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sábado, agosto 10, 2019

Kryon por Lee Carroll - Hermandad Femenina Lemuriana (67) - Boston, Massachusetts, 20 de Julio de 2019



Canalización de Kryon por Lee Carroll ante la
Hermandad Femenina Lemuriana (67)
Boston, Massachusetts, 20 de Julio de 2019

Encontrarse con una Madre de las Estrellas

Saludos, queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.

Mi socio se hace a un lado esta vez. ¿Cómo se siente, queridas mujeres, tener un libro escrito por ustedes? Todas las canalizaciones en el libro mencionado, todas, eran sobre ustedes en Lemuria; cómo era la vida, qué hacían, cómo se sentía, algunas de las bases de lo que ustedes hacían en estas reuniones; tiene que ver con aquella época. Básicamente era una época de aprender; de eso se trataba. De hecho, algunas de las ceremonias que las mujeres realizaban en Lemuria eran básicamente para enseñar a las mujeres más jóvenes en las ceremonias. Había allí mucha enseñanza sobre las verdades centrales, las que perdurarían en el planeta y con
suerte algún día volverían a despertar en el akash de mujeres de todo el mundo que recordarían las enseñanzas chamánicas. Es la razón de que estén aquí. Por supuesto, aún están aquellas que se sientan en estas sillas este año y dicen "No puedo realmente relacionarme, te creo, Kryon, pero no puedo relacionarme". Eso es muy común, porque te estamos pidiendo que recuerdes una realidad que fue hace muchísimo tiempo, pero queridas, es el primer recuerdo grabado en su akash, la primera vida, la de los 23 pares de cromosomas. De modo que las voy a llevar de regreso y les daré otro recuerdo para reflexionar, para considerar.

Estas cosas son reales; las cosas que les digo ahora son reales; representan una realidad de un pasado lejano, muy distante, pero es una realidad que es llevada dentro de lo que ustedes tienen y llaman registro akáshico. Un registro de todas sus vidas y las cosas que han aprendido y especialmente las que han tenido un impacto sobre ustedes. Nada impactó emocionalmente tanto como el ver a la Madre de las Estrellas por primera vez. Hemos hablado un poco con ustedes sobre esto. Las Madres de las Estrellas no hacían toda la enseñanza; se la dejaban a aquellas que eran descendientes directas. Mele´ha fue una descendiente directa, y ella enseñó a muchos, muchos; desde niños hasta adultos en su mayoría eran femeninas. Ella tenía sus tiempos para enseñar también a los varones cuando eran niños, pero se desprendían en lo que era chamánico, que era su especialidad.

Quiero contarles sobre esa primera reunión. Había un sistema; ya hemos descripto algunas de estas cosas; un sistema para conocer a una Madre de las Estrellas por primera vez. Si los niños eran demasiado pequeños no entenderían, de modo que tenían que tener cierta edad, pero quienes realmente veían a las Madres de las Estrellas por primera vez eran siempre las niñas. Había un momento en que los hombres, los muchachos, los niños, los adultos, todos veían a las Madres de las Estrellas en ciertos tipos de reuniones en ciertas ocasiones en el año; estaba garantizado, pero la primera vez era siempre con las niñas. Ustedes se encontraban con las Madres de las Estrellas por primera vez cuando eran niñas de cierta edad. Había otra reunión, de niñas y niños. Ellos también se encontraban con las Madres de las Estrellas, había un sistema, un sistema igualitario, pero la igualdad de la que hablamos era una igualdad intuitiva. Pero las mujeres eran las primeras porque ellas tenían el don: ellas se iban a convertir en líderes y chamanas. De modo que, de niñas, ustedes se alineaban, se vestían lo mejor que fuera posible en Lemuria para la ocasión, y sabían que iban a conocer a una Madre de las Estrellas, algo fuera del mundo. ¿Cuánto podía saber una niña, verdaderamente, sobre tales cosas? Y se sorprendían, porque durante años habían visto a quienes las rodeaban señalar a las estrellas y decir "De allí es que vinieron; nosotros tenemos una parte de ellas". No se hablaba de ADN, no se hablaba de química. En cambio se hablaba de una parte de lo que las hacía sagradas, especiales, únicas. Y ustedes tenían una parte de las Madres de las Estrellas en ustedes, y lo sabían; aun de niñas lo sabían. También conocían su destino: que al crecer y convertirse en mujeres jóvenes serían separadas de los varones, solo en la enseñanza, y la sustancia de la enseñanza sería más avanzada sobre cosas que ustedes entonces tendrían que hacer. Habría mucha enseñanza sobre la intuición y cómo trabajar con ella y cómo confiar en ella. Pero no había nada igual a esa primera reunión.

