Páginas

miércoles, junio 24, 2020

David Topí - Interdependencia entre números y arquetipos mentales - 16 junio, 2020



Puesto que los dibujos que usamos para los números son una convección y decisión “humana” y han sido desarrollados por varias civilizaciones a lo largo de nuestra historia, tal y como hemos visto en el último artículo, estos no van a cambiar, o no parece que, de momento vayamos a hacerlo, manteniendo “fijos” los grafismos que usamos para representar cada cantidad.



Pero eso no quiere decir que no cambie la energía del campo “numérico” que ese símbolo imbuye y representa, y eso sí que es algo que ha ido alterándose con el paso de los siglos y que, en estos momentos, queda muy lejos de las energías y arquetipos iniciales que teníamos para cada número cuando nuestros ancestros sumerios, asirios o egipcios estudiaban o desarrollaban sus conocimientos numerológicos y matemáticos con estos.

De la misma manera que cuando tenemos un elemento conectado a otro, como por ejemplo un tubo de riego conectado a un grifo, la boquilla de salida del tubo de riego siempre es un elemento fijo e inalterable, pero lo que puede fluir por ella depende de lo que se “inyecte” en el otro extremo donde se encuentra el grifo. Es decir, aunque el número como símbolo esté inalterado (el elemento “boca de la manguera”), el fluido energético que circula y al que esta manguera se conecta varía según cambian las estructuras planetarias y sus energías, los campos mentales donde se ubican los arquetipos, los “campos de datos” asociados a los números, etc.

Para entender esto mejor es necesario recordar las explicaciones que hemos ido dando estos años sobre la estructura de nuestro planeta en sus tres primeros niveles, y analizar donde se encuentra “el agua” que luego circula por la manguera hasta poder llegar a “la boca de la manguera”.

El recorrido desde la parte mental a la parte física

Ya conocemos que la Tierra tiene su parte física y su parte “energética”. El plano físico y sólido es la base más densa de la estructura del planeta que habitamos, y existen otros muchos niveles no físicos ni perceptibles a nuestros sentidos o tecnologías que completan toda la estructura del planeta. Si la “boca de la manguera” de nuestro ejemplo se encuentra en el plano físico, la “tubería” o manguera en sí se encuentra en el plano etérico, que corresponde al segundo nivel estructural en densidad y materialidad. Este plano etérico como ya sabéis contiene todas las estructuras “energéticas” que forman el plano físico, y toda la energía de los planos superiores de la Tierra para poder “densificarse” y convertirse en algo “sólido” han de “bajar” desde el plano mental y superiores hacia el físico pasando por el plano etérico y sus “tuberías”.

Luego, si el plano físico es la parte más densa y luego tenemos el plano etérico, entre medio de estos dos hay partículas de un campo de energía que conocemos como el “sustrato astral”, igual que también existen entre el etérico y el siguiente nivel, el plano mental, donde vuelve a haber partículas de sustrato astral que sirve como “pegamento” para que todos los planos y niveles estén bien cohesionados entre sí.

Así, el siguiente nivel estructurado después de los dos anteriores es el plano o campo mental, en el cual se acumulan todas las “formas mentales”, ideas, conceptos, arquetipos, pensamientos, conocimientos, etc., de todo lo que “existe” a nivel etérico y físico. Por esta razón, el concepto de que el “dos” significa “tal cosa”, está codificado en el arquetipo “dos” del plano mental, y que una “casa” física representa tal otra cosa, también esta codificado en el arquetipo “casa” del mismo plano mental.

De esta manera, y como podemos imaginar, cada significado para cada símbolo, cada dibujo, cada número, cada palabra, cada “cosa” que nosotros podamos usar, está “guardado”, codificado, programado y archivado en su correspondiente “campo de conocimiento” y arquetipo mental, y, si cambia el concepto o cambia el contenido del arquetipo de “eso”, cambia su energía, su codificación, su vibración, la forma en la que se puede usar o dejar de usar, la manera en la que afecta por resonancia a los planos inferiores, etc.

Y todo eso sin que haya cambiado en el plano físico el grafismo o simbolismo de lo que estamos representando, aunque la palabra “casa” tenga un significado ahora, por ejemplo, diferente al que tenía hace veinte mil años (de cueva a edificio de ladrillos, por ejemplo), y el símbolo del cinco actualmente tenga un significado diferente, o algo diferente, al significado que tenía en el antiguo Egipto o en cualquier otra época anterior.

¿Por qué varían los significados y contenidos arquetípicos de las cosas?

Varían porque esos significados y conceptos están asociados a frecuencias y vibraciones, y dependen de las partículas y el contenido imbuido en ellas que forman esos arquetipos ubicados en el plano mental, de manera que, con el paso de los siglos, la estructura planetaria de todos sus planos ha cambiado enormemente en frecuencia, así que las partículas que forman el campo de conceptos que representa el “nueve”, por ejemplo, ha variado enormemente respecto a cómo era ese “campo” antiguamente y el contenido que tenía.

Además, las personas, con la influencia de nuestra psique e inconsciente colectivo, que se ubica igualmente en el mismo plano mental donde se ubican todos los demás campos de conocimientos y conceptos, ha influenciado y alterado también (parcialmente) el contenido de los arquetipos numéricos.

Por esa razón, cuando en un estudio psicológico, por ejemplo, hace tres mil años podríamos decir que una persona presentaba las cualidades “tal”, “tal” y “tal” debido a la reducción numerológica de su nombre, fecha de nacimiento y otros datos numéricos que nos definen a todos, ahora esos rasgos psicológicos, basados en el resultado que nos den los números para esa persona, son algo o bastante diferentes, dependiendo de la combinación de arquetipos y cuánto hayan alterado, cambiado o modificado los conceptos que representan en estos últimos tres o cinco mil años.

Esto no quiere decir que todo lo que sabemos de los números es incorrecto, o que los miles de libros de numerología que se han publicado a lo largo de la historia estén completamente errados o desfasados, pero sí que, dicen nuestros Yo Superiores, hay bastantes correcciones que hacer y hay que hacer bastantes actualizaciones en muchos de los conceptos, definiciones y resultados combinatorios para actualizar las explicaciones y representaciones “actuales” a los números “de siempre”, según el contenido presente ahora en el inconsciente colectivo, en el conjunto de los campos numéricos en nuestro plano mental y según la vibración en estos momentos de los planos, estructuras y sistemas energéticos de nuestro planeta, de nuestra raza y de nuestros vehículos evolutivos.


David Topí