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jueves, septiembre 03, 2015
José L. Stevens - Consolidando, Simplificando y Accediendo a los Centros Superiores - 17 de agosto, 2015
Traducción: Marcela Borean
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ManantialCaduceo
Las dos primeras palabras ocupan un lugar destacado en un vocabulario pragmático. Se enfocan en la eficiencia y los tiempos exigen ser práctico, organizado y eficiente. Si no eres un pragmático, estas formas de abordar los asuntos en tu vida podrían serte elusivos, así que aquí voy a cubrir este territorio. Vamos a empezar con lo básico y luego pasaremos a los centros superiores.
Esencialmente consolidación significa reunir, fusionar, fundir y combinar con el fin de fortalecer tu posición. Por ejemplo, digamos que tus herramientas de jardín están repartidas por toda tu casa y para encontrar una tijeras de podar o una pala de mano tienes recorrer todo el lugar para encontrar alguna. Revisas el sótano, varios armarios, el patio lateral, el patio delantero y el patio trasero, y en el momento en que has terminado has perdido tiempo y energía, y perdiste la motivación para podar y quitar las malas hierbas de tu jardín. Tal vez en el curso de tu búsqueda encontraste dos o tres podadores viejos desafilados o que ya no tienen utilidad alguna y finalmente encontraste uno nuevo. Tal vez también encontraste azadas, rastrillos, escobas, baldes, etc., que ni siquiera sabías que tenías. Tal vez decides comprar o construir una pequeña caseta de jardín para consolidar a todas ellas, para poder seguirles el rastro más fácilmente. Al hacer esto eres capaz de tirar las herramientas desgastadas y mantener las que aún se encuentran bien. Tal vez encuentres que no tienes rastrillos pero tienes cuatro palas, haciéndote saber que necesitas comprar un rastrillo y vender un par de palas en una venta de garaje. Este proceso emplea tanto la consolidación como la priorización. Podrías simplemente hacer las cosas de la manera antigua y dejarlas desparramadas por todo el lugar, pero eso básicamente te mantendría alejado de la jardinería. Al consolidar y organizar, fortaleces tus habilidades de jardinería, pues puedes hacerlo mucho más fácilmente.
De la misma manera puedes consolidar muchas otras cosas en tu vida. Tal vez tus finanzas son un desastre porque tienes demasiadas cuentas separadas y es más eficiente consolidarlas en una o dos cuentas, permitiéndote saber exactamente cuánto tienes de un vistazo. Puedes consolidar tus tarjetas de crédito o préstamos y terminar pagando menos intereses y ser menos propenso a entrar en mayores deudas.
Ahora la gente piensa que tienes que ser organizado para hacer todo esto, pero la verdad es que hay muchas personas que hacen un negocio del ayudar a consolidar, organizar y priorizar, para que tu no tengas que hacer todo por ti mismo. Eso es una buena cosa. Por otro lado, muchas personas deliberadamente eligen vivir una vida de caos porque convenientemente les permite vivir de una manera irresponsable.
Al consolidar descubres que puedes hacer más con menos. Digamos que te juntas con alguien y deciden irse a vivir juntos y terminan con dos juegos de elementos del hogar. Consolidas al hacer una venta de garaje o pones cosas duplicadas que ya no necesitas en los clasificados, como dos juegos de platos, dos aspiradoras, dos camas king size y así sucesivamente. Tal vez te deshaces de un tercer coche que nadie maneja. Por supuesto, esto te deja con más espacio para moverte y menos gastos en el mantenimiento de elementos adicionales. Conozco personas que han gastado toda su herencia por almacenar artículos de uso doméstico durante años de miembros difuntos de la familia. Qué desperdicio de dinero, espacio y oportunidad para otros menos afortunados de utilizar estos elementos.
Sin embargo no se trata sólo de bienes y cosas materiales que necesitan ser consolidadas, organizadas y priorizadas. Hay muchas otras cosas que necesitan este proceso también. Dar prioridad no sólo establece cuáles son las cosas más importantes que hacer primero, también distingue lo que debe hacerse al final, si es el caso. Esto entonces sugiere eliminar lo que no es importante. Lo que no es importante es la preocupación, el obsesionarse, el estrés y el sentirse coaccionado por los planes de otras personas por lo que ellos piensan que deberías hacer. En otras palabras, lo que tu suegra piensa que debes hacer no es y no debería ser una prioridad. Muchas personas permanecen en matrimonios que son inapropiados o francamente destructivos porque no quieren decepcionar a los familiares o amigos de su cónyuge. ¿Debería eso ser una prioridad? No, no debería serlo. Lo qué es una prioridad es tu propia felicidad. No te puedo decir cuántas personas se quedan en matrimonios horribles porque no quieren que los niños sean infelices. Así que los niños crecen con dos padres odiándose o luchando sin cesar y ¿se supone que eso es darles una buena infancia? La verdad es que los niños son generalmente más felices cuando sus padres son más felices.
