martes, enero 26, 2016

Kryon por Lee Carroll - Ante la Hermandad Femenina Lemuriana (14) - Phoenix, Arizona, Enero de 2016




Saludos, queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.

En estas sesiones mi socio se hace a un lado y permanece así. Oye lo que dice por primera vez cuando trabaja técnicamente el audio; no se le permite quedarse y escuchar. Y esto es diferente, entonces hasta más tarde él no sabe qué se ha dicho. Es para honrar al género de quienes están en el salón, que deben ser primeras en oírlo.

Quiero hablar sobre el género. Queridas, Dios no es un hombre. Ya lo dije antes: no dejen que esta voz masculina las engañe. No hay género en el otro lado del velo; Dios no es mujer. La gran Fuente Creadora es energía que no tiene género; es energía de creación. El alma de ustedes no tiene género: su alma ha estado en ambos géneros terrestres. Ha experimentado todo lo que experimentan los hombres y todo lo que experimentan las mujeres, con objeto de obtener equilibrio. Pero esta voz que ahora oyen no tiene género. La voz que oyen ahora sabe quiénes son ustedes. También sabe lo que solo las mujeres saben.


Quiero dejar esto bien en claro: Las probabilidades de que sean lemurianas, de estar aquí, de estar en esta época, si fueran a tirar los dados, hay muchas probabilidades de que todas en el salón hayan estado en esas condiciones, de modo que pueden celebrar la Hermandad Femenina Lemuriana para recordar tal vez sus épocas juntas. Y aquí están, y yo les digo que todas en este salón estuvieron allí.


Ahora bien; esta es una sincronicidad de las almas antiguas que te ha puesto en el lugar correcto en el momento correcto. ¿Cómo sabes que eres lemuriana? Si no puedes sentirlo, simplemente cree en lo que digo. Ahora bien, ser lemuriana también puede significar ser alguien de alguna de esas islas que se desarrollaron a partir de la isla original, y hubo muchas. La Hermandad Femenina acompañó a las lemurianas; se practicó muchos, muchos años después de Lemuria. Entonces, no estamos hablando necesariamente del grupo central que estuvo con Melli-ha; hablamos de la energía implicada en un sistema que honra a la mujer de manera sagrada; un sistema que hoy en día no existe. Ni siquiera hay algo parecido; ni siquiera es un promedio, no realmente. Realmente no.

Quiero llevarlas hacia atrás nuevamente; otra vez. Quiero pintarles otro cuadro. Repasamos para quienes no han oído esto antes: El pequeño continente de Lemuria que luego se transformó en las islas de Hawái, se originó en un punto caliente del planeta, que estaba debajo y creció empujando a la montaña de Hawái muy alto hacia el cielo, quedando totalmente expuesta y creando un pequeño continente.

En el planeta hay otros puntos calientes que originaron cosas similares. Tan alto creció, que incluso desarrolló glaciares. Esto es típico del planeta, no es inusual. Hawái todavía es un punto caliente. Eventualmente, como ha sucedido en otros puntos calientes del planeta, con el tiempo se hundió. Se descargó con el tiempo. Ese pequeño continente de Lemuria comenzó a hundirse en el océano, y los que estaban en él no sabían si iría a desaparecer. Fueron tiempos de gran temor. Se detuvo en las cimas; las puntas de las montañas quedaron como islas. Pero los lemurianos no sabían eso; no sabían cuánto iba a hundirse.

Pero no son esas las épocas que celebramos, sino las épocas en que ustedes estuvieron juntas en todo su brillo, en este mini continente, y en que ustedes condujeron esa humanidad que estaba allí. Lo que ustedes hicieron, cómo se sentían, cómo era. Algunas estuvieron allí; no todas juntas. Fueron muchos, muchos años, en los que ustedes pasaban una vida y participaban de lo que hablamos. Eso es lo que les resuena verdadero; no la cosa en común que sentían con las otras mujeres, no. Es lo que sienten con respecto a sí mismas y a la experiencia: eso es lo que las reúne. Era muy distinto.

Hay algo que quiero que sepan, y que solo las mujeres lo saben. En primer lugar, todas ustedes en este salón han dado a luz, todas. Tal vez no en esta vida. Todas han tenido esa experiencia especial de tener una vida creciendo dentro de sí. Toda mujer conoce esto; sabe que esa experiencia no es mera biología. Que cuando una tiene una vida creciendo en su interior, su consciencia aumenta. No es simplemente biológico; no es solo femenino; no solo porque tenemos el equipo. Hay una fuerza de vida que se posa sobre nosotros como mujeres. Y en tanto va creciendo, se descubren llorando de alegría por poder participar en algo tan hermoso. ¡No es solo biología! ¡Ustedes lo saben! ¡Yo lo sé! ¡Qué cosa tan grandiosa es esta!

