jueves, enero 09, 2014
Cómo Sanar La Relación Entre Lo Masculino Y Lo Femenino - José L. Stevens
Uno de los grandes temas de nuestros tiempos cambiantes y particularmente un tema para el 2014 es la sanación de la relación entre el masculino y el femenino. Esto puede parecer un tópico pesado para este momento del año pero mientras más pronto entendamos cómo hacer esto más rápidamente podremos iniciar el proceso. La ventana de tiempo es ahora, así que no debemos perder tiempo. Los días festivos pueden servir cómo un trampolín para comenzar. Recuerden que este artículo sólo rasga la superficie de un tópico verdaderamente enorme.
Para comenzar voy a definir unos cuántos términos para poder entender este análisis. Cuando hablo de lo femenino hablo del principio femenino que no es exclusivo para las mujeres. Hay hombres que tienen más características femeninas que algunas mujeres. Todos los seres humanos tenemos lados masculinos y femeninos. lo sepamos o no. Igualmente cuándo hablo del masculino, no necesariamente hablo de hombres porque algunas mujeres presentan más elementos masculinos que algunos hombres. Esta complicación crea un mundo verdaderamente fascinante.
En este artículo pretendo intentar decodificar y entender algunos de los tópicos más controversiales y que pueden tocar algunos puntos sensibles en ustedes. Continúen leyendo y entenderán más claramente por qué he dicho algo que puede parecer la excepción. Una del as razones es que la intensidad y la falta de claridad en este asunto se deben a la reactividad que la gente deposita en el tema. Es casi como si aparecieran espadas,revólveres, hachas y cuchillos al mencionar al masculino y femenino. Mantengan su mente abierta hasta terminar de leer.
Ahora bien seamos claros sobre algunas cosas. A nivel de la esencia lo masculino ama absolutamente a lo femenino y viceversa porque uno es parte del otro. La esencia no los opone sabiendo que ambos son necesarios, ambos son aspectos del Espíritu, solamente vistos cómo diferentes por la mente humana. El ego o falsa personalidad ve al masculino y al femenino de manera totalmente diferente; para éste están en guerra, en oposición total, separados más allá del entendimiento y siempre lo estarán. Así que cuando escuchen a alguien decir ‘nunca entenderé a esos condenados hombres/mujeres, me vuelven loco’, ésta es la voz de la falsa personalidad que realmente quiere reforzar la separación y el malentendido para que la relación nunca sane. De hecho eso es lo último que el ego quiere, la sanación.
Ahora bien cuando hay apariencia de separación hay semillas de desconfianza y dónde hay desconfianza y dónde hay temor hay violencia y el potencial para el ataque. Por tanto tenemos lo que aparenta ser una guerra entre los sexos. Para resolver este problema pudieran tratar de hacer lo que han tratado de hacer algunas religiones trazando una gran línea en la arena separando hombres y mujeres tanto como sea posible. Esto nunca ha funcionado ni lo hará. Esa no es manera de resolver una separación imaginada. Tantas religiones han perpetuado el problema del malentendido en nombre de la pureza y lo apropiado. Sus soluciones del pasado, no funcionarán hoy.
Analicemos la ira porque la ira es uno de los signos más visibles del problema entre ambos. ¿Por qué los hombres son tan violentos con las mujeres que tienen que dominarlas, golpearlas, violarlas y faltarles al respeto? Miremos por un momento la sabiduría convencional en el mundo, especialmente entre los pueblos indígenas y la mayoría de la población. Aquí hay algunos:
Las mujeres son más poderosas que los hombres.
Las mujeres son físicamente más resistentes y extremadamente duras.
Las mujeres a menudo dejan que los hombres piensen que son más poderosos, manteniéndolos en esa ilusión.
Las mujeres son realmente las jefas en la vida, especialmente en asuntos domésticos, sociales y en las finanzas.
