domingo, diciembre 03, 2023

Pamela canaliza a Jeshua - Vida, consciencia y patrimonio del antiguo Egipto




Pamela canaliza a Jeshua

Queridos amigos, yo soy Jeshua. ¡Os saludo a todos en la orilla del Nilo! Estoy muy contento de estar con vosotros. Como familia, nos reunimos una y otra vez, en diferentes lugares y en diferentes culturas. Hay un hilo conductor que nos une y nos guía; es el hilo de la vida y la consciencia que busca manifestarse más amplia y profundamente en la Tierra.

La vida en nuestro interior anhela la consciencia y la consciencia en nosotros desea la vida, mientras que la Tierra nos ofrece vida a través de nuestros cuerpos y nuestras emociones. Estas emociones representan la vida en nuestro interior, como un río que siempre fluye, a veces salvaje e incontrolable, de modo que puedes sentir como si te estuvieras ahogando e inseguro de hacia dónde te diriges. La vida tiene libertad en su corazón: ¡la vida quiere vivir! Para la vida, estar vivo es un propósito en sí; está cansada de los propósitos “externos”, se podría decir. Y este propósito se puede sentir cuando miramos a la naturaleza: los pájaros, las montañas, las flores. La naturaleza es intensamente viva, y al presenciar la entrega despreocupada de la naturaleza a las fuerzas y ciclos de la vida, puedes darte cuenta de que el significado de la vida no puede estar fuera de la vida, sino que debe estar dentro de la experiencia de la vida misma.

Sin embargo, experimentar la vida requiere consciencia. Cuanto más consciente y perceptivo seas, más abundante y plena se vuelve tu vida. Como ser humano, se te anima a expandir tu conciencia, para que la vida pueda evolucionar y expresarse de maneras cada vez más creativas. La consciencia trae amplitud y mayor libertad. Cuando miras a los animales en la naturaleza, hay pura vitalidad dentro de ellos y, sin embargo, permanecen más o menos confinados al reino de sus instintos, su naturaleza animal. Tú, como humano, también tienes una naturaleza animal, pero al mismo tiempo hay algo dentro de ti, una chispa de luz y consciencia, que te da la posibilidad de transformar tu naturaleza animal añadiéndole algo. Este algo adicional es tu consciencia, que impregna la vida con significado, dirección y, eventualmente, amor.

Esta conciencia eres tú; es la chispa divina dentro de ti. Y dicha chispa divina quiere fusionarse y bailar con la vida, con la encarnación, con la carne y la sangre de tu cuerpo. Tu chispa original de Dios desea experimentar la vida al máximo, desea absorberla en todas las células de tu cuerpo por el hecho de la experiencia misma. La consciencia anhela la vida y la vida anhela la consciencia. Si dejas que bailen juntas, sentirás un significado y una satisfacción en tu vida.

A menudo piensas que necesitas lograr algo particular en tu vida, y te enfocas en algún objetivo o propósito final. Si sigues atrapado en los caminos de la sociedad y está principalmente “en el mundo”, puede que tu enfoque sean objetivos externos como una profesión o una carrera brillante, una relación o un matrimonio, hijos, una casa. Cuando estás más orientado hacia la espiritualidad y el mundo interior, puede que tus esfuerzos estén en la purificación, el equilibrio interior, la iluminación. Estos últimos valores pueden parecer objetivos más dignos que los externos, pero incluso aquí, en el deseo de iluminación, no estás tocando la razón principal por la cual estás aquí. Detrás de todo tu esfuerzo y búsqueda orientada a objetivos, a menudo existe una negación de la vida misma. Estás aquí para experimentar la vida, con pleno abandono, y para posteriormente envolver tu consciencia alrededor de esta experiencia, como brazos que abrazan la vida y la sustentan y apoyan para que florezca y evolucione.

A menudo luchas con la vida. El poder original de la consciencia ha disminuido en la mayoría de vosotros hasta convertirse en meramente la energía de pensar y analizar: la energía de la cabeza. Sientes emociones, deseos y pasiones, y en seguida empiezas a pensar: “¿Qué hago con esto? ¿Es bueno o malo? ¿Cómo puedo controlarlo, dominarlo, cambiarlo? ¿Cómo puedo lograr mis metas?” De esta manera, la vida dentro de ti, en su manifestación libre y salvaje, se aísla, separa y se reduce. Entonces nos oponemos a la vida, incluso la atacamos, por vía del pensamiento. En lugar de una danza mutua entre la vida y la consciencia, surge una brecha entre ellas y se separan en tu interior. La vida se reduce a emociones reprimidas, y la consciencia se limita a pensar, a menudo en preocupaciones.

