sábado, mayo 30, 2015

Jennifer Hoffman - ¿Por Qué No Entendí Esto Antes? - 25 de Mayo 2015



http://enlighteninglife.com
25 de Mayo 2015



Traducción: Fara González
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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Al final de una experiencia o lección de vida invariablemente nos preguntamos “¿por qué no entendí esto antes?” ¿No sería más fácil pensar que pudiésemos haber hecho algo mejor, más rápido o con mayor facilidad después que lo terminamos? Porque una vez que ‘entendemos’ una lección o llegamos a un nuevo nivel de entendimiento, se nos olvida por donde comenzamos y no podemos comprender por qué nos llevó tanto tiempo llegar al final. El tiempo se condensa en ese punto de entendimiento y todo lo que lo precede parece una gran pérdida de tiempo. Entonces nos juzgamos y criticamos por haber sido tan densos porque en este momento, todo nos parece tan claro y fácil. No podemos entender el por qué no pudimos llegar a ese entendimiento antes, pero todo era parte del proceso.


Cuando trabajo en el adiestramiento de pacientes les aconsejo que escuchen la grabación de su primera sesión ocasionalmente, para que ésta les recuerde donde comenzaron y cuánto han progresado. Los ayuda a mantener una perspectiva con respecto a su proceso de transformación. Cada parte de cualquier experiencia sigue el sendero correcto y mejor, cada paso es importante, y todos los pasos juntos nos ayudan a llegar a un nuevo punto de percepción. La experiencia no pudiese haber sido más corta o menos dramática o dolorosa, e hicimos lo que tuvimos que hacer para llegar a donde necesitábamos llegar.

Existen tres partes en cualquier experiencia o lección de vida, el proceso, el tiempo y el momento oportuno. El proceso consiste en cómo los elementos encajan unos en otros, de la mejor forma y en el mejor orden, para que podamos lograr el aprendizaje, la sanación, el crecimiento y la transformación que queremos o necesitamos. El tiempo es el límite físico que colocamos en el proceso, la manera en que filtramos y extraemos la energía a través de nuestras creencias y emociones para que todo tenga sentido, alineándola con nuestro propio entendimiento, y el momento oportuno representa el flujo de energía en un orden de experiencia, de esta forma las situaciones y eventos se ordenan de acuerdo a nuestras necesidades y crecimiento. Las cosas caen en su sitio como fichas de dominó, pero en el orden que determinamos tomando en consideración lo que necesitamos aprender.

No podemos avanzar a lo largo de cualquier experiencia o lección sin estos tres elementos y no podemos hacer que ellos avancen más rápido (o más lentamente) aunque quisiésemos. El proceso, el tiempo y el momento oportuno trabajan de conjunto, al igual que sucede para hornear un pastel. Sería mucho más fácil echar sin ningún orden los ingredientes en una cacerola, ponerlos al horno durante cualquier cantidad de tiempo y después decir que eso es un pastel. Probablemente no tendría el gusto ni la apariencia de un pastel porque existe un proceso a seguir para hornear un pastel, comenzando con los ingredientes apropiados, colocados en el orden y en el momento correcto, y horneado durante una cantidad específica de tiempo.

Y hay un proceso en las lecciones de vida que también debe seguirse, que nosotros seguimos inconscientemente para poder obtener nuestro pastel, por así decirlo y luego disfrutarlo cuando lo comemos. Pero cuando llegamos al final del proceso se nos olvida donde comenzamos y pensamos que lo ocurrido fue un mal uso de nuestro tiempo. No lo fue y cada elemento de cada experiencia juega un papel importante en nuestro aprendizaje, sanación, crecimiento y transformación. Entonces podemos evolucionar a un nuevo nivel de percepción porque el ‘viejo’ nivel ya no nos complace. Y entonces podemos tener nuestro pastel y comerlo también, y será uno que disfrutaremos de principio a fin.

Pero es un proceso, que sigue ciertos términos y condiciones, involucra una oportunidad de tiempo detallada y conlleva cuanto tiempo se necesite o mejor, tanto tiempo como necesitemos nosotros. Y cuando vemos el resultado final como un nuevo comienzo, una página en blanco sobre la cual podamos escribir la historia de nuestra elección, estaremos menos inclinados a comenzar el primer párrafo señalando que éramos lentos, densos, ignorantes o faltos de coordinación para llegar a ese punto con mayor rapidez.

¿Qué piensan ustedes que podían haber hecho con mayor rapidez o mejor o con mayor facilidad en sus experiencias o lecciones de vida? ¿Pueden identificar algunos de los pasos que dieron como innecesarios en su proceso de aprendizaje? Tomen nota de ellos e intenten evitarlos la próxima vez al estar conscientes del potencial de los mismos para crear un resultado superior. No se juzguen o critiquen por lo que hicieron o no hicieron. En su lugar tomen nota de lo que quieren evitar para que cuando esa situación surja de nuevo, estén preparados para hacer una elección diferente que les permita hornear un pastel hermoso y comérselo también.





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