domingo, enero 22, 2017

Jennifer Hoffman - Ascensión y Verdad - 10 de Enero 2017





Traducción: Rosa García

Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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La ascensión se basa sobre todo en nuestra disposición a aceptar nuevas verdades acerca de nosotros mismos, de nuestro potencial y posibilidades, de nuestra humanidad (individual y colectiva), del Universo y de nuestro universo personal.

Es un paso hacia nuevas realidades que requiere que abramos nuestros corazones y nuestras mentes a la posibilidad de que nuestro mundo sea muy diferente del que conocemos. Y, también, de que seamos diferentes de lo que imaginamos en el contexto de nuestras verdades actuales. La creencia de que la Ascensión es algo que nos ocurre, (no algo en lo que participamos activamente y que forma parte de nuestra transformación), no nos permite darnos cuenta de que lo que consideramos verdad forma parte del proceso, al igual que nuestra disposición a expandirnos, aceptar y abrazar nuevas verdades.


La Ascensión no consiste en un salto repentino a una nueva realidad, sino en una progresión constante cuyo resultado son diferentes cambios de percepción y de conciencia. Abrazamos nuevas verdades cuando nuestra realidad actual no puede satisfacer una nueva verdad que deseamos integrar y con la que deseamos alinearnos. Por ejemplo, la nueva verdad de que merecemos ser felices invitará al cambio cuando nuestra actual situación de vida no pueda expandirse para abarcar nuevos niveles de felicidad. Tal vez, ahora creamos que merecemos un trabajo que nos ofrezca mejores condiciones, un sueldo mayor y más reconocimiento, cuando nuestro trabajo actual no nos proporciona nada de eso. Nuestras nuevas verdades invitan a que ascendemos a nuevas realidades.

Pero, como sabemos, no siempre es fácil. La subida de la Ascensión viene acompañada de un descenso. La Ascensión no es una línea recta, sino que es más bien esférica, como una pelota, y llega a abarcar todos los aspectos de nuestra realidad. Expandir nuestra realidad para que comprenda e integre nuevas verdades e también supone tener que desafiar las antiguas.

Y ahí es donde la Ascensión se convierte en una elección entre verdades. Una nueva verdad en una faceta desafiará todas las verdades que creíamos respecto a todo. Y algunas de nuestras verdades son como altares sagrados que nunca cuestionamos, o cosas que creemos ciertas en toda situación. Y, resulta mucho más difícil elegir la Ascensión cuando relaciones o situaciones que amamos sólo puedan permanecer intactas si no abrazamos nuevas verdades.

Nuestro deseo de Ascensión determina nuestra disposición a dejar ir las viejas verdades que impidan la llegada de otras nuevas. Pero, si no estamos seguros, entonces se creará una lucha entre ambas. Podríamos encontrar razones para no permitir que las nuevas verdades sean válidas para nosotros. Expandirnos hacia nuevas verdades podría traer cambios a nuestras vidas para los cuales no estamos preparados, de manera que nos tomamos nuestro tiempo, retrasamos el proceso, nos demoramos, bloqueamos nuestro crecimiento, limitamos nuestras opciones… Y así no tener que elegir entre nuestra antigua realidad y la nueva (para la que no estamos preparados); entre una vieja verdad y una nueva.

Sin embargo, al final nos vemos obligados a elegir un sendero de verdad. Ascender hacia nuevas verdades será nuestra única opción y, si estamos preparados, lo haremos. Si no lo estamos, intentaremos demorar el proceso tanto como nos sea posible; es así para todos nosotros. No podremos aceptar una nueva verdad hasta que estemos completamente preparados para dejar ir la anterior. Y, al margen de lo cierta que sea, no veremos la “verdad” de una nueva verdad hasta que podamos alinearnos con ella, integrarla y abrazarla. Puede que esto nos cree dificultades cuando busquemos personas afines a nosotros y, en su lugar, lo que obtengamos sea rechazo, crítica y juicio. No es algo personal: lo que ocurre en ese caso es que otros no pueden alinearse con nuestra verdad.

Limítate a proyectar tu luz y a establecer tu propia verdad, y no te preocupes acerca de lo que otros dicen o hacen. El papel y la misión del alma de cada persona en este proceso son diferentes, incluso para aquellas que se niegan a él. Y, al final, la verdad será quien nos haga libres a unos y quien refuerce las paredes de la prisión de otros. Todos caminamos el sendero que es el más adecuado y el mejor para nosotros. Si una nueva verdad nos libera de una realidad limitante, entonces ascenderemos a otra realidad distinta que esté alineada con nuestra verdad.

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