domingo, septiembre 03, 2017

Kryon por Lee Carroll - Serie del Descubrimiento - Parte 3 - Kananaskis, Alberta, Canadá, 25 de agosto de 2017




Canalización de Kryon por Lee Carroll
Kananaskis, Alberta, Canadá, 25 de agosto de 2017


Serie del Descubrimiento - Parte 3


Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.

Este es el tercer mensaje en la serie que han llamado Descubrimiento. Hace algunos años mi socio ayudó a escribir un libro que se llamó "Los Niños Índigo". Se volvió algo general, no esotérico. Describía un nuevo tipo de consciencia llegando al planeta con los niños. Verdaderamente fue el comienzo, el precursor del Cambio, porque el potencial del Cambio ya estaba: la humanidad no se había destruido a sí misma, algunos de los procesos para la graduación y evolución de la humanidad ya estaban comenzando. Y los niños empezaban a cambiar y a transformarse anticipando esto.


Uno de los atributos de un niño de la nueva consciencia es una percepción de que son difíciles, y la dificultad suele provenir de que son un poco obstinados. Déjenme definir eso: nacen sabiendo que son dignos de estar aquí. Y ustedes no. Queridos, eso se debe al akash que ustedes portan, se debe a los sistemas en que participan en su cultura, incluso se debe a los dichos que les han dado su papá y su mamá. Ustedes nunca se golpean el pecho y gritan "Yo soy digno de estar aquí" (se ríe) porque sus amigos se apartarían. Hay algo que se esconde en cada uno de los que están sentados aquí en el salón y en muchos que están escuchando: una sensación de no ser dignos.

Ahora bien; alma antigua, ¿de dónde viene esto, verdaderamente? ¿Por qué habrías de venir al mundo y sentir tal vez que no eras digno de estar aquí? ¿Qué te sucedió, querido trabajador de luz, en miles de vidas en que despertaste en algún momento a la verdad y la belleza del amor de Dios? ¿Qué haces con eso? Algunos de ustedes se volvieron chamanes; hemos hablado de eso antes. La mayoría de ustedes entraron en un sistema (se ríe) que creaba problemas más tarde. ¿Qué sistema sería ese? ¿Las palabras "sacerdotes" y "monjas" significan algo para ustedes? (se ríe). Déjenme decirles algo. Si en este momento hicieran una encuesta entre los trabajadores de luz en el planeta, habría un número desproporcionado de ellos que no se han casado, o que lo intentaron y no funcionó. Y eso es el resultado de hacer votos. Durante muchas vidas eso es un lugar seguro donde esconderse. Nadie los va a mirar raro si visten un cierto traje que dice: "Yo soy espiritual, soy devoto, soy célibe, (se ríe) y soy sacerdote, soy monja, para toda la vida."

De pronto vienes a esta vida, ¿y crees que no ha quedado un residuo? Hiciste votos y de pronto vuelven a ti. Uno de los votos que tomaste es que no eres digno. ¿Sabías eso, no? Solo Dios es digno, los humanos no; se supone que debes humillarte; ni siquiera puedes hablar directamente con Dios, debes recurrir a otro que es más espiritual que tú dentro de una jerarquía más alta que la tuya en el sistema. Y de pronto llegas aquí, a esta energía y estás aprendiendo no solo sobre el amor de Dios que conocías tan bien, sino también que puedes hablarle directamente porque Dios está en tu interior, ¡adentro! Y aquí estás: digno - desde tu nacimiento.

Algunos de ustedes se motivaron para volver directo al sistema del que fueron parte, y no funcionó. Algunos de ustedes se rebelaron contra ese sistema, porque intuitivamente sabían que en la energía no iba a funcionar. Algunos tienen a su familia enojada hasta hoy, porque ustedes se fueron del sistema espiritual que ellos tienen y en que creen, y los han perseguido toda la vida: "¿Cuándo volverás al rebaño? Ya sabes, ¿verdad? que si sigues así vas a ir a un lugar horrible donde te quemarán vivo todos los días. Eso es lo que el amor de Dios hará contigo." Y lo creen. Y el Dios que creó cosas por puro amor, y puso amor y compasión en ti, va a juzgarte. Lo diré nuevamente: juzgar es una condición humana, no es condición divina. Sin embargo, eso se queda pegado, ¿no?

