Traducción: Rosa Garcia
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
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Todas las fechas son UT
Este Eclipse Solar, el segundo de los dos eclipses de esta temporada, es suave como las nieblas de otoño y duro como las tormentas de invierno. En el mismo tiempo y espacio, nos entrega las verdades más duras entrelazadas con los estados de conciencia más refinados. Nuestro desafío consiste en estar abiertos a ambos, sin favorecer a uno por encima del otro. La realidad nos está llamando y no podemos ignorar los eventos de este mundo relativo de ego enloquecido. Tampoco podemos pasar por alto las verdades que expanden nuestra percepción, más allá de “quién está haciendo qué a quién”.
En el mejor de los casos, Sagitario busca grandes verdades que entretejen cosas dispares en un todo integrado. Nos inspira a expresar la mejor versión de nosotros mismos con su eterna promesa de esperanza y de posibilidades ilimitadas. En su peor variante, Sagitario fomenta la división al imponer su opinión sin dejar espacio para el desacuerdo ni el debate. Gobernado por Júpiter, el planeta más grande de nuestro sistema solar, bajo su influencia podemos defender demasiado nuestra perspectiva, asumiendo una superioridad innata sobre quienes tienen una visión diferente. En este momento todos corremos el riesgo de este autoengaño. Y todos podemos descubrir algo nuevo durante este Eclipse.
Este no es el acto final
Si lo gestionamos con cuidado y una vez que aceptemos nuestra responsabilidad en la coyuntura actual, este Eclipse Solar fomentará las interacciones positivas.
El pensamiento, la comprensión y la perspicacia que simboliza Sagitario se han convertido en herramientas de discordia y desconfianza, de odio, falta de respeto y agresión.
La religión se ha convertido en un arma con la que vencer a nuestros enemigos y juzgar a los que se consideran diferentes, en lugar de una fuerza del bien que alimenta el alma.
La política se ha convertido en un instrumento de división que otorga poder a unos pocos a costa de muchos, en lugar de garantizar una sociedad segura e inclusiva que proteja a los vulnerables y fomente las posibilidades de todos.
El mundo de la medicina se ha convertido en una fuente de desempoderamiento, coacción y miedo, en lugar de promover el bienestar, la autonomía y la resiliencia.
Cuando tales dinámicas salen a la luz y están a la vista de todos, podríamos pensar que todo está perdido, que hemos llegado demasiado lejos y no podemos volver atrás. La noche oscura del alma de la humanidad puede parecernos cada vez más larga y deprimente. Pero la noche oscura no es el acto final. ¡Hay mucho esperando entre bastidores a salir a escena!
Neptuno y el asteroide Vesta (que forman una Gran Cuadratura con Mercurio y los Nodos Lunares este Eclipse) hablan tanto de la promesa de trascendencia como de los riesgos de intentar evadirnos. Estos no son tiempos fáciles de vivir y la tensión sigue aumentando mientras avanzamos hacia la segunda gran conjunción de este año de Saturno y Júpiter, el 21 de Diciembre. Muchos han llegado a esta temporada de eclipses sintiéndose sin recursos para el camino que les espera. La intensidad de 2020 nos ha agotado y, con la marcha implacable de la tiranía y el miedo, es difícil recuperarnos. Hemos perdido mucho este año: personas y lugares queridos, roles, medios de vida, seguridad financiera, esperanzas futuras y sueños que acariciábamos. Poco ha permanecido intacto. Es como si estuviéramos nadando en el mar y durante el Eclipse una niebla de confusión pusiera de manifiesto todo lo que dejamos atrás.
Pero los cielos ven el camino que nos espera incluso cuando nosotros no podemos. Vesta y Neptuno nos proporcionan el combustible necesario para dar el siguiente paso: el compromiso. No en busca de una meta o un resultado, sino simplemente por estar aquí y ahora, viviendo este momento con la mayor sinceridad posible. Esta forma de vivir es la práctica espiritual más profunda: encarnar nuestro yo auténtico, que nace de conectar con nuestro núcleo interno que siempre dice la verdad. Aunque esa verdad sea la más difícil de escuchar.
La responsabilidad de estar despiertos
Por muy arraigados que estemos, a veces, nuestra resolución puede desvanecerse y la responsabilidad que supone estar despiertos puede parecernos abrumadora. Es más fácil quejarse de la vida que vivirla con los ojos y el corazón abiertos a sus múltiples matices. O escondernos en la negación, en vez de afrontar verdades desagradables. Vivir desde el corazón requiere un compromiso inquebrantable mayor de lo que imaginábamos al principio.
