tú y yo, el Maestro no es lo que pensaba que sería. Recuerdo mi primer encuentro con él como si fuera ayer. Acababa de regresar de un retiro de una semana de duración en el Ashram de mi gurú en México con otras 500 personas, donde dormíamos en colchones de paja en un antiguo establo de ovejas. Nuestra dieta consistía en algas orgánicas, y el agua bendita que nos daba el gurú con el fin de purificar nuestros cuerpos. Casi todo el mundo tenía diarrea, pero el gurú decía que era parte del proceso de limpieza. Cantábamos y orábamos 8 horas al día, y las otras 4 horas eran de duro trabajo ayudando a construir la nueva mansión del gurú. Había comprado una pequeña manta de tela de $ 500 que el gurú en realidad había llevado una noche durante una sesión de mirar-contemplativo. Tengo que admitir que era tan oscura la mirada que no estoy seguro si el gurú en realidad estaba mirándome a los ojos o estaba dormido, pero creo que estaba buscando. Creo que algo sentí.
Tan pronto como llegué a casa desde el ashram y me recobré de la deshidratación, coloqué la manta de tela del gurú sobre mi altar, justo al lado de la flauta del Shaman’s Magic® y de un cuenco de cristal tonificador que compré en Sedona hace varios años. Encendí mis velas de Light Power of the Archangels® y un poco de incienso de Hawaiian Kahuna Breath®, y empecé mi canto ritual de 90 minutos por la noche. Y entonces sucedió.
Oí la risa desde algún lugar detrás de mí. Era una risa alegre, feliz, parecida a la que se oye de alguien que acaba de oír una gran broma. Era una risa natural, como Santa Claus después de unos tragos de coñac. No era un "ho-ho-ho," sino más bien un "ja-ja-ja-ja-ja". No había nadie más en mi habitación sagrada energizante, por lo que sólo podía suponer que estaba teniendo una real experiencia espiritual. De inmediato agarré mi Egyptian Healing Wand® y toqué mi frente nueve veces como decían las instrucciones. "Yaw-wah-Zee-Doo", cantaba con cada golpe a mi cráneo. Esto lo aprendí en una ceremonia de canto sagrado en Perú hace varios años cuando un grupo de nosotros estábamos en un tour de apertura de portal.
La risa persistía, casi apagando mi "Yah-wah-Zee-doos". Ahora sonaba como si alguien riera tan fuerte que las lágrimas correrían por su cara, el tipo de risa histérica donde uno no puede parar. En realidad me estaba poniendo un poco molesto; sentía que esta no era una conducta apropiada en mi cámara santa-de-sanación, entre las Pleiadian Activation Oils® y los audios de Sweet Songs of Lemuria®. Pero la risa continuaba.
"¿Quién viene ahora a mi templo de Amor Universal?", Pregunté, con mi voz apenas unas octavas más altas de lo normal debido al nerviosismo. No había usado mi protección de Dark Matter Protection Mist® para la habitación desde mi regreso del ashram así que no estaba seguro si una entidad negativa había penetrado en el campo de fuerza.
"Soy yo, tu Ser Maestro", fue la respuesta entre carcajadas.
"En nombre del Antiguo Espíritu Padre / Madre, ¿Quién eres tú que ríes?", pregunté un poco nervioso.
"¡Tú! Er, nosotros. Bueno... en realidad TU".
Hubo una larga pausa antes de que preguntara, "¿Debo complacer a los dioses con mis sagrados ritos?"
"No, pero me haces reír con tu makyo!"
¿Makyo? Nunca había oído esa palabra antes. Tenía que ser una palabra en sánscrito para la reverencia y la piedad.
"Escucha muchacho", dijo el Maestro, "no estás consiguiendo ningún punto para la ascensión por tus actividades sacrosantas. Tienes la idea correcta, pero vas en la dirección equivocada. Es como si trataras de cantar, pero usando el culo para soplar aire caliente ... "
"¡¿Disculpa?!" Di un grito ahogado. Pero casi en el mismo momento, me tiré un pedo. Estoy seguro de que fue sólo una coincidencia debido a mi reciente asalto a la venganza de Moctezuma. La risa del Maestro llenó mi habitación sagrada por las cuatro direcciones, al igual que un olor más bien asqueroso.
