Un
magnifico reencuentro de la humanidad ha comenzado. Es como una reunión
masiva de la familia, una reunión para celebrar una boda o un
nacimiento.
El
tan esperado y deseado momento de convertirse una vez más en seres
plenamente conscientes, en armonía con los demás y con Dios – estando
plenamente conscientes de ello – se acerca cada vez más, debido a que
más personas han decidido unirse a la intención colectiva de despertar.
Esto puede ocurrir instantáneamente cuando el campo de Amor que los envuelve y une a todos sea completamente reconocido.
A
pesar de toda la atención que se le presta a la ilusión y sus
problemas, existe una conciencia creciente de que es primordial un
cambio radical en la percepción si desean dejar atrás las viejas formas
de juicio, castigo, y conflicto para poder vivir en armonía el uno con
el otro, independientemente de su raza, color, creencia religiosa o
política, y es esta conciencia lo que les está impulsando hacia delante
con tanta eficacia en su camino hacia el despertar.
La Unidad de Dios es maravillosamente estimulante y totalmente increíble.
Ella sólo puede ser experimentada. Intentar describirla con palabras o
imágenes, o de hecho, de cualquier manera en absoluto, como muchos
místicos e iluminados han intentado, es más que imposible.
Sin
embargo, los que lo han experimentado han logrado transmitir a aquellos
que están dispuestos a escuchar, que esa es una experiencia que
sobrepasa todo gozo, alegría y comprensión, simplemente es!
Y
todos están envueltos dentro de ella, incluso si deciden no darse
cuenta de ello- el no darse cuenta es una opción que la humanidad hizo.
Ahora estás en el proceso de cambiar tu mente permitiéndote abrirte a la maravilla infinita del Amor eterno de Dios para ti.
Nada de lo que puedas pensar, decir o hacer podría compensar remotamente
lo que perdiste cuando elegiste permanecer inconsciente, por lo que
nunca has encontrado verdadera satisfacción dentro de tu entorno
ilusorio. Tienes que despertar. Y lo harás!
La
conciencia, Dios, es un gran, un enorme, un infinito campo de amorosa
sapiencia, en la que todo lo que es, cada parte de la conciencia desde
el más infinitésimamente pequeño hasta el más grande, existe eternamente
en armonía llena de felicidad perfecta.
Dentro
de este campo hay unos pequeños bolsillos, burbujas, o recintos, en los
que un aspecto de la conciencia ha elegido, muy temporalmente, jugar a
ser inconscientes de su unidad y pretender ser independiente,
individual.
Los
seres humanos en la Tierra están experimentando actualmente la vida en
uno de estos enclaves ilusorios, pero el desconocimiento que eligieron
experimentar se está desgastando a medida que avanzan hacia el momento
de despertar.
Estar
inconscientes – como la humanidad sin duda ha estado – es un estado
sumamente antinatural del ser, que sólo puede durar un momento, algo así
como las pompas de jabón que los niños soplan y que estallan casi tan
pronto como se han formado, liberando nuevamente el aire atrapado en la
atmósfera circundante.
La
“burbuja” de la falta de conciencia en la que actualmente pareces estar
encerrado y aislado de la Realidad no tiene más remedio que estallar
cuando la película húmeda que la encierra se seca y se mezcla en el aire
circundante.
A
continuación, el desconocimiento encerrado en ella acaba por disiparse,
ya que se subsume completa y amorosamente en el campo de la conciencia
divina de la que se había tratado de ocultar.
El
desconocimiento no existe, no puede existir. Sería algo así como un
estado de intensa oscuridad, un agujero negro, donde no hay sombra o
penumbra, en un lugar completamente iluminado por el sol del mediodía.
El
desconocimiento es un estado imaginario de no saber que la humanidad
construyó de manera de poder justificar las muchas actividades
desconsideradas y sin Amor a las que se ha dedicado por eones.
Si
se hubieran permitido a sí mismos permanecer plenamente conscientes
nunca se habrían visto envueltos en el juicio de los unos a los otros,
lo que ha llevado a un intenso desacuerdo, miedo, odio, conflicto y
guerra sin fin.
A
medida que su desconocimiento se desvanece y luego se desintegra,
empiezan a reconocer la locura que significaban muchas de sus
actividades presentes y otras previstas para el futuro, por lo que toman
las medidas necesarias para ponerles fin.
Ahora
muchos de ustedes tienen la firme determinación de dejar de utilizar la
violencia contra otros, sean cuales sean las circunstancias y los
resultados de esas intenciones amorosas individuales, constituyen un
campo cada vez mayor de energía que inunda, efectivamente ahoga, y luego
transforma las energías que no están en alineación con él.
La
desconfianza es una energía de miedo a la que muchos de ustedes se
aferraron con desesperación mientras observaron y tomaron parte en los
conflictos que parecían ocurrir casi constantemente a tu alrededor.
Ahora
el campo divino de Amor que envuelve a la Tierra está disolviendo todo
el miedo y el odio, a medida que la energía que ellos sustentan se
transforma por la decisión colectiva de la humanidad de despertar de
aquel infierno de pesadilla, de desconfianza y conflicto que tan
desastrosamente ha confinado a cada uno de ustedes en el fuego de su
propia amargura y confusión durante tanto tiempo.
La confianza se produce cuando las personas dejan de desconfiar y dejan de levantar las defensas que demanda la desconfianza.
Eso
está sucediendo ahora en todo el mundo mediante una expansión sin
precedentes de la conciencia de que esa es la única manera de salir de
las guerras y los conflictos que les han asolado desde antes de los
albores de la historia.
Se han dado cuenta de que tiene que haber una mejor manera, y que hay
una mejor manera, y ahora están participando en ella en número
creciente.
Y
esa manera es respetar y honrar a los otros por muy diversas que puedan
ser las culturas, etnias, religiones y orientaciones políticas, las
cuales se han utilizado durante mucho tiempo como un medio para
dividirlos y ponerlos unos en contra de otros. Esos días han terminado.
Un
magnifico reencuentro de la humanidad ha comenzado. Es como una reunión
masiva de la familia, una reunión para celebrar una boda o un
nacimiento.
Y
al igual que en esta celebración, los recién casados honran sus votos
entre sí, o los padres honran y dan la bienvenida a su nuevo hijo, todos
los presentes emprenden un nuevo y amoroso comienzo, saludando a todos
los miembros de la familia, y están de acuerdo en liberar y perdonar
viejas rencillas que se habían enconado en lugar de ser resueltas.
Después
de la celebración una gran iluminación del campo de energía colectiva
se puede sentir definitivamente por parte todos los presentes.
Ábranse
ahora para sentir ese cambio energético, esa transformación que les
está animando a abrazar a otros en vez de desconfiar de ellos y
evitarlos.
Todos son uno – ya lo sabes. Ya no lo pueden negar pretendiendo estar
separados por razas, religiones, diferencias de clase, género o supuesto
valor para la sociedad.
Ábrete
honrándote a ti mismo y a los demás, y acepta gentilmente el
reconocimiento que se te ofrece, y siente el campo de energía divina que
te abraza mientras lo haces.
Con muchísimo amor, Saúl.
Traductor: Rossana Carmona
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