La euforia de la percepción inicial puede estimularnos durante un tiempo porque vemos el mundo con nuevos ojos. Las experiencias personales y los catalizadores del despertar son diferentes para cada uno: de pronto nos damos cuenta de que la vida no es lo que pensábamos y nosotros tampoco. Sea cual sea el desencadenante, el placer o el dolor, un conocimiento sutil o una comprensión devastadora, el primer destello de libertad suele ser el más dulce, en comparación con nuestra vida anterior. Ante una nueva línea temporal llena de posibilidades, todo nuestro ser resuena con este cambio. Sabemos que ha ocurrido algo profundamente significativo. Cada una de nuestras células vibra con esta nueva conexión con la magnificencia de Todo Lo Que Es.
Entonces la vida nos confronta con su lado más oscuro y comienza el verdadero desafío espiritual: encarnar la sabiduría en el caos humano de cada día. Ser honestos cuando la verdad nos duele hasta la médula. Mantenernos firmes cuando sopla un huracán implacable de cambio. La tarea que se nos presenta ahora es abrazarlo todo: la pérdida y el miedo, las esperanzas y los sueños, la discordia, el acuerdo, las verdades y las mentiras y vivir despiertos con todos ellos. Permitir el dolor colectivo y que las posibilidades infinitas vayan recalibrando todo a su paso.
¡No vuelvas a dormirte!
Aunque podríamos sentir la tentación de evadirnos durante este Eclipse, no debemos volver a dormirnos. No podemos renunciar a la sabiduría de las revelaciones que conocemos. Llegan como una bendición pero con una gran responsabilidad, insistiendo en que permanezcamos fieles a las verdades que desentrañan. La revelación exige de nosotros carácter, firmeza y resiliencia espiritual, sin importar a qué nos enfrentemos. Cualquier autocomplacencia a la que cedamos ahora será desafiada por los eventos de este Eclipse y durante los próximos seis meses en los que imprimirá su sello. La conjunción de Marte y Eris, aspectando a Plutón, nos asegura que podemos mantenernos firmes y establecer límites, aunque quienes alimentan el miedo quieran conducirnos hacia un futuro tiránico. Pero el futuro sigue siendo nuestro. Podemos reclamarlo y nadie puede quitárnoslo si nos negamos a ofrecérselo.
Este Eclipse Solar en Sagitario nos recuerda que la fe es una red de seguridad en el camino del despertar. Fe en que las cosas cambian; fe en que lo que hoy nos aflige con el tiempo se convertirá en polvo. En que la promesa de paz y la libertad de la autenticidad no son fantasías inventadas por un mundo necesitado, sino la esencia misma de lo que significa ser humanos. Una vez que desvelamos esa esencia y que nos conocemos por dentro y por fuera, es inevitable que cosechamos sus riquezas. El camino espiritual consiste en quitar el velo del corazón para abrazar todo lo que descubrimos cuando lo hacemos, en abrir el corazón cada vez más para contener todo lo que somos y todo lo que hay en este mundo. Pero hacerlo requiere una fe y una presencia asentadas en el aquí y ahora. Y también la voluntad de vivir la vida en estado puro, expuesta tanto al dolor como al placer, al sacrificio como a las bendiciones.
Y este tipo de fe requiere compromiso.
El futuro nos está llamando
Es muy fácil tirar la toalla, salir corriendo de la sala del despertar y cerrar esa puerta cuando la verdad nos resulta difícil de soportar. O ponernos unas gafas de color rosa que hablan sólo de amor y luz, dando lugar a puntos ciegos allí donde las amenazas más oscuras acechan desde las sombras. Para quienes sientan deseos de atacar o de echarse a un lado en este momento, conviene saber que el cosmos se está acercando a nosotros para pedirnos que paremos y esperemos. Permanece sereno, suelta y simplemente respira. La vida necesita tiempo. Nosotros también. Y todo tiene su momento.
El futuro nos está llamando. ¿Lo oyes? Nos seduce con susurros en una lengua desconocida. Su promesa suena muy cercana y, sin embargo, fuera de nuestro alcance, oscurecida por un manto de niebla que no podemos quitarnos de encima sin más. El tiempo lo es todo y todo tiene su momento. Reconocer este hecho es nuestro acto de fe. Saber que las cosas cambian y que volverá la claridad es el combustible para nuestro viaje a través de la niebla. Se despejará a su debido tiempo, revelando tanto riquezas como obstáculos, recompensas y responsabilidades. Cuando lo haga, sabremos qué hacer y cuándo, cómo hacerlo y por qué. Pero por ahora el compromiso, la fe y la perseverancia en medio del misterio son las ofrendas más poderosas a este momento. Las que indican que estamos preparados para el camino que nos espera.
Sarah Varcas