La Conexión con Gaia
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon, del Servicio Magnético.
Nuevamente les decimos cosas que necesitan oír todo el tiempo, realmente lo necesitan. Dios no está en un vacío. Eso que ustedes llaman el Dios eterno, no está en un vacío. Es lo que nosotros llamamos la Fuente Creadora de todas las cosas. Imaginen que hay una Fuente de creación; no necesariamente es imparcial hacia ustedes. Una Fuente que incluye al ser humano como parte del amor activo y la compasión que ha existido y entrado en la creación de todas las cosas. Imaginen una Fuente Creadora que sabe quiénes son ustedes, y habrá algunos que miren a lo enorme del universo y digan “¿Cómo es eso posible? Que el Creador del Universo sepa quién soy.” Y la respuesta a eso es: el sistema te tiene a ti como parte de la Fuente Creadora. Tienes un alma.
Y la humanidad ve esta alma muy interesante. La humanidad, casi colectivamente, casi el planeta entero, habla del alma. Ese término, siempre. ¿Cuántas almas hay a bordo?, dicen. El alma es ese vehículo que parece estar aparte del humano, y luego cuando el humano muere, bueno, el alma sigue adelante, ya sabes.
Eso es porque muchos pensamientos intuitivos saben que todo ser humano tiene algo un poco más grande que ese cuerpo. Tan grande es que nunca muere. Ese es el consenso, queridos, de casi todas las religiones del planeta, de cada sistema de creencia en el planeta. Un planeta monoteísta, piénsenlo, que reconoce a Dios y ama a Dios, que sabe que un alma existe por siempre y continúa aún después de que mueren, y sin embargo no hay realmente un examen de qué hay en el alma.
Yo quiero contarles algo que está en el alma y que no habrían pensado. Ustedes piensan en el alma completamente como ustedes, divina, el Yo Superior, todas esas cosas que pueden o no estar allí, según sea su sistema de creencia, pero hay una cosa que quiero decirles en que ustedes nunca pensaron, que es verdaderamente parte de su alma.
Hay una asociación en este planeta de la cual vamos a hablar hoy, y de esa asociación he hablado muchísimas veces. Tan profunda es. Tan necesaria es. Y sin embargo ustedes no saben, realmente no saben de ella. Cuando digo que no saben de ella, le hablo a lo que llamaría la audiencia de este programa, de los que escucharán más tarde, tal vez del mundo occidental.
Ustedes piensan en el planeta Tierra como el polvo que pisan, y algunos no piensan mucho más al respecto, simplemente es eso. Miran el clima, y es algo que simplemente sucede; es algo para disfrutar o para evitar. Hay mucho más.
Este socio que falta, diría yo, es Gaia. No es el planeta; es Gaia. Gaia es el nombre que usaremos para la Madre Naturaleza. Ahora bien, ustedes saben qué es eso. ¿La madre naturaleza tiene una actitud?
¿La madre naturaleza tiene una personalidad? Y casi todos los que tratan con el planeta dirán que sí, que ciertamente, absolutamente, la madre naturaleza tiene eso. ¿Es posible que esta Gaia, esta madre naturaleza, pueda realmente ser una parte activa de tu divinidad? ¿Es posible que la madre naturaleza esté representada de algún modo en el alma del ser humano? Y yo les digo que sí, y está más que ejemplificado en el sistema de rejillas, del que hablaremos, y hemos hablado en el pasado. Pero déjenme decirles algo en que la mayoría de ustedes ni siquiera piensan. Cuando eran pequeños y empezaron a aprender sobre el planeta, aprendieron en la escuela que los árboles respiran eso que ustedes exhalan, y ustedes respiran lo que ellos exhalan. Es asombroso, ¿no es así? ¿Alguna vez miraron esto y dijeron “Que coincidencia”? Que esté sucediendo algo en que los árboles reales del planeta, en los bosques, y los líquenes, y los musgos, y todo eso, realmente prosperen con lo que ustedes exhalan en cada respiración. Y cuando consideran lo que ustedes necesitan y lo que ellos necesitan, ambos se combinan exactamente. ¡Qué coincidencia! ¿O simplemente lo aprendieron, lo memorizaron y dijeron “Así es como funciona”?
Imaginen: el ser humano necesita agua. Ustedes no pueden existir sin agua. Están hechos de un montón de agua. Ahora bien, no pueden beber el agua del océano, saben que es demasiado salada. ¿Qué situación ha sucedido? Miren: el agua potable cae del cielo (se ríe). No solo cae sobre ustedes, sino que llena los arroyos y los ríos de agua potable. ¡Qué coincidencia!, podrían decir (se ríe). Y así sigue y sigue, ¿no es así?
¿De dónde obtienen su comida? Ya sea que crean o no en comer animales, no hace una diferencia; porque en el pasado lo hacían, y cultivaban su comida. Casi todo completamente suministrado por la madre naturaleza. Qué coincidencia, podrían decir, que la naturaleza y el ser humano estén tan aliados entre sí, que ella los alimenta, les da agua, les da el sustento, (se ríe), ¡les da aire! Y estos simplemente son hechos, ¿no? Qué bonito.
Luego podrían ir más adelante. Renovación de recursos. Ustedes calcularon que podían construir sus casas usando los árboles, y fueron cuidadosos al hacerlo, crecerán de nuevo. Y en un par de décadas sus hijos construyeron sus casas del mismo bosque, ¡imaginen! Tenían el material de construcción, que volvía, y volvía, y volvía. ¿Pensaron alguna vez que eso podría no ser una coincidencia? ¿Qué tal si todas las cosas fueron colocadas allí, cuidadosamente, para ustedes? ¿Lo pensaron?
