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domingo, abril 16, 2023

LAS PARABOLAS DE KRYON – Serie 3 – Parábola 3 – El Padre y el Hijo




Aquí hay una historia con que se relacionarán muchos hombres. ¿Tú eres el padre, o el hijo? Aun si no eres uno ni otro, o incluso no eres varón, la historia es relevante para nuestro planeta. Es una historia sobre el odio, el de la clase que dura toda la vida, una de las pruebas supremas de la naturaleza humana.

El odio es como un resorte en espiral; lo que la mayoría de la gente no sabe es que, cuando se lo suelta, tiene un poderoso potencial para ser convertido en amor.

Ahora déjenme contarles la historia sobre el padre y el hijo. Que el amor sature cada poro de su cuerpo mientras la verdad de esta historia real se despliega para ustedes. Ahora es el momento para la sanación que pueden haber pedido antes, porque la sanación viene con la acción. La acción es resultado del conocimiento.



Y entonces, en el planeta Tierra estaba el padre. Ahora bien, todavía no era un padre, pero ansiaba serlo. El nacimiento de su hijo era inminente. Tenía esperanzas de que el bebé fuera varón, porque tenía grandes planes para un niño varón. El padre era carpintero, y deseaba enseñarle a su hijo la carpintería.

Oh, tengo tantas cosas para enseñarle, decía. Le enseñaré los trucos del oficio, y sé que se entusiasmará y seguirá con el nombre de nuestro oficio dentro de la familia. Entonces, cuando ocurrió el nacimiento y fue realmente un varón, el padre desbordaba de alegría. ¡Este es mi hijo!, les gritaba a todos. Este es el que llevará el honor de la familia. Este es el que llevará mi nombre. Este es el nuevo Gran carpintero, porque le mostraré todo lo que sé. Pasaremos muy buen tiempo juntos mi hijo y yo.

Y entonces, cuando el niño creció y tuvo más edad, él amó a su padre. Que lo adoraba y en cada oportunidad le decía: Hijo, solo espera a que pueda compartir estas cosas contigo. Te encantará. Compartirás nuestro linaje y nuestro arte y nuestra familia, y estaremos orgullosos de ti mucho después que yo haya partido.

Pero algo inusual sucedió entre tanto. A medida que la vida seguía, el hijo se sintió asfixiado por la atención del padre. Y empezó a sentir que tenía un camino propio, aunque el hijo no lo reconocía con estas palabras. El hijo empezó a rebelarse de maneras leves. Cuando alcanzó la adolescencia ya no le interesaba lo que el padre tenía para decir sobre la carpintería o el linaje.

Respetuosamente le dijo al padre: Padre, por favor, hónrame. Yo tengo mis propios deseos y aspiraciones. Hay cosas que me interesan y que no son la carpintería.

El padre no podía creer lo que estaba oyendo, y dijo: Pero, hijo, no entiendes. Verás: yo soy más sabio que tú y puedo tomar decisiones por ti. Déjame mostrarte estas cosas. Confía en mí. Déjame ser lo que se suponía que fuera, como tu maestro, y lo pasaremos muy bien tú y yo.

Yo no lo veo así, padre. No deseo ser carpintero, ni quiero lastimar tus sentimientos, señor. Pero tengo mi propio camino, y deseo ir por mi cuenta.

Esa fue la última vez que se usó la palabra “señor”, porque el honor entre padre e hijo gradualmente disminuyó y se desintegró, hasta volverse un vacío de negrura y oscuridad.

Cuando el hijo creció aún más, se dio cuenta de que el padre seguía insistiéndole para que se convirtiera en algo que no deseaba ser. Y entonces el hijo se fue del hogar, ni siquiera diciendo adiós al padre, sino dejando una nota que decía: Por favor, déjame tranquilo.

El padre estaba consternado. Mi hijo, pensó. He pasado veinte años esperando por este momento. Se suponía que él sería todo; el Carpintero, el Gran Maestro del oficio, con mi nombre. Estoy avergonzado. Él ha arruinado mi vida.

El hijo también pensaba: Este hombre ha arruinado mi infancia y me dio forma de algo que yo no elegí ser, y no elijo sentir afecto por él. Y entonces, ciertamente hubo ira y odio entre el padre y el hijo, y permaneció a lo largo de sus vidas. Y cuando el hijo tuvo una criatura propia, una hermosa hija, Tal vez, solo tal vez, debiera invitar a mi padre a ver esta niña de su linaje. Pero luego lo reconsideró: No, este es el padre que arruinó mi infancia, y él me odia. No voy a compartir nada con él. De modo que el padre nunca llegó a ver a su nieta.

Y sucedió que a los 83 años el padre murió, y en su lecho de muerte miró hacia atrás y dijo: tal vez ahora que mi muerte está cercana, llamaría a mi hijo. Y en un momento de sabiduría, sintiendo a la muerte acercarse, mandó a buscar al hijo.

La respuesta del hijo llegó, diciendo: No me importa nada de ti, porque arruinaste mi vida. Aléjate de mí. Y luego el hijo agregó: Me alegraré de tu muerte.