Y muchos de ustedes transitan caminos privados, todavía ni siquiera quieren que otros lo sepan. Algunos de ustedes han salido del armario - el armario del trabajador de luz - (se ríe) y se expusieron: "Yo creo en esto, o en aquello." Y perdieron a sus amigos y a su familia. Diré esto de nuevo: están sentados en familia; esta es su familia.

Y debido a esto, en estos breves momentos quiero darles un axioma y luego haremos algo juntos. Este es el axioma: queridos, las cosas que se están enseñando en estos días, desde las más elementales hasta las avanzadas, no van a ser recibidas por ustedes tan bien, a menos que ustedes reconozcan algo ahora mismo, a menos que comprendan algo ahora. Tres palabras, apuesto a que saben cuáles son: "Yo soy digno".

No importa qué oigan que se dice en el escenario, o lo que digan, no importa qué diga yo. Yo tengo que romper una puerta y ellos también. La puerta de la indignidad. ¿Cuántas cerraduras tiene hoy, queridos? Ustedes pueden decir que están preparados, pero el residuo está allí en su mente, en su registro akáshico, que dice "Las cosas no pueden funcionar así." Y aunque tú sabes más, querido humano, y lo sientes, y conoces la verdad, el residuo suele decir: "No eres digno, ¿recuerdas? Simplemente no eres digno".

Esto no es ego; esto es la verdad. Ser digno significa que has nacido magnífico porque la pieza de Dios está allí. ¿Y qué indica realmente "magnífico"? Significa que eres un ser humano compasivo y equilibrado. Tienes la capacidad de controlar tu cuerpo y estas cosas para poder ser equilibrado y compasivo, para irradiar la luz y para ayudar; eso es la magnificencia. No es una magnificencia que dice que serás una estrella de cine o un político, no esa clase de magnificencia. Es una magnificencia tranquila, hermosa, poderosa para ayudar al planeta. ¡Eso es magnífico!

Voy a pedirles que digan algo junto conmigo, y lo diremos tres veces. No lo digan, a menos que lo digan en serio. A quienes escuchen esto más tarde, los invito a participar porque, si estás escuchando, eres un trabajador de luz, un alma antigua, y lo sabes. Esta condición también es tuya. Vamos a decir juntos las palabras "Yo soy magnífico". Participen si lo desean. Hagámoslo ahora, ¿están listos? Yo soy digno. El sonido que emiten es energía; el lenguaje lo entiende lo que está a su alrededor, su cuerpo, regresa entrando a sus oídos, lo oye su Innato, su alma, empiezan a vibrar con la verdad de esto, ¿lo dirá en serio o no? Hagámoslo otra vez: Yo soy digno. El Innato está empezando a creerlo: "Escuchen, hay una intención en esto, no está solamente verbalizando, guau. ¿Qué tal si lo dice en serio? ¿Qué tal si esta es la hora en que la puerta se puede hacer pedazos, que las cerraduras revienten? Se puede realmente verla quemándose a la distancia, porque ya no volverá. ¿Lo dirá en serio? Averigüemos". Por tercera vez: Yo soy digno.

Un pequeño ejercicio, unas pocas palabras, y ustedes empezarán a sentir la diferencia. ¿A cuántos de ustedes les enseñaron que nacieron sucios? Eso no es verdad, y ahora lo saben. ¿A cuántos les enseñaron que deben humillarse ante Dios? Eso no es así. Y ahora lo saben. La puerta ha caído para muchos con intención pura, y debido a eso, las cosas que suceden en el escenario y más allá, nuestra enseñanza, serán ahora recibidas en oídos diferentes, con una consciencia distinta, porque ahora ustedes son dignos de recibirla. Los bloqueos que había, y que ni siquiera les permitían considerar algunas cosas, se hacen trizas frente a ustedes. Está viniendo un cambio de vida, queridos; vigilen lo que dicen; midan cuidadosamente sus palabras, porque algunas son solo hábitos (se ríe). Sus padres les enseñaron que, cuando alguien les da un regalo, digan, "Oh, no lo merezco" (se ríe). ¡Vigilen sus palabras! En cambio digan: "¡Muchas gracias por este magnífico regalo!" Y ni por un momento piensen en el hábito que sus padres les enseñaron como cortesía, porque sus palabras son las que dominan. Y su Innato está escuchando todo lo que dicen, como instrucciones para el cuerpo, igual que en la homeopatía. Lo que ustedes dicen, son instrucciones.

Y así es.

Kryon

Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro

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