Canalización de Kryon por Lee Carroll
Miércoles de Sanación 14 de junio de 2023
Vuélvanse el Niño
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon, del Servicio Magnético.
Esta es la segunda semana de las cuatro en que tenemos un tema para ustedes. El tema de estas cuatro, que les habíamos dicho, podría ser este: Mensajes de un Ángel. Ahora bien, hemos hablado de esto la primera vez, y vamos a hacerlo otra vez más.
No hay un “quién” involucrado en el ángel que podrían encontrar en esta canalización particular; un poco más tarde, para quienes asistan al Círculo del Doce, no hay un “quién” para ellos tampoco, y esto es duro. Es duro para cualquier persona lineal, entrar a cualquier tipo de reunión, incluso una reunión amorosa, con un ángel, sin preguntar: “Discúlpame. ¿Quién está hablando?” Y parte de eso es la linealidad de ustedes, que quiere saberlo por muchas razones, una de ellas es la seguridad, y otra es la supervivencia. Y otra es enamoramiento, solo quieren saber.
¿Qué pensarían de una energía que viene a visitarlos, tan elegante, tan amorosa, tan bella, para que no les importe? Que la sienten todo a su alrededor. Que hay semejante sentimiento intenso de amor. Y que no les importe.
Mi socio tuvo esa experiencia. Habló de eso muchas veces. Cuando finalmente se sentó en la silla, hace tantos años, más de tres décadas atrás, como un ingeniero muy lineal; cuando finalmente se sentó en la silla e hizo la pregunta: “¿Estás allí? Muéstrame” Fue la mejor pregunta que habría podido hacer. Porque había llegado al final de su cuerda de la lógica, podría decirse, y no podía entender cómo ciertas cosas podían ser como eran. Y entonces se sentó en la silla. Y cuando lo hizo, queridos, yo puse mis brazos alrededor de él y no dije nada. No le di una implantación de información alguna; no necesitaba hacerlo. Lo amé. Y en ese punto del tiempo, él lloró. Y recibió el mensaje que yo le daba; sintió el amor más grande que hubiera sentido jamás. Nunca. Y nunca preguntó quién era, ni el género implicado. No necesitó hacerlo. No había linealidad involucrada; fue llevado al punto cero – podrían decir – en el Departamento del Amor, y todas sus células estuvieron implicadas en ese momento.
Puede que él no les haya dicho cuál fue su reacción. Él era sumamente lineal; saltó de la silla y por un momento estuvo realmente enojado (se ríe). Y el enojo provenía del ego y de la linealidad que decían: “·No me manipules, Señor Silla.” Pero no podía apartarse de ella. Más tarde se dio cuenta de que no era una manipulación, sino una puerta hacia el amor. De modo que, cada vez que se sentó en ella, eso es lo que recibió. También descubrió que nunca envejecía y nunca se acostumbraba a ello. Y que él a veces todavía hoy llora cuando el amor es demasiado grande y demasiado grandioso. No envejece: el amor no se vuelve viejo.
El ángel que me gustaría que conozcan hoy es como que ya ha sido tema de discusión; podrían decir que es un ángel grandioso, grandioso, tal como el anterior. Y el mensaje, si quieren llamarlo así, el reconocimiento de la energía que el ángel tiene, si quieren llamarla así, es sobre los mejores momentos de su vida.
Ahora escuchen: nos damos cuenta de que no todos han tenido hermosas infancias. Pero igual estaba el niño que deseaba reír. Que quería divertirse, quería hacer eso y estaba abierto a ello. Tan abierto, que tal vez se sentía mal cuando no podía. O maravillosamente cuando podía.
Esta noche en el Círculo del Doce les daré información que nunca di antes, que solo realza un poco esto. Pero no se necesita para esta canalización, porque este ángel particular tiene un mensaje hermoso, preciso, y maduro para ustedes. Es un mensaje que van a sentir y percibir, porque este mensaje es en última instancia verdadero, y es este: Regresen al niño. Regresen al niño. Regresen al niño.