Oh, había una tremenda energía de odio en la mente y en los labios del padre, al tomar su último aliento, pensando cómo podía haber tenido un hijo tan despreciable.

El hijo tuvo una buena vida, y también a los 80 partió, rodeado por una familia que lo amaba profundamente, lamentando por su esencia que ya no caminaría por el planeta.

Y aquí, queridos, es donde la historia empieza realmente. Porque el hijo pasó por la Cueva de la Creación. Hizo el viaje de tres días a donde recogió su esencia y su nombre y fue al Salón de Honor. Y pasó largo tiempo en adoración allí, donde literalmente millones de entidades, en un estadio que ni puedes empezar a imaginar, aplaudían y lo honraban por lo que había atravesado mientras estaba en su planeta. Verán, queridos, todos ustedes han estado allí antes. Pero no podemos mostrarles esto porque arruinaría su tiempo aquí y les daría demasiados recuerdos. Pero volverán allí algún día, para recoger el siguiente color. Estos colores son vistos por todos en el universo cuando los encuentran, Sus colores son como una placa de identidad que indica que fueron guerreros de la luz en el planeta Tierra.

Es difícil para ustedes concebirlo, lo sé, en ese momento en que les cuento la historia. Sin embargo, es verdad. Ustedes no tienen idea de cuán importantes son estas placas únicas de la Tierra. Algún día recordarán mis palabras cuando me encuentren en la audiencia, en el Salón de Honor.

Entonces, el hijo estaba allí recibiendo sus galardones, y sus nuevos colores fueron colocados en su energía para girar con sus otros colores, para mostrar a quienes lo rodearan quién era él.

Y cuando este tiempo terminó, el hijo, en la túnica de la entidad universal real que él era, entró en un área donde inmediatamente vio a su mejor amigo Daniel, aquel a quien había dejado al venir al planeta Tierra. Vio a Daniel a través del vacío y exclamó: ¡Eres tú! Te he echado mucho de menos, por así decir, y se abrazaron entremezclando sus energías.

Y así, con gran alegría, hablaron de todas las épocas universales que habían disfrutado juntos antes de que el hijo fuera a la Tierra. Jugando por el universo con su amigo Daniel, un día le dijo : ¿Sabes, Daniel? Fuiste un maravilloso padre en la Tierra., Mi mejor amigo: tú fuiste un hijo maravilloso. contestó Daniel. ¿No fue asombroso lo que atravesamos como humanos? Qué completa fue la dualidad que nos separó a nosotros – mejores amigos – cuando estuvimos en la tierra. ¿Cómo pudo ser algo así? preguntó el hijo del pasado.

Oh, porque el velo era tan fuerte que no sabíamos quiénes éramos realmente, contestó el padre del pasado. Pero el plan funcionó muy bien, ¿no es así? preguntó el hijo. Sí, lo hizo, contestó Daniel, porque nunca tuvimos ni un atisbo de la verdad de quiénes éramos realmente.

Entonces dejamos a estas dos entidades, que se van a su siguiente sesión de planeamiento.

Y oímos que una de ellas decía: ¡Oh, hagámoslo otra vez! Solo que esta vez yo seré la madre y tú serás la hija.



Esta historia preciosa se cuenta especialmente para algunos de ustedes que la leen ahora y todavía tienen que reconocer el regalo de lo que está sucediendo en su vida. O todavía tienen que reconocer a su mejor amigo. Miren el amor que se requirió para que estas dos entidades acordaran pasar por este drama.

La historia les da un ejemplo de ira y odio. Pero son solo atributos kármicos. Son miedos a romper, y ahora les diré que si el hijo o el padre durante esa vida hubieran reconocido quiénes eran, hubieran entrado en el miedo y el odio y la ira y salido con amor. El otro no lo hubiera resistido, y las cosas hubieran sido diferentes para ambos.

Esta es la lección humana de la nueva era, no importa qué pienses que está ante ti y cómo aparece. Solo podría ser una prueba delgada como papel, lista a disolverse y convertirse en amor y compromiso pacífico.

¿Tienes tú una ira irresoluble para con otro? Es un truco del Karma, y una lección para ti. Porque también sabes de la energía que requiere seguirlo y la manera en que se perpetúa aparentemente sin ti. ¿No es hora ya de soltarlo?

El amor es el poder más grande del universo. Esta energía de amor no es solo lo que les da paz y empoderamiento. Su energía también es responsable por su silencio ante la acusación. La sabiduría y el discernimiento para saber que ayudaron a planear todo lo que les rodea.

Extrañamente, este amor también es responsable de las cosas menos iluminadas que puedas imaginar. Porque la fuente de su estructura kármica también es el amor. A veces puede adoptar un rostro extraño como la ira y el odio hacia un miembro de la familia. Pero el amor es rey del plan y se esconde esperando que lo descubras dentro de la solución de tu miedo.

Tiene sustento y espesor, tiene lógica y razón. Es la esencia del universo, y ha sido pasada a ustedes dentro de las palabras de esta historia.
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro
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