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jueves, septiembre 28, 2017

Kryon por Lee Carroll - Portugal - Lisboa, Parte 1 - Lisboa, Portugal, 13 de septiembre de 2017



Canalización de Kryon por Lee Carroll


Lisboa - 1


Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.

Quiero que sientan la energía en este salón. Dios es bueno. Dios es benévolo. Dios es amor. Dios te conoce. Dios es bueno. Dios es benévolo. Dios es amor. Dios te conoce.

Queridos, hay tanto para discutir aquí en este bello lugar con la asistencia de almas antiguas. Pero la historia es hermosa. Hoy, más tarde les hablaré de algunas cosas específicas, sobre lo que pasó en Fátima. Pero en este momento quisiera hacer de esto una historia personal.



Estoy en Portugal. Hay ciertos lugares en este planeta conocidos por su interés en la espiritualidad. La toman muy en serio y sus tradiciones son fuertes. Este es uno de ellos. Es por eso que nos sentamos en la silla y hablamos a ustedes, porque el alma antigua en Portugal conoce esto, y ha visto mucho. Pero quiero hablarles de algo personal. Quiero hacer que la historia cobre vida. Quiero hablar sobre la niñita, Lucía.

Hablo en lenguaje común, no en lenguaje bíblico, sino en lenguaje cotidiano, sobre una niñita llamada Lucía. Lucía y dos de sus amigos tuvieron una experiencia asombrosa en 1917. Ella vio un ángel. Los niños que estaban con ella también lo vieron. Bellísimo. Ella no tuvo ningún miedo, ¡era glorioso! Lucía sintió el amor del Dios dentro de ella y el Dios que ella conocía. Tenía que ser el que ella conocía, que le enseñaron desde que había nacido. Semejante energía maternal tenía que ser la Madre María. Para ella, se volvió la Madre María, y también para muchos otros. Ella la vio. No solo la vio; tuvo conversación con este bello ser angélico. Este ser llamado ángel simplemente irradiaba amor, ¡tan hermoso!

La escritura no dice todo lo que se conversó, pero entre las cosas que escuchó Lucía había profecía. Entonces vamos a detenernos aquí mismo, detenemos el relato. ¿Por qué se elegiría a una niña para ver esto? Les diré algo, queridos, sobre la tradición. Les diré algo sobre la diferencia entre un niño y un adulto. Un niño ve el amor tan rápido como el adulto, porque el amor es universal. Pero en ocasiones, el adulto no habría llegado a ver el ángel, porque su educación lo sesga, en cuanto a quién se le permite ver ángeles y a quién no. Si el ángel hubiera aparecido ante un adulto, no importa cuán espiritual fuera, lo más probable es que el adulto no lo hubiera visto jamás. Entonces, recae sobre el niño que no tiene prejuicios, que es inocente del mundo, a quien todavía no lo educaron en cuanto a qué puede ver y qué no.

Los amigos de Lucía también lo vieron. No hubo cuestiones. Quédense por un momento pensando en esto. ¿Cómo se sentirían con esto, si ustedes estuvieran en el lugar de Lucía? Ser elegido. ¡Pero Lucía no pensaba así! Estaba feliz y complacida de poder hablar con un ángel. No había reglas. Ella no sentía una falta de autoestima. No analizó la situación. Simplemente se sentó a sentir el amor de esta bella, bella energía. La Madre María hablando a la niña.

El ángel dijo a Lucía que volvería cada mes durante cierto tiempo y que hablaría a Lucía y a los otros niños. Podía haber algunos milagros, mensajes. Y volvería en un mes. Y luego el ángel desapareció. ¿Qué pensarías tú en el lugar de Lucía? Fácil: "¡Apenas puedo esperar para volver dentro de un mes! Estaré aquí con mis amigos. Esto es maravilloso". Pero si fueras un adulto, y lo hubieras creído, inmediatamente te paras y lo analizas. "¿Sucedió? ¿Por qué a mí? No soy digno de esto. Probablemente solo fue una visión o un sueño. Puede que vuelva o tal vez no vuelvo." Pero la niña Lucia... Ella conocía la verdad del amor. No tenía el intelecto para analizarlo, y ella volvió. Y el ángel apareció otra vez (se ríe) y habló a Lucía y sus amigos. Hubo un intercambio de amor, belleza, energía milagrosa. ¿Realmente sucedió esto? ¡Oh, sí, oh, sí!

Escuchen, queridos: los ángeles se han aparecido a los seres humanos durante eones, incluso antes de Moisés y la zarza ardiente, mucho antes de que el ángel se apareciera a la Virgen Madre. Y aquí estaba otra vez una bella forma angélica a quien Lucía llamó Madre María que se encontró con ella otra vez más. Y preguntó: "Joven Lucía, ¿qué piensas?" "Oh, ¡esto es tan hermoso! Le contaré a algunos al respecto, a algunos otros niños y algunos adultos, para que puedan venir a ver." Un mes después, ella volvió.