En aquellos días, todos lo sabían. Es lo que las distingue: dadoras de vida, contenedoras de vida, las que dan a luz a la humanidad. De ustedes proceden los hombres y las mujeres. Y en ese proceso de llevar un bebé adentro todos esos meses, somos nutridas. Las mujeres saben esto, nosotros sabemos esto. Ustedes sueñan distinto; las mujeres saben esto. No es solamente que cambia la química; es la consciencia lo que está cambiando esta vez, toda ella.

Es sobre la consciencia que estamos hablando, porque esto es distinto en ustedes como mujeres. Las prepara con un equipo y conocimiento espiritual que está mucho más allá de lo normal. Son las que están entonces en total conexión con la Fuente.

En los hombres, la conexión siempre ha sido primero y principalmente con Gaia. Su responsabilidad era comunicarse con la Tierra. La de ustedes era comunicarse con el cielo (se ríe). Incluso hoy los indígenas ven, de algún modo, la conexión de género muy distinta con el cielo y con la tierra. Los hombres pescaban; en otros lugares cazaban; se conectaban con la tierra, pero necesitaban de ustedes.

Ustedes están aquí para una ceremonia; les contaré sobre una ceremonia de la que aún no les he hablado. Tenía lugar una vez al año en Lemuria para el solsticio de invierno. Ahora, Melli-ha, tú ya la imitaste y ahora te damos mérito; no tenías idea de lo que estabas haciendo.

El 21 de diciembre de 2012, en Lemuria, tenías una reunión de hombres y mujeres y la llamaste Hermandad Femenina, y los hombres pidieron asistir. Podrías haber puesto a los hombres donde se te hubiera ocurrido. Elegiste ubicarlos en la parte de afuera del grupo. Si hubieran sido suficientes, o si lo hubieras armado en forma distinta, tal vez hasta hubieras creado un círculo con las mujeres en el interior y los hombres rodeándolas. Eso es lo que hacías en Lemuria en cada solsticio de invierno. Era una celebración de la vida, pero en gran parte era una celebración que los hombres hacían para ustedes.

Y esto es lo que hacían: En primer lugar, el círculo tenía que estar completo. Las mujeres tenían que estar en el interior, como el centro de una flor. Los hombres las circundaban totalmente, sin interrupción. Las rodeaban completamente y luego les cantaban. ¿Alguna vez han oído la belleza de un coro de hombres? Un coro completo de hombres cantando juntos. No fuerte, no con brío, sino dulcemente, en lo que hoy a veces llaman cánticos hawaianos, que tienen armonía; canciones que todos ellos sabían para celebrarlas a ustedes.

Ustedes creen que esto se trata de hombres y mujeres; no es así. ¡No es así! Se trata del equilibrio. Hoy ustedes se reúnen como mujeres, sin los hombres, comenzando un regreso a algo que fue hermoso, que necesitan re-encender, apreciar y comprender, y saber. En aquel entonces, ellos sabían: las mujeres llevaban la fuerza de vida. Entonces es diferente para ustedes - para nosotras; y ellos les cantaban.

Las canciones que les cantaban eran hermosas y las hacían llorar; agradecían la guía que ustedes les daban a lo largo del año de los lugares donde pescar, de adónde iban los cardúmenes, de un lugar a otro. Y ustedes les decían, con su guía, a dónde ir, a veces día por día. Y ellos se daban cuenta del poder que ustedes tenían para comunicarse tan rápido y tan fácilmente con la Fuente Creadora, que ellos no tenían. Su conexión era firme con Gaia. Ellos cuidaban de Gaia para ustedes. Conseguían el alimento. Pero sabían quiénes eran ustedes.

Esto es lo que la celebración significa y el potencial en el planeta; no es el regreso a aquel sistema, sino al honor y al conocimiento de para qué están ustedes aquí realmente, qué pueden hacer realmente, y qué buenas que son haciéndolo.

Somos suaves, somos gentiles y somos dadoras de vida, somos compasivas. Eso es quiénes son ustedes, quiénes somos nosotras, como mujeres. Y ellos lo sabían, los hombres lo sabían. Oír sus voces elevarse en el canto a su alrededor, voces masculinas en un coro. Ustedes lo esperaban todo el año, ¡era hermoso! Y cuando había terminado, ustedes no podían ni dormir esa noche.

¡Eso es equilibrio! Es parte de la Hermandad Femenina.

Procedan.

Y así es.

Kryon



© Lee Carroll http://amberwolfphd.com/wp-content/uploads/2014/03/Phoenix-sisterhood-1.mp3

Traducción: M. Cristina Cáffaro

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