Y algunos van a decir “No, eso no es correcto. He madurado; ya no quiero cosas infantiles.” Y yo les diré: el ángel no dijo que regresen a las cosas infantiles. Lo que el ángel quiere que hagan, queridos, es que su persona esté completa. Y eso es como decir que lo que aprenden en los primeros seis años de su vida, probablemente algunas de las cosas más importantes que van a aprender, y eso es: cómo jugar. Cómo confiar. Cómo reírse incontrolablemente, la risa. Cómo querer eso, tanto como quieran cualquier otra cosa. Y cómo se siente.
Que esta información se impregne tanto en su estructura celular que puedan empezar a sentir los resultados de ello. Y ése es el punto: ¿por qué hacerlo?
¿Por qué el Espíritu constantemente les pide ir a su niño interior? Si todavía no lo han descubierto, es porque allí hay una química que se libera, y sólo se libera allí. Existe una química que ocurre en el cuerpo, que solo está disponible desde la actitud del niño interior; qué solo está disponible desde la risa escandalosa y la alegría. ¿Sabían eso?
Entonces, para aquellos de ustedes que han crecido un poco demasiado para volverse niños y están muy orgullosos de eso, se están perdiendo completamente la química que puede sanarlos. Porque eso es lo que hace la química: equilibrar. La sanación no es sanar; la sanación es equilibrio. Este cuerpo de ustedes quiere equilibrio, eso es lo que ansía. Es por eso que mucha de la química que ustedes toman en sus píldoras no funciona; porque luego desequilibra alguna otra cosa, y tienen que tomar otra píldora para eso. Y eso desequilibra algo más, y tienen que tomar otra píldora para eso.
¿Qué tal si todo lo que se necesita fuera un real equilibrio de la química que tú creas, que luego crea la sanación que has pedido?
A veces es la entrega de todos los problemas; una rendición total: “me rindo; renuncio”. Pero luego en el proceso de rendirse, sucede algo: empiezas a reírte de ti mismo. Ha habido muchos que experimentaron esta cosa misma. Tan pronto como renuncian y piensan que no hay nada que perder, allí entra el niño interior. Viene para reírse de ti, y reír contigo, y esa química entonces empieza a impregnarse en todas las células de tu cuerpo.
Eso es probablemente la sugerencia más grande de sanación que hayamos dado alguna vez.
El próximo ángel va a discutir la biología, tal vez de maneras que no se hizo antes. Va a discutir lo que quizás necesitas saber, los cómos y los porqués que no has oído. Este ángel te está diciendo que, sin que sepas cómo, sin procesos y sin pasos, sin un libro que leer, cada humano está equipado con lo que es la química equilibradora para la sanación. Y proviene directamente de volver a visitar al niño interior.
Sí; siempre están los que dicen “No puedo ir allí, porque no tuve un buen niño interior”. Entonces, voy a decirles: Reescríbanlo. Reescríbanlo para que lo hayan tenido. O cámbienlo a lo que desearían haber tenido. Y revívanlo. Y reestructúrenlo. Y ese niño cobrará vida, y todas las cosas que tal vez no han tenido, las pueden tener ahora. Planeen un viaje, quizás, a uno de esos parques temáticos para niños, y vayan allí y sean niños. Y caminen por allí y ríanse, y suelten risitas, y observen a otros niños y digan: “Ese soy yo. Ese soy yo. Ese soy yo.”
Usen las afirmaciones que les hemos enseñado para hacer que se presente, si les cuesta hacerlo. Hasta que su cuerpo empiece a entender: “Yo fui un niño una vez. Y durante ese tiempo me di permiso, mi auto permiso, para reír y soltar risitas,,. y quizás incluso actuar un poco como estúpido.” Tal vez el secreto es aprender a actuar un poco como tonto. Sea lo que sea, que te lleve a liberar esa química del niño interior, empezará a equilibrar a tu cuerpo de maneras que no esperabas. Y algunos de ustedes empezarán a tirar las píldoras (se ríe).
Yo no les diría estas cosas si no fueran así, queridos. Es todo parte de la sanación, el equilibrio.
Yo soy Kryon, enamorado de todos ustedes.
Y así es.
Kryon
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro
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