Recuerden que entre los pueblos indígenas estas cosas son las mayores partes de la vida. Cazar no toma tanto tiempo. Las mujeres son las consumidoras de la espiritualidad y por tanto están a cargo de los elementos espirituales mientras que los hombres están a cargo de los materiales. En un tiempo las tribus matriarcales eran la unidad social principal en el mundo, antes de los tiempos modernos y todavía las hay.
¿Sugiere esto, contrario a las teorías antropológicas, que los hombres sospechan secretamente qué, si se les permitiera, las mujeres lo dirigirían todo. Tienen los hombres miedo a ceder una pulgada porque al hacerlo ellos serían dominados totalmente? ¿Cuántos hombres están aterrorizados ante el compromiso porque temen que perderán su libertad convirtiéndose en esclavos totales de una esposa y un hijo? ¿Cuántos hombres tienen un conjunto establecido de obligaciones que los hace pensar que ellos son el jefe? ¿Cuántos hombres escapan a la guerra para darse un sentido de orgullo en su machismo y la ilusión de que son fuertes y poderosos? La respuesta sencilla es: muchos.
El masculino está desesperadamente enamorado del femenino, pero los hombres están a la vez, furiosos con las mujeres. Siempre lo han estado. Aquí tienen parte del por qué: Los hombres saben dentro de sí que ellos necesitan desesperadamente lo femenino, no pueden vivir sin ello razonablemente. A ellos les cautiva magnéticamente lo femenino y piensan en varias formas para obtener su atención. Sin embargo lo femenino tiene el gran poder secreto del despido. Las féminas pueden descartar al macho y en la naturaleza lo hacen regularmente cómo parte del anhelo por fortalecer la especie. A lo largo del reino animal lo masculino trata de atraer a lo femenino a través de grandes demostraciones de plumas, cornamentas, danzas, canciones y similares. La hembra utiliza su poder de despido y punto. Tú no, tú eres muy bajito. Tú no, tú eres muy aburrido. Tú no, tú eres muy lento. Los machos seleccionados obtienen la pareja. Los machos rechazados se quedan dando vueltas por la periferia, a menudo solos, y… no se comen las galletitas. En los humanos debido a que ocupan cuerpos simios de base mamífera, el despido es también parte del juego de apareamiento pero no termina ahí. Lo femenino conlleva ciertas cualidades de discernimiento, crítica, demanda y requerimiento. Lo primero que hace una madre al dar a luz es examinar a su bebé para ver si tiene todos los deditos, verificar que todas las partes estén en su sitio, que esté completo y total. Cuándo el hombre llega al hogar después de la caza y se aparece con un conejo en lugar de un venado, la mujer arruga la nariz y con su expresión indica ¿”qué, sólo un conejo?. Esta noche no recibirás beneficios en la cama”. En el mundo de hoy tenemos rendiciones más sofisticadas de esto pero todo es lo mismo. “¿Qué, manejas un auto viejo, eres sólo un maestro, ganas poco dinero?” Los hombres de éxito, al igual que el ciervo macho, el león, o el toro, saben que su estatus es temporal. Un día encima y el otro ya no tanto. Siempre deben probarse a sí mismos, siempre necesitan producir para poder escapar del mortal despido mortal generado por el aspecto femenino de la madre naturaleza.
Lo femenino puede ser brutal en este sentido. Uno de los aspectos más poderosos del ser macho es estar a merced de la crítica constante de la hembra, del hacer las cosas mal, el síndrome de,….”tú no puedes hacer nada bien aunque te lo propongas”. Por esta razón es muy común que después de un número de años de matrimonio los hombres tengan muchos apodos para sus esposas (siendo zorra uno de los menos insultantes). Después de vivir sujeto a críticas interminables y sutiles o despidos no tan sutiles el macho está furioso y quiere atacar, desquitarse. Y cuál es la respuesta femenina a esto. “Deja los gemidos. Si no quieres que te critiquen deja de actuar cómo un estúpido y haz algo bien para cambiar”. ¡Uy! Así, las mujeres leen sus novelitas de romances sobre “hombres malos” mitológicos, poderosos y dinámicos que son irresistibles. En comparación, sus esposos y novios desaliñados parecen figuras patéticas.
