Pamela Kribbe canaliza a la Tierra
Queridos amigos,
Soy la voz de la Tierra. Sentid mi energía alrededor de vuestros pies y piernas. Os doy la bienvenida. Haceos, por favor, presentes en vuestro cuerpo, dejando que los músculos se relajen.
Recordad que mi energía os sustenta siempre. Que quiero llevaros, como una madre. Sois uno conmigo, pues estáis viviendo dentro de un cuerpo físico y, al mismo tiempo, traéis con vosotros algo nuevo, algo que no es de la Tierra. Se trata de vuestra luz cósmica, de vuestra consciencia, tal es vuestro regalo a este plano de existencia. Traéis vida a este planeta, a mí, no vida física, sino la vida interior.
Vuestro propósito es traer consciencia y lucidez a todos los seres vivos de la Tierra. Por ejemplo, cuando disfrutáis cuidando de vuestro jardín o de las mascotas que quizás tengáis dentro o fuera de casa, irradiáis energías hacia esos seres y, al conectar con ellos, todos sienten algo que les resulta nuevo. Aunque poseen, por supuesto, su propia belleza e inocencia, todas las criaturas de la naturaleza anhelan una vida interior más rica. Su deseo es crecer y evolucionar para convertirse en seres conscientes.
Cada ser es único, al igual que cada uno de vosotros, y en realidad, por el mero hecho de estar aquí, ya los estáis ayudando. La energía que más los ayuda es la energía del amor. Por ejemplo, las flores del campo no saben lo hermosas que son, pero cuando las contempláis con admiración y aprecio, sienten en su alma la chispa de algo que se despierta. Y en esto consiste, simbólicamente, la esencia de vuestra relación con toda la Tierra.
Sois como ángeles descendidos portando una antorcha que alumbra. Pero a medida que descendéis a la Tierra, pasáis por un largo proceso de evolución. Hablo aquí de muchas, muchas vidas, de un dilatadísimo periodo de tiempo. Como bien podréis imaginar, cuando un ángel abandona el paraíso, puede sentirse confuso y desconcertado, pues es la primera vez que experimenta las energías del miedo y la separación. Y así, aunque su esencia sigue siendo la de un ángel, en ese nivel de encarnación es más bien como un niño.
Existe una diferencia y, hasta cierto punto, una brecha enorme entre lo que las personas son en su esencia y la manera en la que se manifiestan en este mundo tridimensional. Si uno observa el mundo en derredor y la forma en la que la humanidad trata a la Tierra, no parece desde luego que este sea un mundo dirigido por ángeles sino, más bien, por niños confundidos y extraviados. Niños a los que yo, el espíritu de la Tierra, les permito en verdad muchísimas cosas.
Os está permitido extraviaros y descarriaros durante un tiempo determinado. De hecho, forma parte de vuestro camino explorar distintos modos de relacionaros con vosotros mismos y con el mundo, y esto es así porque vuestra consciencia es tan poderosa que tiene libre albedrío y capacidad de elegir. Para llegar a comprender la auténtica naturaleza de la luz, antes es imprescindible que conozcáis la oscuridad y que cometáis errores.
Yo misma estoy conectada a energías y fuerzas cósmicas que me ayudan y todas sentimos que se está dando un paso nuevo en la evolución de la humanidad. Es como si la parte más infantil de la humanidad se estuviese volviendo más sabia y madura. Con todo, en estos momentos la situación es muy crítica y, llegados a un cierto punto, los niños habrán tenido margen de sobra para explorar. Les habrá llegado el momento de rendirse a una verdad mayor, tal y como ya la conocen en su corazón.
De hecho, la humanidad está actualmente desgarrándose. Hay grupos de almas que desean fervientemente avanzar, mientras que otros permanecen atascados en el dolor y el conflicto. Y vosotros, los que aquí estáis y que sois sensibles a nivel interno, podéis sentir la angustia de ese desgarro en vuestro interior. Os voy a pedir que deis un paso atrás y que contempléis toda esta situación con un poco más de distancia, porque, aunque formáis parte de todo ese movimiento, cada uno de vosotros es, además, un individuo único en sí mismo. Y quiero que os deis cuenta, cada uno, de cuál es vuestro lugar en este mundo.
