viernes, junio 26, 2020

David Topí - La conexión de los arquetipos numéricos al inconsciente colectivo de la humanidad - 25 junio, 2020



Como os decía en el último artículo, para poder entender el significado de cada número, ahora que ya sabemos que su simbolismo está relacionado localmente con el estado energético de la psique de nuestra civilización y el estado vibracional de nuestro inconsciente colectivo, tenemos que explicar en detalle cómo se crean las conexiones entre “cualidades” y “campos numéricos”. Empecemos por lo primero.


¿De dónde nacen las “cualidades” humanas tales como la paciencia, la fuerza, la simpatía o el carisma? Esta pregunta es realmente difícil de contestar, porque literalmente son rasgos de nuestra personalidad que vienen de serie en todos nosotros, siempre los hemos tenido como raza y todo el mundo conoce a alguien que tiene una o muchas de cualquiera de las cualidades que podríamos anotar en una lista de varios cientos de páginas. Así pues, “están en nosotros”, pero, ¿por qué?


Principalmente porque las hemos heredado, tanto de asimoss como de aquellas otras razas que dieron parte de su genética para crear al ser humano, así como de aquellos otros niveles superiores que forman nuestra estructura, como podría ser el alma o el Yo Superior. Y si hemos heredado y desde los inicios de nuestra historia hemos poseído ciertas cualidades, comportamientos y características, estos, ¿de dónde provienen inicialmente?


Pues provienen también de energías que tienen cualidades que nosotros luego llamamos “paciencia” o llamamos “valor”, llamamos “voluntad” o llamamos “pereza”. Es decir, todo lo que nosotros a nivel emocional, psicológico o espiritual podemos describir como una faceta de nuestro carácter y de nuestra forma de ser, nace de un “concepto” energético, presente en el plano mental del planeta, con esas mismas características.


Para entendernos fácilmente, imaginemos que hay una enorme piscina de energía que contiene la energía de la “calma”, y una tubería que sale de esa piscina y nos conecta a todos los seres humanos a esa piscina. Pero la tubería es diferente para unas personas que para otras, así que, en algunos casos, hay mucha más energía de “calma” fluyendo hacia el sistema energético de alguien y formando parte de sus “cualidades” mientras que para otras personas hay menos “calma” conectada a ellas, y, por lo tanto, no es una característica tan marcada.


Pero, por otro lado, esa otra persona tiene una conexión mucho mayor con la energía de la “piscina” que contiene “creatividad”, y otra conexión enorme con la balsa de energía que corresponde al concepto de “comunicación”, así que, cuando esa persona se muestra al mundo como es, podemos describirla como alguien comunicativa, creativa pero no demasiado calmada.


Estos arquetipos siempre se forman en el plano mental de cada planeta y para cada raza, así que, para la humanidad, existe un arquetipo que representa el concepto de cada uno de los miles de rasgos emocionales, intelectuales, espirituales, etc., que poseemos, mientras que, en otras razas, existen otros rasgos diferentes que tienen que equivalente en sus planos mentales con sus arquetipos correspondientes.


Así, no importa qué tipo de cualidad o comportamiento o rasgo del carácter tengamos, hay un “campo de energía” mental que sostiene, crea y hace de repositorio o contenedor para lo que ese comportamiento representa, de manera que, según la configuración energética de cada persona, la mezcla de todas las conexiones con todos los arquetipos a los que estamos conectados (a través de programas instalados en las esferas mentales y en la esfera de consciencia, en el patrón conductual, en el ADN y en otros componentes de nuestra estructura) nos hace ser de una manera o de otra, o nos hace tener un carácter más determinado por unos rasgos que por otros.


