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martes, abril 18, 2023

Parábolas de Kryon - Wo y el Gran Viento


Dios nos ha prometido que estar en nuestro contrato es estar en nuestra pasión. También significa estar en el lugar correcto en el momento apropiado para todo lo que hemos planeado para nosotros mismos en esta vida. Aquí está nuestra última historia, que podría hacerlos pensar dos veces sobre lo que sienten que sería el lugar correcto en el momento apropiado.

Hemos hablado antes de la entidad individual que llamamos Wo. Ahora bien, Wo es el nombre que le damos a este humano que camina por el planeta. No se intenta que Wo represente a un varón o a una mujer, porque cuando estás aquí no eres ninguno de los dos. Pero para el propósito de esta historia y facilitar el relato, Wo será un varón. Porque esta es la historia y el viaje de Wo en el gran viento.

Wo era un individuo iluminado, y vivía en una isla muy pequeña con muchos otros. Vivía una buena vida, porque ciertamente estaba en un sendero espiritual. Llamaríamos guerrero de la luz a Wo, porque él meditaba y seguía a su guía. Tenía buenos hijos con quienes enseñaba la esencia de Dios por medio de su amor. Wo era muy amado por sus vecinos, porque reconocían que era un hombre bueno.

Y así, encontramos a Wo viviendo en la isla. Cada día Wo decía: Querido Dios, te amo tanto. Deseo mucho estar en mi contrato, el lugar correcto en el momento apropiado. Eso es lo que quiero. A medida que Wo avanzaba en su vida, un año tras otro, bajaba diariamente hasta la playa, y con el sonido de las olas golpeando sus oídos, se acercaba al agua tanto como podía sin mojarse, y allí se sentaba. Wo decía: Querido Dios, ponme justo donde corresponde. No importa si me lleva lejos de aquí; quiero estar en mi punto ideal, mi contrato.

Ahora bien, ven, Wo estaba haciendo esto correctamente. Y era muy honrado por esto. Wo también decía: Y en esta nueva era, querido Dios, hay algo que realmente me gustaría que me regales. Sé que algunos nunca reciben esto, pero si es apropiado, déjame ver a mis ángeles guías, aunque sea solo una vez.

De modo que ahora conocen los procesos internos de la vida de Wo en su mente. Este es quien él era.

Ahora bien; una gran tormenta se aproximaba a esta isla con tremenda ferocidad. Wo estaba asustado, porque parecía que la tormenta iba a atravesar directamente su casa. En cientos de años nunca había habido una tormenta así; era ciertamente poderosa. A medida que se acercaba, muchos se fueron de la isla. Pero Wo se quedó, sabiendo muy bien que él estaría en el lugar correcto en el momento apropiado, tal como lo había co-creado.

Wo esperaba que en cualquier momento el viento cambiara milagrosamente su curso. Pero, verán, no lo hizo; en cambio se volvió peor y peor. De modo que los residentes fueron recluidos en sus hogares y se les dijo: No salgan afuera, serán dañados si lo hacen. Entonces la gente permaneció en sus casas, y vieron venir el viento y crecer las aguas. Vieron que sus casas empezaban a desintegrarse y los pedazos de otras casas pasaban volando. Estaban muy asustados. Pero Wo estaba en silencio. No le habló a Dios sobre lo que estaba ocurriendo. Verán, Wo estaba enojado. De hecho, estaba furioso, porque se sentía traicionado. ¿Cuántos años he pedido una cosa? Y ahora que llega el momento no la recibo, se quejó Wo. Los vientos se volvieron más fuertes y Wo más furioso.

Dios no sacó a mi familia y a mí de este lugar inapropiado, gritó Wo con desesperación, oyendo que el porche trasero de su casa era arrancado de sus amarres.

Luego Wo oyó los camiones que venían por las calles a recoger a la gente. Los parlantes de los camiones anunciaban: Ustedes no están seguros. Suban a estos camiones mientras todavía puedan, los llevaremos a la escuela, donde el edificio es sólido. Allí tendrán refugio seguro.

Y así, los grandes camiones fueron juntando toda la gente de la isla, llevándolos a las diversas escuelas e iglesias.

Wo fue a parar a una de las escuelas más grandes, cerca de su casa. Cuando estuvo allí, miró las caras mojadas de sus vecinos, pálidas y temerosas. Pero en los ojos de Wo solo había enojo con Dios por encontrarse en semejante situación.