Imaginad que retrocedéis, literalmente, de un paso y que podéis sentir detrás de vosotros la presencia del ángel original que sois, justo por detrás de vuestro cuerpo físico. Intentad daros cuenta de lo mucho que le afecta a este ángel el dolor y el sufrimiento del planeta. Os estoy pidiendo que hagáis este ejercicio porque quiero que diferenciéis entre el dolor y el sufrimiento de la humanidad y de la gente que os rodea, y vuestro propio dolor, vuestra propia posición en todo esto.
Ahora os voy a pedir que desprendáis de vuestro campo energético el dolor que no sea vuestro, porque es imperativo que recordéis quiénes sois y que sois libres e independientes de este mundo. Solo cuando os sintáis completamente libres e independientes, podréis aportar vuestra máxima contribución al mundo. Por lo tanto, sentíos libres de volver a conectar con el sentimiento de ser ángeles.
Os hacéis tan pequeños a veces… Escondéis vuestra verdadera fortaleza y ni siquiera os atrevéis a mostrar la alegría y la luz que hay en vuestro corazón. Pero yo os estoy diciendo ahora en qué consiste vuestra misión en la Tierra —en ser ángeles en la Tierra. No tenéis que cambiar a la gente que os rodea; no tenéis que involucraros en política ni en ninguna actividad semejante. Vuestro propósito aquí en cuanto trabajadores de la luz es anclar una vibración determinada.
Os dije antes que, ahora mismo, hay distintos grupos de almas en la Tierra. Y cuando os expreséis tal y como sois en este mundo y seáis lo que sois, algunos de esos grupos no solo no lo acusarán, sino que quizás ni siquiera se den cuenta de que existís. Pero esto no es algo que deba preocuparos, pues en verdad hay grupos de personas que sí reaccionarán intensamente a vuestra vibración. A veces, el efecto que ejercéis en los demás es invisible —no os dais cuenta de él, pero vuestra tarea, por así decir, vuestra misión es ser lo más fieles posible a vuestra vibración más pura, así como hacer aquello que realmente os inspira y os proporciona alegría.
La Tierra y la naturaleza lo notarán. Mi inspiración viene de los seres humanos que siguen a su alma. Recordad que existe entre nosotros una conexión independiente de la sociedad humana. Estar verdaderamente presentes en la Tierra tiene que ver con conectar conmigo, con sentiros a salvo en vuestro cuerpo y libres de ser quienes sois, de manera que podáis dar un paso atrás y contemplar el mundo humano con cierto distanciamiento. No es preciso que seáis guerreros ni que luchéis por un mundo nuevo; vuestra tarea es mucho más sutil. Y os está permitida una mayor diversión, aunque a vuestro alrededor haya sufrimiento y congoja. La energía de la alegría, de las sonrisas y del buen humor es muy necesaria en la Tierra.
Quisiera terminar pidiéndoos que os visualicéis en algún lugar de la naturaleza que os guste mucho. Quizás os veáis paseando por la orilla del mar o sentados en un bosque. Tocadme en vuestra imaginación; tocad la Tierra, la arena o el suelo. Percibid lo que sentís en la piel, en las manos, o sentid el viento en vuestro rostro.
Sois seres físicos, pero la parte física contiene muchísima energía que no es física. Mi deseo es nutriros no solo en lo físico, sino también a nivel energético. Tal es mi regalo para vosotros. Quiero que experimentéis la alegría y la bendición de morar en un cuerpo humano.
Quiero que sepáis que sois muy bienvenidos en la Tierra. Sois portadores de la energía de un nuevo mundo y eso es lo único que tenéis que hacer: llevarla con orgullo en vuestro interior.
Muchas gracias.
© Pamela Kribbe
Traducción de Laura Fernández
https://www.jeshua.net/channelings/earth-speaks/your-mission-on-earth/