Según cuenta la historia, el ángel dijo "Vendré cada mes. Siéntate conmigo, Lucía. Escucha las profecías que te doy." Les han dicho que hubo tres profecías, tres secretos. Hay una razón por la que algunas fueron secretas, porque involucraban cosas que ni siquiera se habían desarrollado todavía. Hablaré de eso después. Ahora nos concentraremos en Lucía.

Lucía había cometido un error inocente; ella realmente no comprendía. Ella iba a venir por cuarta vez y tenía que estar allí a tiempo, el 15 de agosto. Pero ella cometió un error; les dijo a algunos adultos lo que estaba haciendo. Algunos dicen que ella se equivocó y le contó a los mayores a su alrededor. Según la historia, estos se lo contaron a algunas monjas, tal vez. Pero, sea lo que sea que tú creas, ellos retaron a Lucía. Le dijeron: "No puedes decir estas cosas, pequeña. Eres una pequeña sin conocimiento, sin experiencia, sin educación; no comprendes que los ángeles no hablan con niños. Hablan con los que llevan túnicas, la gente con autoridad, con sabiduría, que sabe sobre los ángeles." Y Lucía dijo: "Tengo que estar allí." "Pequeña, no puedes hacer eso, es una blasfemia. Te detendremos." Llamaré a esto una cárcel espiritual. Lucía estaba en una cárcel espiritual (se ríe). Encerrada. No pudo acudir ese 15 de agosto. Y pasó el tiempo.

"Joven Lucía, ¿cómo te sientes ahora? ¿Cómo te sientes ahora?" Lucía lloró: "Voy a perder la cita con el grandioso ángel. La Madre María no me verá y no sabrá qué pensar. Pero cuando salga voy a ir de todos modos."

Después de unos días la dejaron salir. "Lucía, no hagas estas cosas. No le digas a otras personas que viste a la Madre María. Es tu imaginación infantil; eso no sucedió; compórtate".

El 19 de agosto Lucía y sus dos amigos se escaparon de la casa para ver si la Madre María iba a aparecer. ¡Y lo hizo! Aquí detenemos la historia.

¿Sabía el ángel lo que le estaba pasando a Lucía? Sí. ¿Le importaba al ángel qué día era? No. ¿Al amor de Dios le importaba Lucía? ¡Sí! Y apareció el 19 en lugar del día fijado. Y esta relación amorosa continuó entre el amor de Dios y la niña llamada Lucía. Dos veces más. Muchas personas. Pero de eso quiero hablar.

Queridos, ahora mismo hay un Cambio en este planeta que va a cambiar los paradigmas espirituales, literalmente; pasando de una energía vieja en que ustedes hacían ciertas cosas, hacia una nueva energía. En la vieja energía tenían que tener cuidado porque había oscuridad todo alrededor. En la nueva energía, donde ustedes se yerguen y celebran el amor de Dios en ustedes de diferentes maneras, hay personas que les van a decir: "¡Tonterías! No hay cambio. No tienes autoridad para hacer esto, hablar a Dios de este modo; retrocede a donde estabas." Te quieren en tu propia cárcel espiritual, como a Lucía. Dirán que no eres digno, que vuelvas a las costumbres anteriores, que te inclines un poco, que sufras un poco, no eres digno para hacer lo que estás haciendo. Ellos no ven el sol amaneciendo. Hay un nuevo amor de luz, como para Lucía, y como sucedió con Lucía, Dios va a esperarte hasta que despiertes, no importa en qué fecha, no importa cuánto tardes, en sentir la verdad y lo apropiado de poder ver el ángel dentro de ti a tu manera. Podrás adoptar la inocencia de un niño y descartar las tradiciones que dicen que no puedes hacer esto. El nuevo paradigma que predijeron los antiguos, que les permite tratar a la luz de modo muy diferente. Quiero que recuerden esta metáfora de la pequeña Lucía, porque el ángel esperó a que ella saliera de su pequeña prisión espiritual y la vio otra vez y otra vez.

Alma antigua, estás despertando a un nuevo tipo de energía, que permite que te pongas de pie erguido y mires al ángel y digas: "¡Gracias por venir! Sé quién eres." Y será el Yo Superior en cada uno de ustedes, el que los ama, conectado con el Espíritu; sin juzgar, sin enojos, sin reglas excepto una: el amor.

No les contaría estas cosas si no fueran así. Estoy aquí en esta tierra para dar información grandiosa a un grupo de almas altamente espirituales: se están liberando de una cárcel espiritual muy, muy vieja. Igual que Lucía.

Y así es.

Kryon

Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro

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