Satisfacer las necesidades falsas de la personalidad y reaccionar a los temores debería ser de baja prioridad. Consolidar es útil aquí también. Digamos que al clasificar tus motivaciones en temerosas versus inspiradoras te das cuenta de que todos tus miedos en realidad están relacionados con el hecho de que temes que la gente no te apruebe si haces lo que quieres. Así que ahora en lugar de veinticinco temores sólo tienes un miedo, el miedo a la desaprobación. Eso es algo con lo que puedes lidiar, mucho más fácil que veinticinco miedos diferentes. Consolidar tus miedos, preocupaciones e inquietudes. Es mucho más fácil de esa manera. Siempre encontrarás que tienes menos desafíos de los que pensabas. Luego asegúrate de que tienes tus prioridades en orden. En lugar de que sea una prioridad hacer felices a todos tus parientes políticos, que sea una prioridad cumplir con la tarea de tu vida, esa que te hace feliz.
Las Nueve Necesidades ayudan a las personas a encontrar lo que los hace felices. Sólo como un recordatorio, las Nueve Necesidades son: Seguridad, Aventura, Libertad, Intercambio, Poder, Expresión, Aceptación, Comunión y Expansión. Toda persona tiene estas nueve necesidades en un orden distinto de prioridad, así que mientras la Aventura puede ser la máxima prioridad para ti puede ser la última para tu hermana que puede tener la Seguridad en la posición número uno. Cada necesidad tiene un polo positivo y uno negativo de los que siempre tienes la opción desde cuál operar. Los polos positivos conducen a buenas elecciones con un resultado positivo, pero los polos negativos conducen directamente a las prioridades más pobres. Por ejemplo, las personas con una necesidad de seguridad a menudo priorizaran el polo negativo, preocupación o miedo, porque erróneamente piensan que preocuparse o tener miedo harán menos probable lo que ellos no quieren que suceda. La verdad es lo opuesto. Cuanto más te preocupes, cuando más temeroso estés, más probable es que el mal escenario suceda. Por lo tanto, en lugar de hacer que la preocupación o el miedo sean una prioridad deberían ser eliminados por completo. El polo positivo de la seguridad es la Confianza, así que esta es una prioridad mucho mejor. Cuando confías en que todo va a salir bien y que vas a estar suficientemente seguro, es mucho más probable que eso ocurra. Del mismo modo el polo positivo de intercambio es dar y recibir, una gran prioridad. El polo negativo es calumniar o chismotear, una prioridad que siempre lleva a algo negativo y perjudicial. Así se puedes ver que, en una forma muy práctica, poner las prioridades en orden es una llave a tu felicidad total.
Ya tienes la idea de cómo el consolidar y priorizar puede ser tan útil como forma de mantener la psique organizada, de evitar que la vida se vuelva demasiado complicada. En caso de duda, simplifica. Complicar es estresante y lleva a estar confundido, abrumado, y en general más ansioso. La almas mayores prefieren la simplificación en casi todo, "No te preocupes, sé feliz", "Ama a quien está contigo" “Deja ir, deja a Dios." Tienes la idea. Por otro lado, las almas más jóvenes aman la complicación, desde las jergas complicadas a las negociaciones, leyes, planes fiscales e inversiones complicadas, lo que sea. La complicación conduce a la ofuscación, hace que sea más fácil de ocultar la actividad criminal, te hace parecer más inteligente ante los demás, hace que sea más fácil manipular a otros y así sucesivamente. La complicación es por lo cual nuestras vidas ya no son tan agradables. El caos es complicado. Ser organizado, consolidar y priorizar conduce a la simplicidad pero no es tan dramático, no es tan convincente, no es tan emocionante como el drama súper complicado. ¿Qué es un drama super complicado? Por un lado la guerra, por el otro la política. ¿Qué tal los divorcios o demandas super desagradables? ¿Qué tal el no decir la verdad y tratar de mantener un registro de todas las mentiras y a quién se les dijiste? Habla acerca del estres. ¿Qué tal el tener complicadas y múltiples motivaciones para hacer algo? ¿Qué pasa si lo hiciste simplemente porque te encanta? Más fácil, pero menos interesante y dramático.
Cuando la vida es más simple y distrae menos es mucho más fácil acceder a los centros superiores. La razón por la que las personas no acceden a los centros superiores es que están tan distraídos por los centros inferiores, los centros intelectual, emocional y del movimiento. Cada uno de los centros inferiores que tienden a dominar la vida de la mayoría de la gente tiende a dirigirlos hacia la obsesión. Muchas personas se obsesionan con sus pensamientos, otros con sus sentimientos, otros más con sus acciones. Ninguno de ellos estaba destinados a dominar la vida. Son herramientas para la vida y eso es todo. ¿Y si tuvieras una sola herramienta para hacer todo? Digamos que un martillo. Si todo lo que tenías era un martillo, entonces tu percepción se volvería miope y estarías gravemente limitado en lo que podrías lograr, especialmente si necesitaras serruchar o medir algo. Tal vez alguien tiene nada más que una cinta métrica o una sierra. Imagínate lo que sería la vida si estuviera restringida a una de estas herramientas. Los centros están destinados a ser fluidos, a fluir de uno a otro según sea necesario, un pensamiento, un sentimiento, una acción, todas las herramientas en uso. Cuando estas herramientas se vuelven fluidas es mucho más fácil acceder a los centros superiores.