"Vamos a cortar por lo sano, Saltamontes. Quieres a tu dorado ángel divino a tu lado, ¿verdad? "
"Sí, más que cualquier otra cosa", le contesté al borde de las lágrimas.
"Bueno, ya estoy aquí, bunky", dijo el Maestro imitando la voz de Jack Nicholson. La voz se volvió un poco más compasiva. "Soy tu Ser Maestro, la iluminación incorporada de Tu. No vengo del futuro, y no soy un ángel. Siempre he estado aquí, esperando pacientemente a que te dieras cuenta".
"¿Por qué vienes ahora, Maestro?", Pregunté. "¿He logrado mi Order of the Benevolent Starseed® nivel 14?"
"Sí, claro", dijo el Maestro, con un tono de sarcasmo que me aludió en ese momento. "En realidad, mi cuerpo de luz esta tan dolorido de reir que yo no puedo soportarlo más. Me estás matando, chico. Quiero llegar allí y disfrutar de la vida contigo, pero mientras tratas muy duramente y me río tanto, simplemente no estamos haciendo la integración como estuvimos de acuerdo en hacerla. Estas tan preocupado persiguiendo arco iris y unicornios que se te olvidó lo que acordamos hacer en esta vida: Relajarnos en la iluminación encarnada".
"Bueno, ¡ciertamente he estado tratando!" Grité indignado. "¿¡Sabes la cantidad de dinero que he gastado en todas estas clases y viajes sagrados?!"
"Todo muy bien, todo muy bien. Podríamos haber comprado un yate y dar la vuelta al mundo con lo que gastaste, y tener un infierno mucho más divertido que comer algas en un falso ashram. Quiero vivir, chico, no sufrir. Tuvimos suficiente sufrimiento en vidas pasadas. Ahora es momento para el rock and roll. Ey, ¿cómo estás para jugar bolos mañana por la tarde? ¿Unas cuantas cervezas, unos cigarros? Puedes incluso invitar a algunos de tus amigos. (Pausa) Oh, cierto, no tienes amigos. (Risas) Bueno, voy a traer a algunos de los Maestros Ascendidos".
"¿Conoces a los Maestros Ascendidos?" Interrogué con los ojos abiertos.
"YO SOY un Maestro Ascendido, Battan-san."
Yo estaba totalmente confundido. Estoy escuchando reir a El Maestro, que dice ser yo, y también dice ser un Maestro Ascendido. Y, él quiere jugar a los bolos mañana. Entre no tener dinero para pagar el alquiler porque tuve que ir al ashram del gurú, la recuperación de Thunder Down Under, y ahora hablar con un maestro de risa irreverente, rompí a llorar como un bebé. Más tarde supe que esto es exactamente lo que quería el maestro. Ya era hora de liberarme y permitir.
Me encontré mojado en mi bañera una hora más tarde, sin tener idea de cómo había llegado allí. Vi una toalla fresca blanca y el albornoz en el taburete cerca de la bañera, y una nota escrita a mano en la parte superior de la toalla. Estiré la mano y leí: "Nos vemos en Big K Bowling Emporium mañana a las 6 PM. No llegues tarde. BYOB (trae tus propias bolas) - El Maestro ".
"No tengo bolas", pensé. ¡HEY, ESPERA! ¡Él quería que yo me dijera eso a mí mismo! ¡Maldito sea!
Y fue entonces cuando realmente me encontré con Él. El Maestro. El mejor amigo que alguna vez tendría, y el ser más irritante que había conocido. Él me ha empujado de mis (nuestros) límites. Fuera de mi zona de confort. Más allá de lo que creía posible. Él solo me forzó a la Vida misma, conmigo a regañadientes la mayor parte del camino. Me hizo respirar de una manera que nunca había respirado. Me hacía reír incluso cuando no tenía ganas de reír.