Esta separación ha ocurrido en prácticamente cada uno de vosotros: una fractura ocurre entre la parte pensante, que juzga y busca controlar, y la parte emocional, que tiene vida propia y no puede realmente ser frenada por vuestras mentes. Te desgarras, y la vida y la consciencia no pueden juntarse dentro de ti. Es por eso que llegas a percibirte como compuesto por un yo “superior” y un yo “inferior”. La parte pensante no es capaz de lidiar constructivamente con tus pasiones y emociones. Casi todas las religiones en la Tierra buscan controlar o “trascender” la energía emocional y sexual en los seres humanos, dañando así la fuente viva de creatividad e inspiración en los seres humanos. Muy pocas enseñanzas espirituales abrazan plenamente la vida – la naturaleza y la Tierra – y la reconocen como pareja equivalente de la conciencia.

Ahora, lo que os estoy diciendo aquí no es un mero cuento abstracto. Todos habéis vivido esta dolorosa lucha con vuestra propia naturaleza humana, esta brecha artificial entre la vida y la consciencia, y no solo en esta vida, sino también en las anteriores. Sabéis lo que es sentirse desgarrados por dentro, separados de vuestro yo verdadero. Vuestro yo-verdadero está más que vivo. En comparación con vuestro yo-verdadero, ¡estáis medio muertos!

Hay tantas cosas que no te permites hacer o sentir. Llevas tantos tabúes internos dentro de ti: “Este sentimiento, o anhelo, o pensamiento es malo; debería superarlo; ¿Todavía no me deshecho de él?” La sensación de fracaso y quedarte corto te acompaña constantemente. De esta manera, la vida no puede extenderte la mano, ni tú puedes llegar a ella. Tienes una relación problemática con tu propia naturaleza humana. Esto impide que el alma entre en tu vida y pueda ser.

¡El alma quiere vivir! Quiere mostrarse ante ti a través de tus emociones, deseos y sueños; a través de la luz y la oscuridad, lo “bueno” y lo “malo”. El alma quiere vestirse de tu naturaleza humana, tu cuerpo vivo. Le estáis negando el acceso porque no os dejáis ser lo que sois, y no os estoy criticando por ello. Mi deseo es que seáis conscientes de que venís de una larga tradición en la que las personas han tratado de controlar la vida: tanto la interior, vuestra naturaleza humana, como la exterior, la Tierra misma. Mi deseo es haceros conscientes de este deseo de controlar la vida para que podáis empezar a soltarlo.

Sois los portadores de una larga historia. Es significativo que estéis aquí ahora mismo, en Egipto, en este lugar y momento en el tiempo, y me gustaría decir algo específicamente sobre este evento. En el antiguo Egipto existía mucho conocimiento disponible sobre el mundo interior y la psique, y había una conexión abierta con otros reinos fuera de la Tierra. El uso de poderes psíquicos y el tercer ojo eran mucho más común entonces de lo que son hoy en día. No existía una división entre lo normal y lo paranormal. La energía psíquica, la energía de la intención y el enfoque, se aplicó a muchos esfuerzos cotidianos, y se utilizó en la construcción de edificios, y en la política, la guerra y el comercio. La espiritualidad era parte de la existencia cotidiana e influía en cada faceta de la vida.

Existía, por un lado, una profunda consciencia del poder de la psique humana y su capacidad para crear y alterar la realidad física. El conocimiento esotérico alcanzó un nivel muy alto en el antiguo Egipto. Pero, por otro lado, también existía un gran desequilibrio e injusticia social. A lo largo de muchos siglos, las élites del poder se aferraron firmemente a sus posiciones privilegiadas e impidieron que la gente común expandiera su consciencia. Hubo tanto una floración como una represión de la conciencia. El abuso y la manipulación del poder psíquico se ejercían comúnmente, y por ello la inspiración original que entraba en la cultura egipcia desde otros reinos del universo fue en gran medida sofocada y mutilada por aquellos en el poder. Las influencias extraterrestres de las que estoy hablando contenían semillas puras de luz destinadas a ayudar a la humanidad a adquirir más libertad y consciencia. El conocimiento que fue canalizado hacia la Tierra tenía como destino permitir a los humanos unir su naturaleza animal con la presencia de su alma; crear un puente entre la personalidad y el alma, entre la vida y la consciencia.

Egipto fue la cuna y el lugar de nacimiento para el conocimiento esotérico profundo que vino a la Tierra desde lugares altamente desarrollados en el universo. Ese conocimiento y consciencia fueron recibidos en los corazones y las mentes de las personas que vivían en ese momento y que estaban abiertas a la afluencia de esta nueva consciencia luminosa y revolucionaria. Eran los artistas, los escritores, la gente común con corazones abiertos, y también algunos gobernantes que veían más allá de la necesidad de poder. El arte, los mitos y los edificios monumentales del antiguo Egipto dan testimonio a la profundidad y el poder de este impulso cósmico. Hay un aura de magia en la cultura del antiguo Egipto que podéis sentir y que os llama mientras camináis entre los restos y vestigios de los templos y tumbas.