¿Cuáles son entonces los centros superiores? Los centros superiores son versiones de frecuencias más altas de los centros inferiores. Los centros inferiores son formas sencillas de reaccionar a los estímulos. Una puerta se azota e instantáneamente calculamos si fue el viento, un intruso, una persona enojada y así sucesivamente. Una puerta se cierra y nos sentimos molestos. Una puerta se cierra y saltamos para reasegurarla. Estas son nuestras opciones con respecto a los centros inferiores. Los centros superiores conducen a algo más. Una puerta se cierra y como un golpe Zen estimula una organización superior de las frecuencias que llevan a una respuesta superior. En lugar de un simple cálculo, de un sentimiento, o de una acción, el portazo nos catapulta a un momento instantáneo de presencia definitiva, en síntesis nos despierta de nuestro letargo, de nuestro adormecimiento, de nuestra hipnosis. De repente nos damos cuenta de que estamos vivos, presentes en nuestro ser Dios, en contacto con la esencia, todo incalculablemente hermoso, y somos inconscientes del paso del tiempo. Y luego pasa pero no sin haber cambiado algo profundo dentro de nosotros. Un centro inferior no nos cambia, no nos transforma, se olvida enseguida. Una experiencia de centro superior puede quedarse con nosotros durante toda nuestra vida. Es el momento en que nos damos cuenta sin una sombra de duda de que amamos a alguien, que tal vez esta es la persona con la cual nos casaremos sin importar nada.
A veces la experiencia de un centro superior es una que es estimulada por una emergencia extrema, un roce de cerca con la muerte, una pérdida terrible. Por ejemplo, puede ser el momento en que uno elige renunciar a su vida por el bien de un amigo o de un ser querido al saltar sobre una granada o puede ser dejar ir una cuerda de seguridad como el personaje de George Clooney en la película de Gravedad. Ese puede ser un momento no de pérdida sino de felicidad y satisfacción extrema, como si no hay nada mejor que hacer en la totalidad de la vida que este acto de altruismo. Podría ser dejar que alguien más gane lo que nos hemos esforzado por conseguir durante años, simplemente por un acto de generosidad. Puede ser alejarse de un ser querido, porque eso es simplemente lo que es mejor para ellos en el largo plazo. Todo esto y más pueden ser experiencias de los centros superiores: la visión desde la cima de una alta montaña justo antes de que la tormenta se cierre; la verdadera comprensión final de lo que nos había eludido durante toda nuestra vida; la prisa por caer desde el borde del espacio y ver toda la tierra resplandeciendo en azul por debajo; la experiencia de unión con la esencia en un profundo estado de meditación. La pérdida total de la conciencia de sí mismo en un acto de hacer el amor. Dejar ir un pájaro herido cuya ala se ha reparado y contemplarlo en dicha mientras se aleja volando.
Si bien estas experiencias de centros superiores podrían ser raras para la mayoría de las personas no tienen que serlo. Pueden ser experimentadas como aspectos habituales de la vida, estados mentales enrarecidos que exhaustivamente toman el control de los sentidos y de la percepción de manera diaria, semanal o mensualmente. Ellos están totalmente disponibles para disfrutarse por cada ser humano, si ellos también desean experimentarlas.
Al final no podemos vivir con alegría sin estas experiencias de centros superiores. Cuantas más de ellas, mejor. Cuantos más momentos podemos olvidar nuestras preocupaciones, complicaciones, y obsesiones, más felices nos volvemos. Los centros inferiores están llenos de complicaciones, ¿qué tal si esto y qué pasa si aquello? Parálisis de análisis. Los sentimientos de celos, envidia, resentimiento e irritación son complejos. Hacer un seguimiento de todas nuestras estadísticas vitales en monitores de muñeca es complicado. Contar calorías es complicado. Preguntarse si el amor está viniendo, es complicado. No perdonar es difícil. Estar apegado a un antiguo camino desgastado es problemático. ¿Es realmente tan necesario? ¿Y si simplemente acariciamos al gato, rascamos al perro, disfrutamos de la tostada de canela, observamos la lluvia de meteoritos, sentimos la brisa, admiramos la tormenta, decimos sí a un nuevo camino?
La consolidación conduce a la simplicidad. Organizar con efectividad conduce a la simplicidad. Priorizar nos ayuda a simplificar. La simplificación conduce a experiencias de los centros superiores y que a su vez refuerzan la simplicidad. Bastante simple.
Ángeles de Crystal