jueves, abril 13, 2023

LAS PARABOLAS DE KRYON – Serie 2 – Parábola 6 – Los Dos Grupos de Guerreros



Esta breve parábola es una de mis favoritas. Mucho se esconde aquí con respecto a lo que se supone que debemos hacer con respecto a los dones de Dios en esta nueva era.

Parece que había dos grupos de guerreros en cierto lugar del planeta Tierra. Cada grupo sabía sobre los nuevos dones de Dios en la nueva era, y cada grupo se componía de guerreros de la Luz. Ellos comprendían sus contratos, y sabían que había fuerzas oscuras trabajando a las que les gustaría impedirles completar sus metas personales. De modo que invocaron a Dios para los dones de la nueva energía, y cada guerrero recibió sus paquetes solicitados. Cada paquete dado a los guerreros era personal, y cada uno contenía tres ítems. Una espada, un escudo, y algo de armadura para el cuerpo.

La espada representaba la verdad, y no podía romperse nunca. La verdad es pura, y la espada también ofrecía una defensa perfecta contra los engaños de los oscuros.

El escudo representaba el conocimiento. Conocimiento de la debilidad del enemigo, y el conocimiento de eones de los archivos de los antiguos. Ninguna energía podía penetrar el escudo, ya que el conocimiento anulaba los secretos y las conspiraciones. Los secretos y las conspiraciones no pueden existir a la luz del conocimiento porque dependen para su poder de un lugar oscuro de ignorancia.

La armadura representaba el manto del Espíritu de Dios. Esta era la sabiduría de la conciencia espiritual que daba a los humanos la habilitación como partes de Dios que son. Por lo tanto, representaba la sabiduría de Dios en todas las cosas, especialmente la sabiduría para blandir la espada de la verdad y sostener el conocimiento en la ocasión de un ataque.

Ahora bien, resultó que ciertamente hubo un ataque coordinado de las Fuerzas oscuras.

Ambos grupos de guerreros de la luz sentían que estaba preparados, y rápidamente tomaron sus poderosos dones para rechazar al enemigo.

A medida que las fuerzas oscuras se acercaron, los guerreros abrieron sus paquetes y miraron lo que contenían sin poder creerlo. Todo estaba en piezas. Había un manual con una nota que decía: se requiere algo de armado. No podían empezar a prepararse a tiempo para enfrentar al enemigo, de modo que el grupo de guerreros fue rápidamente avasallado y derrotado a manos de aquellos que los querían controlar.

Ellos se amargaron, y creyeron que Dios los había engañado con esperanzas falsas y sensación de seguridad.

Extrañamente, aun después de la derrota, todavía conservaban sus paquetes, pero pensaron que las herramientas eran inútiles.

El otro grupo había abierto sus paquetes hacía mucho, habían armado tempranamente sus herramientas y habían practicado con ellas. Fue bueno que lo hicieran, pero descubrieron que la espada era casi demasiado rápida para manejarla adecuadamente. Descubrieron que el escudo tenía tantas opciones que les costó saber exactamente cómo sostenerlo, y encontraron que la armadura era ciertamente pesada. Pero con práctica y meditación, ellos aprendieron cómo equilibrar todo, y estaban preparados.

Se dieron cuenta de que ninguna de las herramientas funcionaba de por sí a menos que todas estuvieran en uso.

La armadura, la más cercana a su piel, era clave, porque de alguna manera les daba la sabiduría para controlar la espada y el escudo. Por cierto el escudo se usaba de muchos modos según fuera la situación, y la espada se controlaba fácilmente cuando el escudo se usaba apropiadamente.

Cuando llegó el ataque, el enemigo echó una mirada a esta fuerza capacitada y huyó. La batalla no existió, y los guerreros se regocijaron con su victoria. No hubo confrontación y no se sufrieron heridas.



Hay algunas personas muy espirituales que siguen esperando que Dios haga algo por ellas. Cuando necesitan sanación, le piden a Dios que lo haga, y esperan, y esperan, y esperan. Cuando quieren que cambien situaciones a su alrededor, le piden a Dios que lo haga, y esperan, esperan, esperan.

Esto proviene directamente del hecho de que así es como solía funcionar, y las viejas escrituras lo muestran. De hecho, la historia de Moisés ejemplifica este hecho. Dios hizo todo, y Moisés y su pueblo recibían instrucciones de marcha cuando se les decía. Desde las plagas a la separación de las aguas, y grabar instrucciones en piedra, todo lo hacía Dios. Incluso cuando los israelitas deambulaban por el desierto, Dios los alimentaba diariamente dejando caer comida desde el cielo.

Esto era la vieja energía, anterior a un tiempo en que nosotros como humanos recibimos el permiso para llevar una mayor energía y capacidad.

Cuando el gran Maestro judío del Amor, Jesús, caminó por la Tierra, fue el mensajero que nos dio la palabra de que todo estaba cambiando. La era del Amor de Dios estaba sobre nosotros. Él habló de dones espirituales y nos los mostró. Dio maravillosas enseñanzas, realizó grandes milagros, mostró al pescador cómo caminar sobre el agua, e incluso dijo las palabras “Tú puedes ser igual que yo”.

Su mensaje fue claro. Somos criaturas espirituales nuevamente habilitadas si lo elegimos, con poderes que vienen de la misma Fuente del Amor.

Ahora nos encontramos llegando al Milenio, y se nos dan más dones porque, como nos dice Kryon, los hemos ganado en esta era del amor.

Sin embargo, aún ahora hay quienes sienten que las viejas costumbres de esperar que Dios haga todo, todavía están vigentes. Pero no es así. En esta nueva energía, se nos pide co-crear nuestra realidad. La co-creación requiere dos entidades; esa es la parte “co”. Requiere cooperación entre la Fuente de Dios y la parte divina del humano, llamada Yo Superior.

Se nos requiere absolutamente aprender las nuevas maneras de trabajar espiritualmente en la nueva energía de nuestro planeta.

Las predicciones de catástrofe de Nostradamus vendrán y se irán, y muchos se darán cuenta de que Kryon tenía razón: estamos en un paradigma muy nuevo para el planeta Tierra. Mientras dejamos atrás el tiempo en que se suponía que todo iba a terminarse, sería mejor que empecemos a entender cómo contribuir espiritualmente al plan completo, y encontrar las maneras diseñadas para trabajar con Dios, para hacer de este planeta un lugar grandioso.

Aquellos que no lo hagan, estarán muy desilusionados y no entenderán qué pasó.

Aprende sobre los dones; toma el paquete y úsalo. Comprende cómo la verdad, el conocimiento y la sabiduría funcionan juntos para dar gran poder en esta nueva era.
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro
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