Pueden ver por qué con este escenario, las mujeres están permanentemente desencantadas y los hombres permanentemente desencantados con ellas. Este es un juego que no puede ganar ninguno de los dos, pero es sutil, basado en procesos muy naturales, sólo que llevados demasiado lejos. Lo masculino busca aprobación, aceptación y amor por parte del objeto de su mayor deseo, lo femenino. Si ella se lo diera y el fuese capaz de recibirlo, entonces él se sentiría salvado. Muchos hombres están tan afectados que no pueden recibir cuándo se les da; ellos lo rechazan y esto le aporta aún más daño al sistema.
Muchas mujeres son adictas al rechazo y al aspecto crítico de lo femenino. Ellas no saben cómo detenerse y al no detenerse contribuyen a que los hombres se vuelvan cada vez menos atractivos ante sus ojos. ¿Por qué? Porque es precisamente aquella perspectiva que nosotros perpetuamos, la que terminamos convirtiendo en nuestra realidad. Estas mujeres encuentran con creciente amargura que los hombres no valen nada y no merecen que se invierta en ellos. Ellos nunca hacen nada bien y nunca lo harán.
Así, los hombres se enfurecen con las mujeres y, o se hartan de ellas o simplemente las agreden, sí, hasta llegan a violarlas, abusan de ellas, las atacan, no las respetan, y todo esto debido al gran temor que les tienen. Sí, se trata de temor, no es el poder el que perpetúa este comportamiento. Y mientras más temerosas se vuelven las mujeres más perpetúan la realidad de que las mujeres son zorras o tentadoras que deben ser castigadas.
Ahora tengan presente que no estoy diciendo que éste sea siempre el caso. Es sólo un resumen de muchos ejemplos de abuso que suceden en este planeta. No se equivoquen. No estoy alabando o dándole la razón en forma alguna a este comportamiento. Es el resultado de la confusión que tienen los humanos respecto a algo que es puramente biológico, egóico y condicionado por la esencia.
Hemos examinado una de las influencias de la naturaleza en lo femenino que conlleva grandes dificultades entre machos y hembras. Ahora veamos la naturaleza que dirige a los hombres a un territorio difícil. Está claro que es necesaria cierta cantidad de agresión masculina para perpetuar la raza humana. Esto es cierto no sólo a niveles sociales sino en la química del cuerpo masculino. Durante la relación sexual la esperma masculina está dotada de armamento químico, químicos capaces de atacar y penetrar la pared del óvulo. En otras palabras mientras más agresiva la esperma, mayor probabilidad de fertilizar el óvulo. A nivel de la esperma y el óvulo, esto equivale a atacar el castillo, una penetración agresiva de la biología femenina. Los hombres están diseñados biológicamente para penetrar las defensas femeninas. Por supuesto que no es tan simple cómo esto debido a variables tales como el amor, el afecto, la amistad, la intención de no dañar, la atracción y demás. Así que mientras la esperma está ocupada penetrando el óvulo, el hombre puede estar amando a toda la mujer y ésta es la diferencia entre la biología agresiva y la relación amorosa.
Así que hablando biológicamente tenemos el arquetipo del macho que agrede a la hembra y el arquetipo de la hembra que despide al macho. ¿Parece divertido? Para nada. El macho, que está diseñado biológicamente para agredir siempre está arriesgando el despido, así que a veces ataca y viola antes de que pueda ser despedido. Esa es una estrategia de la falsa personalidad pero tiene consecuencias sociales terribles. O él puede sólo dominar y aplastar a la hembra para retenerla debido a que él ha perdido su libertad y sus ‘privilegios´ ante los ojos de ella. Esta es una solución pobre y es producto de la falsa personalidad. Finalmente él puede ser paciente y esperar ser aceptado por la hembra y entonces penetrar químicamente el óvulo de ella bajo el manto verdaderamente posible del amor. Esto tiende a ser el acercamiento físico más apropiado que la esencia pueda encontrar cómo aceptación y tiende a funcionar muy bien. Sin embargo el ego masculino, debido al hábito, todavía tiende a mantener el resentimiento y se queja de que está arriesgando su libertad al hacerlo. Este temor puede hacer que crezca la ira.