Todos bajaron por las escaleras hacia el sótano del gran edificio, y se agacharon en los rincones fríos, donde pensaron que estarían a salvo. Por cierto la electricidad se cortó allí también, y estaban en la oscuridad. Aparecieron las velas, pero luego empezó a entrar el agua, y el viento empezó a despedazar la misma trama del edificio de la escuela. Empezaron a oír ruidos del cemento y la madera. Se acurrucaron en la oscuridad, aterrorizados, sin emitir sonidos propios.

Entonces, Wo llegó a una conclusión asombrosa. Se dio cuenta de que no tenía miedo. Estaba muy enojado, pero no tenía miedo. Miró alrededor y vio a todos los que se acurrucaban en los pasillos. El agua les llegaba a los tobillos y crecía. Se congelaban sin ninguna calefacción, ni siquiera luz de las velas, pues las velas solo duraban una hora. También vio su terror, porque muchos sentían que esa noche todo el grupo moriría. ¿Cómo podía no ser así? Si les dijeron que el ojo de la tormenta ni siquiera había llegado a ellos, y que iban a experimentar vientos que serían aún peores. Si la escuela se desintegraba, seguramente estarían a merced de los elementos de la lluvia y el viento. Ningún humano esa noche había experimentado nunca el poder de la naturaleza como lo experimentaban ahora.

Y entonces Wo se puso de pie en el lugar donde se había sentado en su ira, abrazó a su familia y dijo: Hay trabajo que hacer. Estarán a salvo. Y miró a los ojos de sus hijos y dijo: Miren, no hay miedo en mis ojos, porque me han prometido que estaremos a salvo.

Luego Wo empezó a ir de un vecino a otro y de un grupo a otro, Les habló de su amor a Dios y les dijo que Dios nunca le había fallado. Les dijo que estarían a salvo y les impartió el amor que solo podía venir de un ser humano iluminado. Al dejar a cada grupo, vio que el terror también se iba, como una nube negra que se disipara. Les quedaba la esperanza; algunos del grupo empezaron a cantar canciones. Entonces, en lugar del terror en el silencio del miedo, el sonido de los cantos lo reemplazó. Algunos del grupo empezaron a reír, contando historias humorísticas de sus vidas, y el miedo disminuyó y el terror se fue.

Wo, a medida que pasaba de un grupo a otro, hizo su trabajo esa noche, y como alguna clase de milagro, los vientos más fuertes nunca llegaron. En cambio, la tormenta se revirtió y se fue por su lado, disminuyendo lentamente en lugar de intensificarse.

Justo para el momento que Wo terminaba su trabajo, la tormenta había calmado lo bastante para que la gente pudiera regresar a sus casas. El sol estaba apareciendo, y Wo se dio cuenta de que habían estado allí toda la noche.

Al salir afuera, el viento casi había calmado totalmente. ¡Qué rápido se había retirado! Los pájaros cantaban, salió el sol y todos se dirigieron a sus hogares. Oh, y algunos se entristecieron mucho porque sus casas estaban destruidas. Y sí, Wo estaba entre todos estos vecinos, viendo que su techo y su porche ya no estaban, y había entrado el agua y arruinado muchas cosas.

Y así fue que, en las semanas siguientes, empezó la reconstrucción, y siguió bien, lentamente en la isla empezó a tejerse una historia. Verán: había informes de noticias de lo que había sucedido esa noche en la escuela. La gente contaba historias de esa noche terrible, diciendo: hubo un hombre y sus asociados, que vinieron a nosotros en la oscuridad en los momentos peores de miedo. Nos dijeron que estábamos a salvo y nos dieron esperanza. Reemplazaron la oscuridad con amor y paz. Trajeron refugio a nuestra consciencia aterrorizada y también nos trajeron humor. Nos dieron canciones. Y esa noche, eso nos cambió, porque ya no tuvimos miedo.

Nuestros hijos respondieron primero, porque vimos en los ojos de nuestros niños que ellos ya no estaban aterrorizados, y entonces nosotros nos relajamos. El nombre de ese hombre era Wo.

Un grupo tras otro informó este evento asombroso, y para incomodidad de Wo le pidieron que viniera a una ceremonia donde se lo honraría.