Muchos piensan que la naturaleza humana ha causado una situación en que literalmente hay una brecha entre la Tierra y los humanos; no van juntos. Entonces vayamos a los indígenas y preguntémosle a ellos qué pasó. Serán los primeros en decirles que ellos sintieron a este planeta como una personalidad. Que ellos fueron capaces de armonizar y equilibrarse con el planeta, que los proveyó con recursos que los sustentaron en el mismo lugar durante cientos de años. Y en los lugares donde ellos debían mudarse, ellos se movían a lugares que entonces los sustentaban, a veces durante miles de años. Que ellos veían al planeta como una compañera en la existencia.
Hoy van a escuchar una de las declaraciones que ya he hecho antes, contraria a lo que piensan. Los indígenas no rezaban por lluvia.
Hacían una danza de lluvia. Ellos no hacían un trabajo para que alguna deidad en el cielo les diera la lluvia. No es así como funciona.
Así es como les parece a ustedes, porque eso es lo que ustedes hacen. Lo que ellos hacían era establecer un equilibrio, una armonía con la región, con la naturaleza, con los cielos. Se dieron cuenta rápidamente que, observando las estrellas, podían determinar las estaciones. Todo lo que los indígenas vieron e hicieron realzaba la idea de que la Tierra estaba viva, que vivía, tenía una personalidad y era su socia. Y tenían razón.
Subsiguientemente, queridos, ustedes crecieron en una sociedad moderna. Es interesante que ahora, si le preguntan a un niño de dónde viene la comida, dice que viene en una caja, viene en una bolsa. Viene de mamá en la tienda. Ni siquiera están realmente concientes de la relación simbiótica que verdaderamente existe entre la Tierra y el ser humano.
Ahora bien, yo les dije que hay una relación con el alma humana allí, y la hay. Oh, es grande. ¿Sabían que su akash, su registro de vidas, también está llevado en el planeta? ¿Eso les dice cuánta alianza podría haber? ¿Sabían que realmente hay animales que llevan parte de eso? Ya les dijimos esto antes. ¿Qué les dice eso sobre el planeta?
¿Sabían que en el planeta hay sistemas de rejillas que realmente recuerdan la emoción humana? ¿Creen que eso es demasiado esotérico? Déjenme hacer esta pregunta que yo he hecho una y otra vez: sensitivos que escuchan este programa ahora mismo, les va a gustar esta parte. Caminan por un lugar que solo parece un campo de tierra, sin saber que en ese campo tal vez hubo una batalla. Es muy antiguo y no está identificado. Y de pronto les rompe el corazón, sienten la tristeza, el horror de la muerte, todo lo que pasó allí. Y algunos de ustedes reaccionan. Déjenme preguntar: ¿de dónde viene eso? Y ustedes dirán, “Bueno, ¡hubo una batalla aquí!” ¿Cuál es el mecanismo? ¿Cuál es el proceso que te dice, en tu sensibilidad, que algo pasó allí hace cientos de años? La respuesta es: la rejilla cristalina de la Tierra. Esta socia, esta compañera que falta, les está hablando. Hay cosas en este planeta que quieren ser dichas a la humanidad, a los seres humanos, que realmente son sabiduría que excede a cualquier cosa que ustedes sepan.
Y ahora lo grande: los indígenas del planeta tienen una idea, y la idea es esta. Es algo que ya oyeron antes. El polvo al polvo; la ceniza a las cenizas. Esto es lo que ellos creen: que el polvo de la Tierra contiene la sabiduría de sus ancestros. Eso significa que al levantar un poco de polvo, mirarlo, tal vez llevarlo a los labios, estás en comunicación con todos los ancestros y la sabiduría que ha habido, porque la Tierra es una socia de tu alma. ¿Qué les parece?
La cosa más triste que ha sucedido en sus sociedades no es que hayan olvidado esto, sino que ustedes hayan sido educados en contrario. ¿Les gustaría hacer para mí una lista de los sistemas de creencia modernos que tienen en su mundo occidental que incluyan al planeta como parte de su alma? La respuesta es: casi ninguno. Lo han desechado, queridos. Porque no lo entendían, no lo sentían, o porque otras cosas parecían más importantes en las doctrinas. Un castigo. Fue desechado. Este planeta estaría mucho, mucho mejor si empezara a volver a la idea de que tal vez haya una asociación que funciona en ambos sentidos, que hay cosas para aprender, muchas cosas para aprender del planeta. Y eso no se trata de solo mirar la naturaleza y ver cuán hermosa es, o lo que sucede en ella. Cualquier abrazador de árboles les dirá que si van al bosque y se sientan con su espalda contra este monstruoso, bello, asombroso árbol – monstruoso por su tamaño, no su actitud – empiezan a sentir que les habla. Dice: “Querido, he estado aquí durante cientos de años y esto es lo que quiero decirles. Ustedes son amados por este planeta. Gracias por sentarte conmigo hoy”. Eso es un socio. Pregúntale a cualquier abrazador de árboles (se ríe); por eso lo hacen. Porque hay comunicación, queridos.
Es un buen mensaje, ¿no es así? Algo en qué pensar. Es un mensaje que he traído durante 31 años.
Y así es.
Kryon
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro
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