Un mapa de conexiones heredado


Esto además se complica si pensamos que los rasgos y las “conexiones” con estos arquetipos no solo las vamos creando a lo largo de la vida, sino que muchas de estas “tuberías” ya las heredamos según la configuración del carácter de nuestros padres, que, estando ellos mismos conectados a múltiples arquetipos que han ido forjando su forma de ser a lo largo de su vida, nos “traspasan” a nivel de ADN (físico y energético) una serie de parámetros que, desde el mismo momento de nacer, nos enchufan a una serie de rasgos que ellos mismos también poseían, así, decimos que “heredamos” el carácter de los padres en diferentes proporciones y grados, aunque en realidad, deberíamos decir que heredamos “el mapa de conexiones” de nuestros padres con las estructuras mentales y energéticas de nuestra psique común y, de ahí, siguiendo ese “mapa de conexiones” y otros parámetros que tienen importancia también (como las influencias planetarias y “cósmicas” que nos influyen), creamos y desarrollamos nuestra propia personalidad, estado emocional, capacidad psíquica, etc.


Por eso, y para los interesados en el tema, la numerología se complementa con el estudio de las cartas natales astrológicas, pues la influencia de fuertes campos energéticos provenientes de los diferentes planetas y elementos del sistema solar, también abren o cierran más las tuberías de los arquetipos hacia nuestra estructura emocional y mental, de manera que, por haber nacido en un determinado momento, habrá ciertos parámetros del carácter que vienen marcados porque la resonancia de ese día con alguno de los arquetipos era más fuerte, y, por lo tanto, “bajó más flujo” a nosotros de un determinado tipo que si hubiéramos nacido al día siguiente donde, las fuerzas planetarias, estaban sujetas a otro tipo de influencias mayores y hacían resonar con más fuerza otros arquetipos mentales que son los que “enviaron más flujo” de sus cualidades a todos los que ese día estaban “enchufándose” a ellos.


Además, puesto que a lo largo de los siglos los arquetipos de las diferentes cualidades humanas han ido cambiando, también lo han ido haciendo las composiciones psicológicas y emocionales de la humanidad, con lo que la estructura mental que luego termina conformando aquello que somos a nivel de personalidad, de carácter, de forma de ser, se ha ido transformando con el tiempo, y ahora mismo la descripción, vibración y contenido de una cualidad cualquiera, puede ser bastante diferente a como esa cualidad era percibida y manifestada en la época babilónica o en la prehistoria, debido a todos los cambios que ya hemos explicado.


¿Y la conexión con los números? ¿Cuántos arquetipos se conectan a cada número? ¿Cuántas cualidades y fuerzas imbuyen cada número y a cuántas representa?


En general, todos los campos numéricos, como seres conscientes que son en sí mismos, pueden tener conexión en mayor o menor grado con cualquier otro campo de energía y contenido en cualquier parte de la estructura de la Tierra, porque, como hemos dicho, los números fueron creados para poder saber cómo había que mezclar componentes para poder crear cosas, y en qué proporción hacerlo.


Por lo tanto, ningún número o campo consciente numerológico tiene acceso vetado a ningún otro campo de energía, concepto, materia, flujo o partícula de la Creación. No es posible bloquear esto, sería como si dijéramos, el elemento primario “rojo” no puede nunca ser conectado al campo numérico del ocho. Esto implicaría que nunca podríamos decir mezcla “ocho partes de rojo” pues no habría conexión entre el elemento a mezclar y la proporción que el número indica.


Por lo tanto, todos los números están conectados a todo lo que existe, y por esa razón todo lo que existe siempre se puede estudiar a través de los números y las proporciones que los forman. Pero, también es correcto, que no todos los campos numerológicos imbuyen en sí mismos todas las cualidades, de manera que una cosa es poder trabajar con el arquetipo del concepto “tal”, y otra cosa que, en la energía del número seis, el arquetipo del concepto “tal” se haya integrado para formar parte del mismo.


Esto hace que cada número quizás imbuya una decena, quizás algo más, de cualidades “primarias”, y luego un poco de aquí y un poco de allá. Un rasgo presente fuertemente en el “tres” puede aparecer levemente en el nueve, por conexiones y similitudes, pero no significa que todo lo que el tres representa, el nueve lo represente exactamente igual incrementado exponencialmente.


Por ello, cuando estudiemos las cualidades primarias de cada número ya en los próximos artículos, haremos hincapié en las que son más destacadas, están más presentes, más imbuidas y más representativas, sin que eso signifique que descartemos completamente que presente otras menores, pero no serán tan importantes a la hora de entender sus características principales, al menos en estos artículos introductorios que estamos haciendo sobre esta “numerología actualizada”.



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