La esencia no necesita del ataque, la penetración, el dominio o nada que le ocurra biológicamente al hombre. Ella sólo observa la actividad del cuerpo y de la personalidad e ignora lo que no sirve a su objetivo y respalda lo que sí lo hace. La esencia está interesada solamente en el amor y en su plena expresión. Esto es lo mismo para la esencia y la biología femenina. La esencia no necesita del despido, la crítica, encontrar defectos o algo similar. Ella solamente observa este comportamiento simiesco del cuerpo y de la personalidad. Si puede encontrar la expresión de amor, de alguna manera se expresará a sí misma y si no, simplemente esperará hasta que haya amor.
¿Qué conclusiones podemos sacar de estas observaciones de lo femenino y lo masculino expresadas a través del cuerpo? ¿Dónde está el potencial para sanar la horrible separación entre los géneros? Echemos un vistazo.
Los hombres tienen una exigencia inmensa ante sí. Ellos están desamparados sin lo femenino y por tanto tienen un imán incorporado que los atrae inexorablemente hacia ello, aún si fuera gay. Ellos deben entender esto. Biológicamente están construidos para la agresión, a la usanza del viejo guerrero, pero para sanar este estilo violador animal ellos deben hacer algo que es totalmente paradójico. Deben ser pacientes, esperar por la aprobación y penetrar con amor. Deben abrir totalmente su corazón y amarse así mismos primero. Esto sólo pueden hacerlo a través del perdón. Los hombres necesitan perdonarse completamente por todo. Si tienen éxito en esto ya no necesitarán aprobación de la mujer porque tienen la aprobación de sí mismos, el amor profundo. Esto los libera de todo el estrés y la distorsión respecto a las mujeres. Pueden relajarse y sentir una gran confianza que entonces atrae a la mujer. Tarea difícil, puede ser. Pero el hombre está diseñado para el desafío, y éste es uno grande. Esto debe hacerse individualmente y en masa y de manera relativamente rápida si la raza humana quiere sobrevivir. Y lo hará.
Lo femenino ama absolutamente lo masculino y aunque las féminas pretendan que pueden vivir sin el hombre, no quieren hacerlo. Ellas están diseñadas biológicamente para despedir, para ser selectivas, para utilizar su sentido crítico. Ellas necesitan retroceder ante la maquinaria de cuerpo que sólo despide por hábito. Ella necesita aceptar al macho y aprobarlo de corazón para que él pueda convertirse en lo que ella quiere que él sea. La única forma en que puede hacerlo es perdonándose a ella misma completamente por todo, para amarse a sí misma totalmente. Sólo de esta forma puede tener éxito para amar lo masculino sin las condiciones que la personalidad del cuerpo quiere hacer. Este es el verdadero significado tras la historia de la bella y la bestia y otras historias mitológicas sobre besar la rana para que se convierta en príncipe.
Ambos tienen un trabajo por delante. No hay culpa. Nadie tiene la culpa. No obstante todos somos responsables ante la sanación del dilema. Todos lidiaremos con cada lado del desafío al avanzar desde las vidas masculinas a vidas femeninas y devuelta. Mientras más progresemos en la una mejor será en la próxima cuándo seamos el sexo opuesto. ‘Si eres hombre y quieres ser una mujer feliz en una vida próxima, haz tu tarea. Viceversa con la mujer. Si insistes en tener razón al odiar el sexo opuesto igualmente odiarás el sexo que tendrás en una vida futura cuándo estés en el cuerpo de otro sexo. No te crees este tipo de problema. Si eres hombre, ama a las mujeres con todo tu corazón de una forma saludable y si eres mujer, ama a los hombres con todo tu corazón de manera saludable. Esto significa que no tienes que necesitar y tampoco aferrarte sino amar la libertad de escoger’. Disfruten.
Traducción: Fara González López
Edición y Difusión: El Manantial del Caduceo
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Publicado por
Ángeles de Crystal
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