Él me hizo comer en buenos restaurantes, quedarme en hoteles buenos, e incluso viajar en primera clase en las aerolíneas. Me hizo cantar y bailar y escuchar música hermosa. Probablemente no debería decir esto, en una revista familiar, pero incluso hizo que me tocara el cuerpo.
El Maestro me hizo hablar con completos extraños en la calle, sonreír a los corredores cuando salía a dar largos paseos, pagar un café a la señora de la fila detrás de mí en Starbucks e irme antes de que se diera cuenta, agitar las manos fuera de la ventana de mi coche cuando otro coche pasa por mi calle ... bueno, él me tenía en la Vida.
De todos modos, me encontré con él en Big K Bowling Emporium al día siguiente. En realidad parecía un personaje de la película El Gran Lebowski. Estaba vestido con una camisa de equipo de bolos de poliéster. En la parte posterior, bordado en gran colorido con letras al estilo de los años ´50, "El Club de Maestros Ascendidos", como si fuera el patrocinador de su equipo. El dibujo bordado mostraba pinos de bolos volando por los aires, y debajo en letras pequeñas decía, "Cada bola una strike." Al frente, bordado sobre el corazón estaba el nombre de "El Tío".
Después hizo tres juegos consecutivos de 300 puntos, y yo rodé juegos típicos de 100 puntos, cenó dos hamburguesas bacon de lux y un paquete de seis cervezas Heineken, mientras yo mordisqueaba mi ensalada y bebía un batido de fruta natural. Entonces me invitó a dar un paseo afuera. Fue un viaje que continúa hasta nuestros días.
"Ven conmigo", dijo con una sonrisa. En el momento en que se metió en su automóvil deportivo convertible rojo, el motor empezó a ronronear con lo que parecía 400 caballos de fuerza bajo el capó. Mientras caminaba para el lado del pasajero para entrar, indicó la mencionada mini van Volkswagen detrás de mí. "Esa es la suya", gritó, "Es mucho más tu estilo, al menos hasta que te relajes en tu (nuestra) iluminación". Entonces apretó el acelerador de su coche deportivo y me dejó en una nube de polvos.
Él no es el Maestro que yo me había imaginado en los primeros días de mi despertar espiritual. Yo estaba buscando un gurú. Pensé que la espiritualidad era sólo veneración, reverencias y ritual. Ahora miro hacia atrás y me río al pensar en lo aburrido que me había convertido, cuando el punto de iluminación incorporada, de hecho, es Vivir. Eso es exactamente lo que el Maestro quería hacer, y es exactamente lo contrario a lo que yo estaba haciendo. Yo solía pensar que un gran ángel dorado iba a lanzarse en picado hacia mí para acunarme en su pecho mientras me quejaba sobre las dificultades de la vida. En su lugar, me dieron un Maestro vivo que no quedaba atrapado con las cuestiones del pasado, sino que vivía de lleno- en el presente. Tenía un maestro que amaba la vida de una manera que nunca había visto antes, y no tenía miedo de vivir porque el Maestro sabe que no hay muerte. Tengo un Maestro que no lava los pies en formas de ungüento santo, sino más bien saca ambas manos por la ventana de su pequeño auto deportivo y me muestra su dedo medio, mientras que yo trataba de seguir pegado a él en mi vieja mini van Volkswagen. Ese es el Maestro que me dieron - el Maestro de la Vida.
He estado tratando de pegarme a él con su insaciable deseo de vivir desde entonces. Yo solía pensar que estaba en mi camino "fuera" de este planeta, preguntándome si debía quedarme o irme. Ahora me doy cuenta que el Maestro y yo estamos "en el camino" para Vivir. Es el mejor curso de vida que podría imaginar, y el Maestro más excéntrico y amante que podría haber pedido. Y lo mejor es que... es todo yo.