Ustedes forman una fila y entraban a una sala, una sala especialmente preparada, que solo se usaba para encontrarse con una Madre de las Estrellas. Y lo que ocurría, que no sería el método de hoy en día, es que la Madre de las Estrellas ya estaba en la sala cuando ustedes llegaban. Hoy en día hay un sentido dramático; cuando se encuentran con alguien importante que han ido a ver, ustedes esperan, y esperan, y se sientan ahí, y luego de algún modo hay un sonido, y alguien llega y todos se sienten fascinados. Pero la Madre de las Estrellas ya estaba allí sentada. No estaba en un asiento; estaba con las piernas cruzadas y hay buenas razones para eso. Significa que estaba al nivel del niño, simplemente sentada allí, para que al entrar, las niñas no se sintieran intimidadas, que la vieran ya sentada y lista para ellas. Nada de una entrada gloriosa que las abrumara, o las hiciera sentir que venía alguien importante - ellas ya conocían la importancia de una Madre de las Estrellas. La otra razón era esta: las Madres de las Estrellas eran grandes, eran muy altas, más altas que lo que aun hoy son los humanos en su mayoría. Esto proviene de una combinación de cosas incluyendo el hecho de ser tan grandes, por su civilización, por su nutrición, todas estas cosas ustedes las entenderían porque incluso las generaciones humanas hoy son más altas que lo que solían ser. Así era el progreso, la evolución en su planeta. Si ella entraba en toda su altura, podía ser sobrecogedor para los niños, y eso era lo último que nosotros hubiéramos querido para las niñitas. Digo "nosotros"; queridos, yo estaba allí. Yo estaba allí en una forma que no es de ningún humano; estaba allí desde el comienzo; el otro lado del velo siempre ha estado representado en la sacralidad de los de las estrellas; parte del entorno incluso son los de las estrellas.

Lo que ustedes verían podría sorprenderlas si lo describo hoy: allí estaba ella; muy interesante que ella no parecía real. Los pleyadianos siempre tuvieron algo que ustedes nunca pudieron pintar, o dibujar, en lo que se refiere a su aspecto. La piel era levemente traslúcida, más que la de ustedes, y siempre se veía el color. Ahora bien, queridos, para que sepan: las Madres de las Estrellas eran de una civilización de color. No era polinesio, no era negro, había casi un tinte de otros colores en la piel, pero no tanto como para decir "es azul" o "es verde", pero debido a esa translucidez era muy hermosa, era clara, era maravilloso mirar esa cara, no del todo humana y sin embargo humana. Y cuando ella abría los ojos y hablaba, a ustedes se les derretía el corazón, y ustedes lo recordaban; era la primera cosa que habían visto alguna vez que era de fuera de este mundo. Y en ese punto se daban cuenta de que la verían otra vez, y que ella les enseñaría cosas especiales y que vendría para momentos especiales. No había una sola, pero ustedes solo se reunían con una por vez. Ustedes aprendían un nombre que no podían pronunciar, y era un momento divertido cuando todos los niños lo intentaban (se ríe), pero no se podía pronunciar con las cuerdas vocales de ustedes. Era parte de la diversión que tenían inmediatamente en esta reunión tan sagrada, como criaturas, como niñas, tratar de encontrar un sobrenombre que pudieran pronunciar. Lo llamaban "sobrenombre por un día", para poder llamarla por un nombre cuando se dirigían a ella, que era el protocolo. Se alentaba a cada niña a decir hola a la Madre de las Estrellas y dar su nombre, y también entonces le daba un "sobrenombre para el día" a la Madre de las Estrellas. No era nada trivial, lo hacía como un mano a mano, divertido y fácil, y cariñoso - después de todo, era una Madre. Ustedes nunca lo olvidarían; está grabado en su memoria.

Hoy más temprano canalicé algo llamado "La Chispa". Algo que ocurre cuando se respira el último aliento en la Tierra y ustedes dicen, "¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios!" Y se dan cuenta de todo lo que no sabían, y ven todo lo que no habían podido ver, y se dan cuenta de que son magníficas. Esta chispa, queridas damas, una chispa que los hombres no recibían, nunca los muchachos se encontraban con un sobrenombre para la Madre de las Estrellas. Esto era el comienzo del chamanismo, de la enseñanza, de relajarse en ser un espíritu. Del amor que está con el espíritu. La parte que es reverente pero no adoradora, la parte que conoce a la Madre como se conoce a una madre. Ustedes podían ver el amor y la compasión en sus ojos, y les cortaba la respiración.

Les pido que encuentren esa parte; eso significa una verdadera realización de cómo se sentía. A ninguna de ustedes se le pide recrear eso en 3D ni pintarlo como era. Todas ustedes pueden recrearlo emocionalmente, porque estuvieron allí. Cuando digo todas, cada una de las mujeres en este salón, eso era en Lemuria, en una época u otra. Cada una de las mujeres en este salón esta noche, conoció a una Madre de las Estrellas. No es ese el caso siempre. Aparentemente siempre están las que han venido para echar una mirada, y preguntarse si estaban incluidas. Pero esta noche, todas ustedes estuvieron. En estas sesiones, eso se vuelve cada vez más común; sienten el llamado y están aquí. Les estoy pidiendo que en algún nivel encuentren esa chispa con que pueden recordar emocionalmente aquel momento cuando conocieron a esa persona de otro mundo. Persona; una humana; con aspecto muy diferente; de otro lugar, y que se convirtió en la semilla de quiénes son ustedes. Y pronto el color ya no importaba; rápidamente la piel traslúcida no importaba, y esa voz que ella tenía con una cuerda vocal doble ya no importaba, y ella no era rara ni era inusual, porque ustedes se enamoraban.

Ella emulaba una compasión solo posible en un ser ascendido que llena el salón con una carga emocional tal que todo lo que ustedes quieren hacer es sentarse y cantar su nombre. Esta era la emulación que ella les daba para que algún día, en un futuro muy lejano, ustedes se pudieran sentar con otras mujeres y el ejercicio sería descubrir la chispa y volver a encenderla y empezar a aprender lo que habían olvidado.

Esta es la verdad, y yo no se la diría si no fuera así. Que comiencen las ceremonias.

Y así es.

Kryon

Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro

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