De modo que, a regañadientes, Wo fue y oyó el testimonio de los vecinos contando cómo él y sus asociados habían ayudado esa noche.

Después de la ceremonia, Wo fue a la playa y se sentó cerca del agua. Entonces se dio cuenta de qué significaba estar en el lugar correcto en el momento apropiado. Se dio cuenta de que todas sus oraciones y toda su capacidad co-creativa como ser humano en la nueva era había fructificado.

Lo ven, Wo había rezado para estar en el lugar correcto en el momento apropiado, y allí es donde estuvo exactamente. Se dio cuenta de que sus oraciones habían sido respondidas en un 100%.

Entonces Wo lloró, porque se dio cuenta de que una co-creación 100% significaba que sus guías también habían estado allí esa noche. Cada grupo de vecinos había visto a tres: Wo y sus dos asociados.

Wo sabía que había entrado solo en la oscuridad para ayudar a sus vecinos esa noche de tormenta, eso pensaba. Sin embargo todos habían visto a sus ángeles. Dios había respondido a sus oraciones, a todas. Entonces, aunque Wo no estaba conciente de eso todo el tiempo, sus guías angélicos habían sido vistos claramente a la luz de las velas. Sus vecinos los habían descripto, y en las voces de quienes él había ayudado, Wo vio a sus ángeles.

Oh, es verdad que él perdió su casa, y es verdad que algunas posesiones estaban destruidas, pero el contrato que él había acordado antes de venir, se había cumplido. Y todo empalidecía al compararse con eso.

Todas las oraciones co-creativas se habían centrado en estar en el lugar correcto en el momento apropiado. Wo se dio cuenta de que Dios lo había honrado con el completo milagro de la co-creación.

De allí en adelante, Wo supo lo que significaba co-crear y orar por su contrato. Supo que no significaba librarse de todas las pruebas. No significaba que no estaría presente cuando la Tierra se sacudiera. Significaba que él estaría en un lugar ideal y estaría en paz total cuando estas cosas sucedieran.

Y significaba que estaría disponible para facilitar a otros seres humanos cuando más se necesitaba. Cambió su vida, porque descubrió su pasión, la de ser capaz de traer paz a las vidas de otros. En el lugar correcto en el momento apropiado.



Cuando yo acepté hacer el trabajo de Kryon, lo que yo esperaba era estar directamente en mi contrato. Esperaba que mi lugar ideal de pasión me permitiría estar en el lugar correcto en el momento apropiado. Todas las cosas serían perfectas y apropiadas. Eso es lo que Dios prometía.

En mi inocencia sobre la manera en que funcionan las cosas espirituales, no entendí que estar en mi lugar ideal requería las pruebas oscuras que venían con eso.

Me encanta el hecho de que decenas de miles de personas de la nueva era en todo el planeta apreciaran los libros y me escribieran para decírmelo. Esto ciertamente era un lugar ideal.

Me asombró recibir una invitación a la sociedad para la iluminación y transformación, el grupo dentro de las Naciones Unidas, y realmente ir allí y hablar. Conocer trabajadores de luz planetarios tan maravillosos. Me asombré cuando se inició la Revista Kryon y se suscribieron miles, y cuando mi carpeta online de América se volvió la más popular de la nueva era en su historia.

Luego llegaron los ataques al trabajo, como Wo, me enojé. ¿Cómo puedo llevar conmigo una lata de pintura blanca durante años, y de pronto algunos dicen que es negra? ¿Cómo puede un trabajador de luz atacar a otro? ¿Dónde está el amor?

Yo no podía entender por qué el nombre de Kryon era visto como maligno y traicionero. Las citas mal hechas, las palabras retorcidas, ¿por qué alguien haría algo así?

Ahora, en retrospectiva, veo que Dios puso la integridad del trabajo en el fuego. Hizo que la gente repensara lo que se ofrecía. Hizo del discernimiento una cuestión clave en esta nueva era. Nos hizo pensar dos veces antes de creer cualquier mensaje que pudiera venir de alguna entidad.

A través de todo este repensar, Kryon surgió como el mensajero lleno de amor que dijo ser, y miles en todo el país lo reafirmaron por escrito y agradecimiento verbal.

Yo había pasado por el gran viento, y me había sentado con Wo en la playa, y también lloré de alegría por saber que estaba exactamente donde se suponía que debía estar.
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro
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