Muchos de vosotros habéis vivido vidas pasadas en esta antigua era. Conocéis tanto el lado luminoso como el lado oscuro de esta cultura. Sentís de forma innata lo que sucedió con el conocimiento esotérico y los poderes del tercer ojo: cómo fueron abusados con el propósito de luchar por el poder y la guerra. Algunos de vosotros fuisteis canales o psíquicos y sentisteis una conexión real con campos de fuerza sobrenaturales y energías superiores. Os encontrasteis ante un dilema que os destrozó: cómo expresar vuestro conocimiento e inspiración en un entorno en el que podría ser usado para beneficio personal o para suprimir la libertad y la verdad. Hay un dolor dentro de vosotros por el abuso de poder que tuvo lugar, y puede que aún os sintáis atormentados por el miedo de comprometer vuestra integridad si ahora empezáis a usar vuestros dones para la lectura, sanación y canalización psíquica.

Estoy aquí para deciros que ahora podéis hacerlo; que podéis usar vuestra habilidad para sentir y canalizar energías y compartir vuestro conocimiento del reino interno y sobre la vida y la muerte. El impulso de luz y consciencia que fue el origen de las más altas expresiones de la cultura egipcia todavía está esperando ser recibido plenamente. No pudo ser absorbido enteramente en ese momento, porque la conciencia humana en la Tierra aún no estaba preparada. Podéis comparar esa situación con el nacimiento de un bebé muerto. Fue traído a la Tierra, pero aún no podía vivir aquí; las circunstancias eran demasiado duras, el bebé demasiado frágil. Sin embargo, a pesar de que nació muerto, el niño estaba aquí y llamó la atención; fue reconocido por algunos como el portador de luz y libertad.

Estáis llamados hoy a traer vuestra sabiduría, intuición y claridad mental al mundo; para compartirlo con el corazón abierto, sin preocuparos por el abuso de poder, y para honrar vuestra humanidad. Estáis aquí para completar una misión, para cumplir una promesa que una vez apreciasteis mucho. Sois portadores de luz; estáis aquí para crear el cambio. Ahora es posible hacer esto sin temor a perder vuestra libertad e integridad.

Ahora vivís en tiempos muy diferentes. La consciencia colectiva está llegando a los límites del miedo y la separación. Hay una creciente consciencia de que se necesita un cambio, y no solo a nivel externo, sino un cambio interno, un cambio de corazón. La humanidad está empezando a darse cuenta de que la energía más necesaria ahora es el amor. El amor es la energía de la conexión; reconoce lo que une a las personas, lo que las hace iguales; crea empatía y compasión. El amor es un constructor de puentes, y el amor es el puente entre la personalidad humana y el alma, entre la vida y la conciencia, entre la Tierra y el Cielo.

La presencia del amor está creciendo en la sociedad humana en general. Cada vez más, se anima a las personas a honrar y expresar su naturaleza individual, y esto es una señal de amor. Ser libre para explorar quién eres y cómo quieres expresarte, ya seas mujer, hombre, joven, viejo, pobre, rico, etc., ahora se considera, cada vez más, como un objetivo deseable, y este es un progreso increíble. A pesar de que la realidad aún no coincide con el ideal en muchas áreas del mundo, el hecho de que este objetivo ahora se exprese públicamente como digno y esencial es un signo de expansión de la consciencia.

La libre expresión de vuestra naturaleza individual no era posible en el antiguo Egipto, o sólo de una manera muy limitada. Habéis nacido en el mundo de hoy en el que, de nuevo, hay un espacio creciente para la vida. La personalidad humana con todas sus pasiones, emociones y peculiaridades puede salir a la luz de la consciencia ahora y ser redimida. Este es realmente el verdadero propósito de la espiritualidad, de la conciencia: honrar y respetar la vida en su expresión más individual, que es el alma humana, y ayudarla a florecer y expandirse con creatividad y alegría.

Ahora, para todos vosotros, la manera de unirse a la vida con la conciencia interior es abrazando vuestra vitalidad, vuestras emociones, vuestra naturaleza humana. Abrazadlo todo sin juzgarlo; ¡Aceptaros tal como sois y sed libres! Dejad los juicios espirituales; no os reprimáis, sino permitid que vuestra consciencia abierta penetre profundamente en vuestras emociones más oscuras. Esta es la alquimia que estáis buscando. Cuando permitís que la conciencia y la vida, la conciencia y la emoción, bailen juntas en un abrazo lleno de amor, os volvéis libres. Después aprendéis a entender los mensajes detrás de vuestras emociones más oscuras y luminosas, y trabajaréis con ellas en lugar de luchar contra ellas.

La vida es emoción. La vida, en forma de emoción, llama a la consciencia: “¡Mírame, siénteme, lléname de tu luz!” El alma es el portador de la consciencia y cuanto más abrazas tus emociones con consciencia, más tu alma puede descender y fusionarse con tu personalidad. Cuando esto sucede, te sientes vivo y alegre, a pesar de los problemas que van y vienen, y te enfrentas a los desafíos típicos con los que se enfrentan todos los humanos. La alegría es la señal más segura de que te estás volviendo un ser completo: una fusión de vida y consciencia, siempre en movimiento y desarrollo, y al mismo tiempo sostenidos con seguridad por los brazos de la eternidad.

© Pamela Kribbe

Traducido del inglés por Cristina Yoh